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Después de la segunda hoguera, el paso de Lucía por La isla de las tentaciones se ha convertido en una auténtica montaña rusa de emociones. Al descubrir la doble infidelidad de Manuel, la gaditana tuvo una inesperada reacción y tiró al fuego todas las joyas que su novio le había regalado. Una actitud fría y racional que ha terminado por desaparecer y la concursante ha acabado dando rienda suelta a la emoción. Incluso barajó la posibilidad de abandonar el reality, pero las chicas de la casa han ejercido de un pilar para ella. Aunque sus compañeras no han sido el único apoyo de Lucía, que ha encontrado en Carlos alguien con quien poder olvidar las penas. Tanto, que hasta se dieron un beso en una de las fiestas de Villa Montaña en un momento de liberación, que pronto se vería enturbiado por la enorme pena que la andaluza siente por el engaño de Manuel.
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- Manuel, destrozado al recibir las joyas quemadas de Lucía en 'La isla de las tentaciones'
Nadie se hubiera imaginado que Lucía haría saltar la alarma de la casa de los chicos, algo que a Manuel, completamente inmerso en su romance con Fiama, no le importó demasiado. Presa del despecho después de ver las imágenes de su novio, Lucía consiguió divertirse en la fiesta nocturna en la que bailó con prácticamente todos los chicos y especialmente con su soltero preferido, Carlos. El andaluz siempre saca una sonrisa a la concursante y durante la noche se convirtió en un punto de apoyo imprescindible para ella.
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Después de reconocer que lo que menos le gustaba de ella era que se infravalorase y lo que más su forma de ser, Carlos no se lo pensó dos veces y le dio un efusivo beso a Lucía que dejó a todos alucinados. Sin embargo, cuando la celebración llegó a su fin, la andaluza se puso a pensar en Manuel y en todo lo que había ocurrido y terminó hecha un mar de lágrimas. "A mí esto me crea desconfianza. A mí me da miedo no poder enamorarme de la manera que yo estoy de él porque si no es así no quiero estar con nadie", confesaba Lucía. Marina e Isaac trataron de consolarla mientras ella aseguraba que era consciente de que Manuel ya no la quería.
Una vez en la habitación, que suele compartir con Lola, se fue a dormir hasta con la ropa puesta y sin dejar de llorar ni un solo segundo. Tal fue el disgusto de Lucía que, a la mañana siguiente, apenas tenía fuerzas para moverse de la cama y decidió no ir a su cita con Carlos, algo que nunca antes había ocurrido en La isla de las tentaciones. El tentador lo entendió y aseguró que lo importante era que Lucía se tomase su tiempo. Un plantón que podría haber dado lugar al giro inesperado de los acontecimientos en la villa de las chicas, donde Lola y Carlos han sido los últimos en protagonizar un acercamiento.
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