Es bien sabido que la infancia de Drew Barrymore no fue nada fácil. A los dos años ya trabajaba como modelo y a los siete dio el saltó a la fama tras su participación en la película E.T, el extraterrestre. Pero la cosa no se quedó ahí. Tal y como señala el periodico The Guardian, la actriz empezó a consumir alcohol cuando tenía solo 11 años, con 12 empezó a consumir sustancias y con 13 había perdido por completo el control de su vida.
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La inestabilidad de su hogar tampoco la ayudó a ello. Su padre, el actor John Drew Barrymore, era un hombre violento y alcohólico y su madre, Jaid, que a la vez era su manager, era aún demasiado joven para tanta responsabilidad y que quería ser su amiga en lugar de su madre, por lo que la actriz siempre tuvo el pensamiento de que acabaría muriendo joven, concretamente y tal y como ha confesado ella misma, “a los 25 años”. Sin embargo, a pesar de todos los problemas a los que tuvo que hacer frente, la fortaleza de Drew acabaría ganando la batalla, aunque el camino no fue nada fácil y le dejó algunas marcas difíciles de borrar.
Se fue de casa con 14 años y aún sin cumplir los 25 se había divorciado dos veces. Hollywood la repudiaba, sus excesos eran de sobra conocidos y los guiones no llamaban a su puerta. Sin embargo, un día todo eso cambió y ahora, a sus 46 años recién cumplidos el pasado 22 de febrero, la actriz ha sabido reinventarse, es madre de dos hijas y ha recuperado la confianza de la meca del cine. Pero a pesar de todo esto, Drew no olvida su pasado y recientemente durante su participación en el programa 'The Howard Stern Show' de SiriusXM, la actriz echaba la vista atrás para rememorar unos de los capítulos más duros y crueles de su vida, aquel en el que su madre la internó en un psiquiátrico con tan solo 13 años.
“Tenía problemas y demasiados recursos”, comenzaba explicando la actriz. “Iba a clubes nocturnos, faltaba a la escuela y en ocasiones, robaba el coche de mi madre... estaba fuera de control” admitía Drew, que incluso intentó quitarse la vida. Por esta razón su madre decidió ingresarla en un centro especializado en enfermos con adicciones y trastornos psiquiátricos graves. “Estuve en un lugar llamado Van Nuys Psychiatric durante un año y medio. Allí no podía perderse el tiempo, si lo hacías te trasladaban a una habitación acolchada o te sujetaban en una camilla” confesaba Drew al presentador de radio Howard Stern, quien respondía a la actriz diciendo: “¿No crees que si tu madre hubiera estado más preparada y simplemente se hubiera sentado a hablar contigo para saber qué es lo que te pasaba se hubiera evitado todo eso?” "Creo que creó un monstruo y no sabía qué hacer con el monstruo", respondió Barrymore. “Este fue su último cartucho, yo estaba fuera de control, y la perdono por tomar esta decisión. Probablemente sintió que no tenía a dónde acudir. Estoy segura de que vivió con mucha culpa durante años por haber creado ese monstruo, pero luego creo que vivió con mucho dolor porque no le hablé durante mucho tiempo”.
“¿Mantienes actualmente comunicación con tu madre?” le preguntó el conductor del programa. “Sí, nos hemos mandado mensajes esta misma mañana. Estoy muy contenta de que hayamos encontrado una solución, nos hemos pasado toda nuestra vida tratando de resolver las cosas ” admitía la actriz. “Tengo mucha más empatía con ella ahora.Tengo 46 años y soy madre de dos niñas”, continuaba diciendo la actriz de Los Ángeles de Charlie. “Es difícil y crío a mis hijas de manera mucho más tradicional y protectora. Es una gran antítesis de mi educación ".
Drew, que confiesa que ha pasado más de “30 años de terapia” ha explicado que el centro donde ella estuvo internada nada tenía que ver con los actuales. “Solía reírme de esos lugares de Malibú en los que las celebrities pasan 30 días internadas y que parece que son unas vacaciones con spa. Lo mío era un centro psiquiátrico a todas luces”.
A pesar de lo duro de su experiencia, la actriz acabó confesando : "Fue lo mejor que me pasó, de una manera enfermiza, porque me enfrió".