jorge sanz© Javier Alonso

Jorge Sanz, las luces y sombras de su vida, en su entrevista más íntima y personal

Aclara su situación económica, nos habla de cómo ha superado los momentos difíciles, de esta nueva etapa llena de ilusiones y de cómo vive ahora rodeado por sus tres hijos y la mujer de su vida


Actualizado 25 de febrero de 2021 - 17:58 CET

A sus cincuenta y un años, y con cuarenta y dos de carrera, la vida de Jorge Sanz está hecha de muchas. Tenía apenas nueve cuando rodó su primera película, La miel, junto a Jane Birkin. Su primer papel internacional no tardó en llegar. En 1982, con once años, trabajó junto a Arnold Schwarzenegger en Conan, el bárbaro, y siguieron dos décadas de éxitos, un Goya (seis veces candidato) en 1990, el Óscar con el equipo de Belle Époque en 1994… Suma y sigue. Pero llegaron los altibajos. “Hay que saber estar arriba y abajo”, nos comenta el actor, que asegura haber vencido a sus demonios.

Para ti que te gusta

Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!

Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.

Este contenido es solo para suscriptores.

Suscríbete ahora para seguir leyendo.

TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

“He estado desde lo más alto, ganando un Óscar, a lo más bajo”

Vivo con una mujer que adoro, que es el centro y el pilar de mi familia, y con mis hijos. He conseguido librarme de todo lo cáustico que había en mi vida y me encuentro mejor que nunca”, añade el intérprete, apasionado por su oficio y por sus tres hijos, que se llevan doce años entre ellos: Marta, de treinta, cuya historia nos cuenta por primera vez; Merlín, de dieciocho, que tuvo con la recordada Paloma Gómez, el luchador de la familia —padece fibrosis quística— y por el que Jorge pelea sin descanso, y el pequeño Lope, de seis, de su unión con la que es, según nos revela, “la mujer de mi vida”, Aurelie Domingues. No se olvida de Guoxu, el chico de diecinueve años que tiene apadrinado desde hace tiempo y es uno más de la familia.

Jorge Sanz© Javier Alonso
‘Vivo con una mujer que adoro, que es el centro y el pilar de mi familia, y con mis hijos, es decir, rodeado de personas que quiero’, nos dice Jorge Sanz.

En esta etapa llena de proyectos, además de la televisión donde le podemos ver y sorprende cada día, tiene previsto continuar con la serie ¿Qué fue de Jorge Sanz?,un pequeño papel en la nueva película de Santiago Segura y rodar en Mallorca con David Trueba, que “me ha escrito un personaje maravilloso”. Además, él, motero de toda la vida, como quien dice, ha lanzado junto a la reconocida firma de un amigo suyo especializada en motos, una colección de botas, Red Series by Jorge Sanz (https://jorgesanzsignature.com/).

“La mejor ‘belle époque’ de mi vida viene ahora. Estoy francamente bien. He encontrado el equilibrio”

—No ha sido esta la mejor belle époque de tu vida, Jorge.

Yo creo que la mejor belle époque de mi vida viene ahora. Como en todos los oficios artesanos, la edad y la experiencia es lo que te termina de hacer bueno.

—¿Cómo estás en este periodo?

—La verdad que francamente bien. Ahora he encontrado por fin el equilibrio en mi vida. Llevo cuarenta y pocos años de oficio y, de esos, veinte han sido muy muy largos… —ríe—.

© RR.SS.
Jorge Sanz, arriba, rodeado por su familia, sus tres hijos: Marta, de treinta años, nacida de una relación de juventud y a quien el actor conoció cuando tenía dieciocho; Merlín, de dieciocho, de su unión con Paloma Gómez, con la que rodó la inolvidable película ‘Valentina’, y el pequeño Lope, de seis, de su actual relación con Aurelie Domingues, que también aparece en la imagen.

