Hace cuarenta años, tres hermanas idénticas enamoraron a los españoles con su belleza, su voz y su acento argentino. Sus nombres eran María Laura, María Emilia y María Eugenia Fernández Rousse, que entonces triunfaban como las “Trillizas de Julio Iglesias”, acompañando a la estrella española más internacional en sus giras por todo el mundo. Tras trabajar durante dos años como coristas de Julio, las hermanas Fernández Rousse se convirtieron en las Trillizas de Oro y empezaron a destacar como actrices y presentadoras de televisión en su país natal, Argentina.
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Cuatro décadas después, una de las hijas de las Trillizas ha aterrizado en Madrid con el sueño de convertirse en una estrella, tal como lo hicieron su madre y sus tías a comienzos de 1980. Se trata de Laura Laprida Fernández Rousse, hija de María Eugenia y de Horacio Laprida, un famoso jugador de polo argentino que ha compartido duelos deportivos con príncipes, reyes y sultanes. Sus tías también se casaron con polistas -María Laura, con Ernesto Trotz, y María Emilia, con Clemente Zavaleta- y tienen fuertes lazos con la realeza. A una prima de Laura, Paulina Trotz, se la relacionó con el Príncipe Guillermo de Inglaterra en 2004, y otro primo, Clemente Zavaleta Jr., se casó con una nieta del aristócrata Robert de Balkany, amigo del Rey Juan Carlos.
Laura ha logrado hacerse un nombre propio como actriz en su país. Saltó a la fama en 2015 con un papel en Historia de un clan, una exitosa miniserie de televisión sobre los Puccio, una familia acomodada que se dedicaba a realizar secuestros y que aterrorizó a Argentina en la década de los 80. Laprida y Chino Darín, hijo de Ricardo Darín y novio de Úrsula Corberó , protagonizaron escenas apasionadas de ficción que acapararon muchas horas de televisión y hasta portadas de periódicos.
Ahora, la actriz argentina y su marido, el diseñador industrial y fotógrafo Eugenio Levis, con el que se casó en Suiza el año pasado, se han instalado en Madrid, donde la hija de la Trilliza de Oro busca repetir la historia de éxito de su madre y sus tías. Para ella, España es como su segundo hogar, ya que sus padres pasan largas temporadas en el sur, en Sotogrande, la capital española del polo.
-Laura, eres hija de una artista y de un polista. ¿Siempre tuviste claro que querías ser actriz?
-Desde muy niña conozco los estudios de televisión, los camerinos y los escenarios, gracias a mi madre y a mis tías. Muchas veces me hacía la enferma para faltar al colegio y que mi madre me llevara al estudio donde trabajaba. Yo me quedaba fascinada con todo: las cámaras, las luces, las escenografías, los vestuarios, todo. Participé en todas las obras de teatro de mi colegio, pero fue el cine y la televisión lo que me hicieron encender esa chispa. Todo lo que sucedía en la televisión traspasaba la pantalla y me llenaba de emoción, y así supe lo que quería hacer yo: trasmitir y llenar de emoción. Entonces me empecé a formar como actriz.
-¿Y cómo te marcó ser hija de un jugador de polo?
-El ser hija de polista me permitió viajar mucho y conocer lugares espectaculares. También aprendí la importancia del deporte en la vida de una persona, tanto para la salud física como mental. Por parte de mi padre, mas que la pasión por el polo, heredé la pasión por el golf. Voy a traer mi bolsa de palos a Madrid.
-¿Cómo fue crecer con una estrella?
-Nosotros siempre nos movimos como un clan para todos lados. Suelo referirme a las trillizas como mis madres, para simplificar y porque es la realidad. Siempre consideré a mis tías como madres y a mis primas como mis hermanas. Si yo tenía algún problema en el colegio y mi mamá no me podía ir a buscar, lo hacía María Emilia o María Laura. Todas crecimos en un ambiente de mucha exposición. Pero las trillizas son tan naturales, familiares y contenedoras, que esa exposición no nos afectó.
-¿Cuál es la anécdota más divertida que te ha contado tu madre o tus tías sobre sus años de giras mundiales con Julio Iglesias?
-Mis madres eran unas niñas cuando cantaban con Julio. Tenían tan solo 18 años y, a pesar de su edad, eran bastante ingenuas e inocentes. Viajaban a todas las giras con sus padres, mis abuelos. Recuerdo una anécdota divertida que cuentan ellas siempre. Pero antes, déjame destacar que Julio jamás confundió a mi madre y mis tías, ni una sola vez. Siempre supo cuál era cuál.
-¿Y cuál es esa anécdota?
-Como te decía, ellas tenían 18 años en el año 1978 y Julio era muy reconocido y llenaba estadios por todo el mundo. En una gira por España, el acto favorito del cantante era replicar la canción Manuela y suplantar el nombre cantado por el de una espectadora en el público. Y así las trillizas cantaban el coro del nombre de la mujer elegida. No sé si recuerdan la canción, pero iba más o menos así la parte del coro, “la, la, la, Manuela”. Julio acercaba su micrófono a una fan y le preguntaba su nombre, y ella respondía “Rocío”. Entonces las miraba a las trillizas, les decía “niñas”, y ellas cantaban, “la, la, la, Rocío”. Y así sucesivamente, hasta que llegaron a una mujer que dijo su nombre: “Conchita”. Ahora no hace falta explicar mucho, Conchita es una abreviación del nombre Concepción aquí en España, pero en Argentina esa palabra no era bien vista en la época. Y las trillizas, muy inocentes, miraron a sus padres, que estaban al otro lado del escenario, nerviosas, mientras Julio les hacia señas para que cantaran el coro. Ellas tomaron coraje y cantaron: “La, la, la, Conchita”.
-¿Qué te ha parecido España hasta ahora?
-Tenemos la suerte de tener amigos y familiares que viven aquí y estamos muy acompañados. Nuestra idea es quedarnos al menos un año. Después veremos… A mis padres les encanta España y viajan todos los veranos al sur, por tres meses. Así que en breve los tendré por aquí.
-En 2020 te casaste y fuiste operada de urgencia, todo en medio de la pandemia. ¿Fue un año intenso?
-El 2020 fue un año intenso para todo el mundo. Me casé en marzo, antes de la pandemia, y pasé toda la cuarentena, que en Argentina duró ocho meses, viviendo en la misma casa con mis padres y mi marido. Fue una experiencia diferente. Nos apoyamos y contuvimos los unos a los otros en estos momentos difíciles. Viví un episodio muy feo en plena pandemia, porque me tuvieron que operar de urgencia. Estuve sola, sin compañía, por protocolos.
-También hiciste público que padeciste un cáncer de piel.
-Yo suelo usar el término carcinoma de piel. Me lo detectaron en 2016, y me cuido mucho desde ese entonces porque tengo una piel muy sensible. Es muy importante que todo el mundo se cuide del sol, hay que tomar conciencia de ello.
-¿Cuál es el mejor consejo que te han dado tu madre y tus tías?
-Que la familia es lo más importante, y que nada se logra sin un buen equipo de trabajo.