Aunque con buen pronóstico, Quique San Francisco (sesenta y cinco años) sigue ingresado en la sigue ingresado en la UCI por una neumonía necrotizante que se complicó con otra cepa bacteriana. Desde hace tres semanas, está fuera de peligro, sus órganos funcionan y la respiración es estable, aunque todavía no puede subir a planta.
Su ingreso coincidió con la gran nevada de Madrid. Estando la ciudad paralizada, fue un amigo suyo, policía, el que pudo trasladarlo en un SOS 4x4. No podía respirar y casi no se sostenía en pie. No había tenido fiebre, solo tos… “No había nadie en urgencias y, en veinte minutos, ya estaba sedado e intubado. La prueba de Covid-19 dio negativa, pero la infección había llegado al riñón y a la sangre. El cuadro auguraba lo peor”. Con el paso de las semanas, se planteó operar para limpiar, pero la intervención fue descartada. Su dolencia se trata con antibiótico.
‘Todavía no puedo andar’
“Estoy desesperado por salir de aquí… Ya en rebeldía, aunque me tratan como a un Rey y me tienen en palmitas. La situación se lleva con dignidad, pero no estoy muy contento. Ahora, pendiente de los últimos cultivos y pruebas para saber cómo están respondiendo mis pulmones. Todavía no puedo andar y el respirador siempre está a mano”, nos dice.
Las primeras semanas fueron terribles, pero ahora cada día es un paso. Está bien de ánimo, duerme mucho, hace rehabilitación, recibe mensajes y llamadas y se entretiene con su tablet : ve películas y escucha música, porque le calma. Desde la clásica al rock, sin olvidar el funk y el house.
Mentalmente, también pone su vida en orden. Algo que empezó a hacer desde la primera oleada de la pandemia. El cambio estaba ahí. Quique San Francisco estaba más tranquilo, más sereno… Había reducido tabaco, salía a caminar, llevaba una alimentación sana y se estaba cuidando cada vez más cuando le sobrevino esta e n fermedad, que augura un proceso largo.
‘Me he equivocado’
Hasta su cama de la UCI llegaron las noticias sobre su ingreso y su estado y algunas le “tocaron”. “Por lo que he visto y no he querido ver mucho, da la sensación de que estoy en esta UCI como consecuencia de las drogas que he consumido, y no lo entiendo. Está claro, que la mala vida tiene consecuencias, pero yo he caído enfermo por una bacteria… Tengo una neumonía.”
Y añade: “Me tomo mi chupito de ron (uno), mis cervezas, no he dejado el tabaco, hago tonterías porque tengo una personalidad adictiva… Pero la época de locura acabó mucho antes de los 30 años. Lo he contando muchas veces, aunque no estoy orgulloso de ello. No soy de los que cree que cualquier tiempo pasado fue mejor. Me he equivocado, he cometido errores… Así no se puede ir por la vida. Esto no es un juego”.
Desde el hospital, Enrique aclara, también, que la función de la obra teatral La penúltima , que estrenó en octubre de 2018 y con la que lleva tiempo de gira por España ya estaba suspendida por la pandemia y no por sus problemas de salud, como se ha publicado. Y que lo único que tuvo que cancelar fue el bolo que tenía programado en Bilbao para finales de enero. Exactamente igual que las otras 68 actuaciones agendadas para 2020 con la tronchante obra de teatro Pesadilla en la comedia, que hacía con Miki Dkai.
‘Cómo ser Enrique San Francisco’
En los últimos años, San Francisco, ha atravesado un gran bache económico, pero esa situación podría estar a punto de cambiar. Tiene importantes proyectos sobre la mesa. Entre ellos, la serie para plataformas Cómo ser Enrique San Francisco , escrita y dirigida por Alberto Martínez y producida por Japónica Films. Un falso biópic sobre la fama, el éxito y la persona detrás del artista. Sobre un Enrique San Francisco en una etapa crepuscular, al que, de la noche a la mañana, se le aparece un doble siniestro que lo hace todo mejor que él relanzando su carrera.