—Con muy largos te refieres a…

—Pues me refiero a que, durante veinte años, que se dice pronto, de los dieciocho a los treinta y ocho, más o menos, no soportaba la idea de que pudiera haber alguien pasándoselo bien en algún sitio y no estar yo. Pero eso aquí, en Miami, en Los Ángeles, en Francia… En todos los lados donde he estado. He exprimido la vida todo lo que he podido y un poquito más.

—¿Y cómo has aguantado ese ritmo?

—Bueno, como dicen los boxeadores, los golpes salen al final, y yo tengo un infarto, dos estents… y ha llegado el momento en que me toca cuidarme. Yo creo que sí, ahora empieza la mejor etapa de mi vida. El pasado es el pasado y ya no existe, pero yo me siento inmensamente afortunado, soy un privilegiado, porque he vivido una época maravillosa del cine y de la televisión, que ya no se va a volver a repetir. Y en esta vida sobrevive el que esté preparado para los cambios y el que se sepa adaptar.

“Gracias a mis hijos y a Aurelie, que me han salvado la vida… Intenté casarme con ella dos veces, pero al final no pudo ser. Ahora estoy en ello, es la mujer de mi vida”

Grandes amigos en este oficio

—Llevas delante de las cámaras desde que tenías poco más de ocho años… ¿Tú has aprendido a adaptarte a los cambios y a los altibajos?

Fernando Fernán Gómez decía que la fama en este país dura solo cuatro o cinco años. Y Serrat contaba que tú haces una canción como Mediterráneo, maravillosa, la gente la escucha, no para de cantarla, y llega un momento en que se cansa. No hay que ir detrás de la fama, sino hacer lo tuyo lo mejor posible y con todo el cariño del mundo, aunque sea pequeñito. Y en un momento dado la gente te redescubre de alguna manera. El éxito de mi oficio no es tener uno o dos éxitos, sino aguantar en el tiempo.

© Gtres / Europa Press
El actor, en una escena de ‘Belle Époque’, que ganó el Óscar en 1994. A la izquierda junto a Paloma Gómez, con la que rodó la inolvidable película ‘Valentina’, y madre de su hijo Merlín.

—Hace poco, un comentario tuyo ha causado un gran revuelo. Dijiste que Antonio Resines y Santiago Segura llevaban dos años manteniéndote, ¿cómo es tu situación real?

—Pues por un lado es un comentario al que se le ha dado mucho más bombo del que tiene, pero, por otro, y todo hay que decirlo, también yo soy un poco metepatas, porque mira la que se ha liado por querer dar las gracias a Resines y Segura por echarme un cable en un momento dado… Nosotros, siempre que podemos, nos echamos un cable, todos lo hemos hecho de alguna manera porque sabemos como es este oficio, lleno de altibajos.

“He exprimido la vida todo lo que he podido y un poquito más. Como dicen los boxeadores, los golpes salen al final y yo he sufrido un infarto, tengo dos estents… Ha llegado el momento de cuidarme”

—¿Y qué ha sucedido para que tengan que echarte un cable?

—Se me han juntado varias cosas. A mí me quemó mucho una campaña que hice para conseguir que la sanidad pública tuviera un medicamento que llevaban cuatro años negándonos. No es la cura definitiva para la fibrosis quística, pero aumenta casi en veinte años la esperanza de vida.

—Es la enfermedad que padece tu hijo.

—Sí, y ahí yo pensé que tenía una parte muy importante que cumplir y que debía cumplirla. Mi hijo Merlín tuvo, además, el valor de decirme: “Papá, puedes utilizarme a mí siempre que quieras, porque esto es para una cosa muy buena y es para que lo tenga todo el mundo”.

© Javier Alonso
Después de un tiempo alejado, está viviendo una nueva etapa, la mejor, asegura, llena de retos y proyectos. Participará en la nueva película de Santiago Segura, después rodará con David Trueba.

—Y te pasó factura.

—Hice esa campaña que me quemó mucho, como te digo, fue muy costosa. Yo no estoy acostumbrado a hablar de mi vida privada, y tienes que sacar cosas que son muy dolorosas, coincidió además con la muerte de la madre de Merlín, y de alguna manera me pasó factura, sí.

—¿Cómo te han ayudado, entonces?

—Para mí los impuestos son sagrados y del año pasado tenía un aplazamiento grande, debía pagar dos mil quinientos euros al mes. Para un tipo que está dedicado a otras cosas y que está en pleno bajón… Hombre, como eres alguien popular, siempre puedes hacer una gala aquí, un programita allá, siempre tienes algo donde agarrarte, pero ha habido un par de meses de decir: oye, que no puedo. Y, entonces, me dijeron: “Tranquilo, que este mes te cubro yo”. Y lo que quiero es, de alguna manera, agradecérselo públicamente. Tengo la inmensa fortuna de tener grandes amigos en este oficio y entre todos nos ayudamos.

“Se han juntado varias cosas. Me quemó mucho y fue muy costosa una campaña que hice hace dos años para que un medicamento de la fibrosis quística, la enfermedad de mi hijo Merlín, llegara a la sanidad pública”

Tarde, pero a tiempo

—Ahora estás en un momento de resurgimiento televisivo.

—He estado mucho tiempo apartado por varios motivos. A ver, yo no cambiaría ni una coma de mi vida. Todo lo que he hecho es lo que me ha traído hasta aquí. Las cosas buenas que me han pasado me han hecho disfrutar la vida, pero las cosas malas me han hecho apreciarla también. Ahora…, en los últimos años, la vida pasa y los golpes salen, los niños crecen, los problemas también y entonces, pues bueno, he llegado a tener un poco de desorden y vulneré la norma básica, la ley número uno del buen cineasta, que es: hagas lo que hagas, no falles. Y yo estaba empezando a pinchar hace años ya. He conseguido quitarme las cosas que me restaban y, de repente, me he convertido en lo que soy ahora, un tipo con una experiencia excepcional, con una familia excepcional, que tiene la inmensa fortuna de vivir donde y como quiere, y, de hecho, mis hijos viven todos conmigo.

—¿Tu hija Marta también?

—No, ya no porque tiene treinta años y es totalmente independiente, pero ha vivido conmigo. Es una historia muy bonita.

—Nunca la has contado.

—Te la voy a contar. Yo estaba rodando ‘Los jinetes del alba’ y tuve una aventura con la chica del bar del hotel donde nos alojábamos. Casi un año después, vino a verme para decirme que estaba embarazada. Estaba ya de siete meses.

“Me fui a vivir al campo por Merlín, no le sentaba bien la ciudad. Es un valiente y me ha enseñado lo más grande. Por supuesto que me acuerdo de Paloma, su madre… La vida debería ser como te gustaría y no como es”

—¿Cuál fue tu reacción?

—Al principio, uno no sabe, yo era joven y no reaccioné a tiempo, la verdad. Más adelante le dije: “Mira, esto hay que arreglarlo de alguna manera. Vamos a hacernos las pruebas de paternidad”. Y entonces entendí por qué había cortado el contacto conmigo, que, además, fue de manera radical. Y era porque uno de los mozos del pueblo se había casado con ella con la condición de que a mí me borrara de su vida totalmente. Y este hombre, al que yo respeto mucho, me dijo que era su niña bonita, que la había criado él. Y me pareció de ley escucharlo.

—Entonces, ¿cuándo  conociste a tu hija?

—Le dije: “Tú has reaccionado, es el amor de tu vida y has criado una niña que es lo más maravilloso que hay en el mundo, pero es mi hija, y cuando cumpla dieciocho años apareceré. Y, hasta entonces, cualquier cosa que necesitéis, ahí estaré yo”. Tengo toda su vida en fotos porque la abuela me las mandaba. Y no hubo un solo día de mi vida que no me arrepintiera de no haber reaccionado a tiempo. Estuve meses escribiendo en una libreta un guion de lo que quería decirle y el día que cumplió dieciocho años la llamé. A la semana siguiente, yo estaba en Oviedo conociéndola y a los tres meses ya estaba viviendo conmigo en Madrid. Y ahora estamos locamente enamorados el uno del otro, me quiere con locura y yo la quiero a ella con locura. Es muy divertida, tiene el humor de los Sanz, es mi apoyo, mi confesora y nos adoramos.