Siempre sobre un escenario
San Francisco tiene una larga carrera a sus espaldas. Lleva toda una vida dedicado al espectáculo. Con tan solo dos años debutó en un escenario –“yo nací en el teatro”, suele decir- y, a los seis, en la gran pantalla, tras haber hecho publicidad. Desde entonces, no ha vuelto a salir de “escena”, salvando la época del servicio militar (Regimiento de Tiradores de Infantería), donde alcanzó el grado de cabo; y la que pasó alistado en la Legión, donde fue francotirador en el cuerpo de fusileros. “Me reenganché. Estaba convencido de que mi vida era el Ejército, hasta que mi madre vino a buscarme. Me dijo: ‘Coge el petate’. Y eso hice.
Después, vivió en Nueva York, donde ingresó en Actor´s Studio coincidiendo con Eduardo Norton y Johnny Depp; en Chicago, Miami y hasta en Nepal. País que lo dejó marcado por insólitas experiencias y que recorrió en moto.
La fama: teatro, cine, publicidad
A este actor de físico singular, la fama le llegó a finales de los 70 con el auge del llamado cine ‘quinqui’. Y, desde entonces, ya sea por su extraordinaria vis cómica, potencial para dar vida a todo tipo de villanos o capacidad dramática, no ha dejado de trabajar. Ha participado en una veintena de series televisivas; más de 40 obras de teatro, entre ellas y con un éxito arrollador durante tres años, Misterioso asesinato en Manhattan (adaptación de la película de Woody Allen)… Y, 70 películas... Orquesta Club Virginia, de Manuel Iborra; Amanece que no es poco , de José Luis Cuerda; París-Tombuctú, de Luis García Berlanga… Y, la última: 4 latas (2019), de Gerardo Olivares.
También ha colaborado con programas de radio, entre ellos No somos nadie, presentado por Pablo Motos ; ha participado en videoclips y anuncios de publicidad, el último esta misma Navidad; y son especialmente recordadas sus actuaciones en El Club de la Comedia, donde abrió camino a los monólogos humorísticos.
Nuevo apartamento
Enrique también confirma a ¡Hola! que dejó el apartahotel en el que estaba viviendo por una única razón: el edificio cerró por la Covid-19. “No ando boyante, pero tampoco vivo en la calle. Sigo trabajando, aunque la pandemia ha arrasado a nuestro gremio. Y, en mi caso, todo agravado con este problema de salud grave. Pero tengo amigos por todas partes y familia materna que se desvive por mí. En esto, soy rico”.
Añade también que, ahora, su idea es “buscar un nuevo apartamento” y que, durante todo este tiempo ha estado viviendo con Tatiana - compañera y aliada desde hace 19 años-, y el hijo de ésta, Pedro. Heredero de una casa en Comillas, podría haberse ido a Cantabria, pero optó por quedarse en Madrid porque, aunque sabe estar solo, le gusta más estar acompañado.
Accidente grave
Tatiana, maestra ucraniana, ha estado a su lado desde que la noche del 24 de octubre de 2002, fue arrollado por un coche -escolta de un ministro- sufriendo enormes lesiones en la pierna izquierda. De hecho, estuvo a punto de perderla y no se la cortaron gracias al traumatólogo Enrique Galindo. La operación de reconstrucción, “una obra maestra”, duró catorce horas y lleva catorce clavos. Y hubo más intervenciones, que lo mantuvieron un largo año inmovilizado y más tarde en silla de ruedas -llegando a actuar sobre ella-, hasta que recuperó la movilidad. Una situación que hizo inviable su continuidad en la serie Cuéntame cómo pasó.
‘Terminaré olvidando’
Enrique nació en Madrid el 10 de marzo de 1955. Vivió desde los cuatro hasta los trece años en Barcelona con su madre, la actriz de teatro, Enriqueta Cobo, que tenía un gran mando sobre él; y no se reencontró con su padre hasta los 17, el también actor Vicente Haro . Aquel encuentro tuvo lugar en los pasillos de Televisión Española y a los pocos días, Quique hizo las maletas y se fue a vivir con él… El resto es historia.
Desde la UCI, donde lleva ingresado más de cuarenta días, Enrique concluye: “Aunque la mente y el espíritu siguen siendo los de una persona joven, asumo que el proceso celular es irreversible… Mi vida es un poema y bastante divertida, aunque ha habido momentos muy duros… Y este también es de los malos. Pero pasará lo mismo que con los anteriores, terminaré olvidando”.