© Efe
© RR.SS.
Ganó el Óscar junto al equipo de ‘Belle Époque’ (sobre estas líneas, con Penélope Cruz y Fernando Trueba) y el Goya, cuatro años antes, en 1990, por ‘Si te dicen que caí’ (arriba).

Muchas vidas

—¿Los malos momentos de los que hablabas son de los últimos dos años a esta parte?

—Un poco antes, sí. Yo lo que más deseaba en mi vida era tener a mi hijo Merlín. Primero, por el agujero que yo tenía con mi hija, y, luego, porque me moría de ilusión. Y lo que más quieres en la vida… Al principio, con Merlín me decían que no llegaría al año de vida y la esperanza de vida entonces era de ocho. Yo me metí en la Asociación Madrileña de Fibrosis Quística, es una enfermedad relativamente nueva, es genética, pero se han ido dando grandes saltos. Cuando Merlín tenía dieciséis o diecisiete años, la esperanza estaba en treinta, y ahora, con el nuevo medicamento, hemos aumentado otros veinte.

—Merlín quería ser especialista, ¿es así?

—Sí, se prende fuego atado a una silla, se lanza desde veintiocho o treinta metros. Es alucinante. Ha estado en la escuela de Ángel Plana. Nosotros somos muy amigos.

“Estaba rodando ‘Los jinetes del alba’ y tuve una aventura con la chica del bar del hotel. Meses después, me dijo que estaba embarazada”

—Has dicho que tus hijos te han salvado la vida.

—Sí, es verdad. Porque, a ver, la vida que llevaba… Ser Jorge Sanz en una época determinada en España era como ser Gardel en Argentina o ser Valentino en Hollywood. Yo tenía un ático de noventa metros cuadrados que, si sus paredes hablaran —ríe—, y bueno, pues todo lo negativo que me ha pasado en la vida he sabido darle la vuelta y convertirlo en algo positivo.

Jorge Sanz, las luces y sombres de su vida, en su entrevista más íntima y personal

—Es que has vivido mucho y muchas vidas, Jorge. Habrás conocido a muchísima gente.

—Muchísima. Yo tengo amigos hasta en el infierno. Especialmente, en el infierno. A mí me llaman flâneur, una palabra francesa que significa paseante, uno que va por las calles sin rumbo, observando y abierto a todas las vicisitudes. Es una figura literaria del siglo XVIII y a mí me define muy bien.

“No hubo un solo día en que no me arrepintiera de no haber reaccionado. Cuando mi hija Marta cumplió dieciocho años, la llamé, y tres meses después vivía conmigo. Ahora estamos locamente enamorados”

—Un paseante de la vida, vamos.

—Efectivamente, y nunca me ha ido mal. A mí me gusta ser de todos los clubes que pueda, entre ellos, soy de los Night Wolves, el club de moteros de Putin; en España, solo hay dos miembros. Para poder entrar, tienes que haberte jugado la vida por un ruso o por otro night wolf… Y yo lo hice, en la Habana. En Rusia, soy intocable para la mafia, el Estado y la policía. Una vida en el campo.

—Has tenido que ganar mucho dinero.

—El otro día, mi madre me dijo: “Tú es que te has gastado fortunas” y me pareció un epitafio buenísimo: “Jorge Sanz vivió y se gastó fortunas”. Por ejemplo, comencé a rodar con Almodóvar Carne trémula y, a la semana, me puso de patitas en la calle. A corto plazo, fue muy fastidioso, pero me pagó la película entera. Y con ese dinero les compré a mis padres, que se acababan de retirar, una casita preciosa en el Valle de Arán y a mi madre un Panda 4x4, que es el que sigo usando yo ahora. En esa casa es donde mis sobrinos han aprendido a esquiar, donde mis padres han sido felices, donde digamos el núcleo familiar ha tenido el centro.

© Javier Alonso
Jorge Sanz ha lanzado, junto a la reconocida firma de un amigo suyo especializada en motos, una colección de botas, ‘Red Series by Jorge Sanz’, que él mismo, como buen motero que es, lleva en este reportaje.

—¿Y has sabido ser previsor para el futuro?

—Lo justo. Efectivamente, yo he gastado fortunas, pero compré la casa del Valle de Arán, otras dos en Madrid, un ‘loft’ en otro lado… Invertí, de alguna manera. De lo contrario, yo ahora estaría debajo de un puente y, sin embargo, vivo en una casa fantástica que he reconstruido yo, con diez mil metros cuadrados de parcela, donde tengo ocas, gallinas, esturiones, perros… Luego me lo tuve que ir gastando todo y, de alguna manera, está enfocado en esto. La tengo pagada, no le debo nada a nadie, a ningún banco y solo le debo no sé si dos o tres mil pavos a Resines y otro tanto a Segura (ríe).

‘He necesitado ayuda’

—Hace siete años, sufriste un infarto, habrá un antes y un después.

—Por supuesto que sí. Después de un infarto, te intentas cuidar y te quitas un poco de todo. La vida te pone en situaciones muy complicadas, pero es que yo ya no quiero una vida fácil. Y si me ha puesto una serie de dificultades, es porque sabe que yo las voy a sacar para delante. Incluyendo la enfermedad de Merlín. Hasta eso yo creo que me ha venido por algo.

—¿Dirías que has luchado contra tus propios demonios?

—Sí. Es que la vida da duro. Y últimamente me ha pillado bajo de defensas y con la cabeza un poco aturdida y he tenido que dar un volantazo para seguir aguantando el combate. Gracias a mi familia, a mis hijos, a Merlín sobre todo, a mi hija mayor, Marta…

© Efe
Jorge, en Almería, donde recogió hace año y medio el premio Tierra de Cine y recibió su estrella, la número 21, del Paseo de la Fama.

—¿Has llegado a estar deprimido?

—A ver, durante veinte años acostumbrado a salir todas las noches, te habitúas a consumir un montón de sustancias, unas más que otras, pero hay algunas que te hacen saltar los fusibles y ya no puedes volver a tomarlas. Yo tenía que recuperar el temple y mi educación y la entereza suficiente como para poder enfrentarme a los problemas sin tener que tomarme nada y poder solucionarlos. Llevo años trabajando en mí mismo y en estar como estoy ahora. Estoy feliz de la vida y mi familia también. Gracias a Aurelie, que me ha salvado la vida…

—¿Ese fue el motivo por el que te fuiste de la ciudad al campo?

—Eso fue hace quince años, por mi hijo Merlín. Le sentaba mal Madrid y nos fuimos. Es mi ojito derecho el tío, es un valiente y me ha enseñado lo más grande. A Paloma, la madre de Merlín, me la llevé a vivir a Torrelodones también, y ella vivía en el pueblo y nosotros en el parque natural.

—Te acordarás también de ella.

—Por supuesto. La vida debería ser como te gustaría y no como es. Con Paloma me reencontré cuando ella trabajaba como bailarina en Telecinco. Entonces, la atropelló un coche, le rompió la rodilla, lo tuvo que dejar y le dije: “Ahora te vienes conmigo”. Y me la llevé.

“Ser Jorge Sanz en una época determinada en España era como ser Gardel en Argentina o Valentino en Hollywood. Yo tenía un ático de noventa metros cuadrados que si sus paredes hablaran… —ríe—”

—Y, a veces, uno para salir de las cosas necesita ayuda. ¿Tú has necesitado ayuda?

—Sí, y he sabido pedirla a tiempo, ser humilde. Pides ayuda y sales.

—Por cierto, ¿te casaste con Aurelie?

—Lo intenté dos veces, pero las dos veces no pudo ser. Y ahora estoy en ello, porque quiero, es la mujer de mi vida.

—¿A ti qué o quién te ha puesto las pilas en la vida?

—Básicamente, mi entorno, mi familia y mis amigos. Y luego la vida misma. Ya te digo, desde los nueve años llevo dando tumbos por el mundo, he dado tres veces la vuelta al mundo… Estuve ocho meses en Uruguay trabajando y en Argentina igual, en Cuba, Brasil, Méjico, Guatemala, Nueva York incluso. Yo qué sé. Me considero un privilegiado de esto, de pasar por la vida así.

—¿Te consideras un superviviente?

—Sí, totalmente.

De lo malo no te acuerdas

—David Trueba también es muy buen amigo tuyo.

—Sí, muy buen amigo. Hemos trabajado juntos desde Guerrilla. Cuando él estaba en Los Ángeles estudiando en el America Film Institute, fui para allá porque no le iba a dejar solo, y pasamos fin de año en Tijuana. Y de ahí salió ‘Los peores años de nuestra vida’ —ríe—. Hemos estado desde lo más bajo a lo más alto. Porque de repente hemos estado ganando un Óscar con Belle Époque, que la escribió él, pero recuerdo la primera vez que estuve en Los Ángeles… Quería darle una sorpresa a un amigo, pero no estaba, yo no tenía ni un duro y me puse a trabajar en un youth hostel limpiando la roña de los baldosines de las duchas, porque con eso me daban comida y una cama. Estrenaban ‘Amantes’ en un circuito hispano de por ahí, el distribuidor me dijo que me conseguiría algunas entrevistas y me quedé una temporada.

© Javier Alonso
“El año pasado tenía que pagar dos mil quinientos euros al mes por un aplazamiento de impuestos y hubo un par de ocasiones en que no podía. Tanto Resines como Segura me dijeron: ‘Tranquilo, que este mes lo cubro yo’. Y quiero agradecérselo públicamente”, aclara Jorge.

—¿Te arrepientes de algo en tu vida?

—Sí, pero daría los mismo pasos. Yo he hecho barbaridades y me arrepiento de muchas cosas, pero no cambiaría ni una coma de lo que he hecho en mi vida porque es lo que me ha traído hasta aquí.

—¿Has tenido más luces o más sombras?

—Es que de lo malo no te acuerdas al final y soy consciente de que se aprende más cuando te van mal dadas las cosas. Recuerdo las luces, los buenos amigos y el abanico de posibilidades que a mí se me abrió cuando entré en esta industria.

—¿En ningún momento has pensado que te gustaría hacer borrón y cuenta nueva?

—No, no, ¿para qué? ¡Y como me quiten lo ‘bailao’ me hacen polvo! Mi vida es como un sainete, me encanta.

© Hola
TEXTOMarta Gordillo
FOTOSJavier Alonso
ESTILISMOMaria Parra
MAQUILLAJE Y PELUQUERÍATati Garu
LOCALIZACIÓN@grupomonico
VídeoJosé A. Carrascoso
LOOK 1POLO BLANCO, JEANS Y CINTURÓN: BOSS, CHAQUETA: SANDRO, BOTAS: ‘RED SERIES BY JORGE SANZ’
LOOK 2CAMISETA: BREAD&BOXERS, SOBRECAMISA, JEANS Y CINTURÓN: BOSS, BOTAS: ‘RED SERIES BY JORGE SANZ’ (https://jorgesanzsignature.com/).
LOOK 3CHAQUETA DE CUERO: NORTON, CAMISETA: BREAD&BOXERS
LOOK 4CAMISA: SANDRO, CHALECO: MIRTO, JEANS: GUESS BY MARCIANO

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.