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La ruptura de Mia Farrow y Woody Allen es uno de los mayores escándalos de la historia de Hollywood sobre el que, a día de hoy, existen todavía muchas incógnitas. Fue en 1992 cuando la actriz acusó al cineasta de abusos, poco después de conocer la relación que éste había iniciado con Soon-Yi, hija adoptiva de Farrow. Ríos de tinta corrieron en la década de los noventa sobre esta historia llena de graves acusaciones, incontables reproches y un polémico juicio. Y ahora, veintinueve años después de que se destapara el escándalo, vuelve a la primera línea de la actualidad con el documental Allen v. Farrow, de HBO, que saldrá a la luz el próximo lunes 22 de febrero.
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Los cineastas Kirby Dick & Amy Ziering y Amy Herdy recogen en cuatro capítulos un nuevo trabajo de investigación acerca de la acusación de abuso contra Woody Allen, que involucra a Dylan, su hija –que por entonces tenía siete años-, del descubrimiento de la relación del cineasta con Soon-Yi –su actual mujer, con quien terminó casándose en 1997-, hasta el juicio por la custodia y las secuelas que este episodio ha dejado en la que fuera una de las parejas más poderosas de la meca del cine. Con testimonios, imágenes de películas caseras, documentos judiciales, pruebas policiales, reveladoras cintas de video y de audio inéditas, vuelven a poner en el punto de mira a sus protagonistas.
Con motivo de este esperado estreno, recuperamos la primera entrevista que concedió Mia Farrow tras el escándalo, una excepcional exclusiva mundial que la actriz concedió a la revista ¡HOLA! en octubre de 1992, en la intimidad de su casa de Nueva York, donde nunca antes había permitido entrar a ningún medio de comunicación.
Una exclusiva mundial
Ha actriz nos abrió su corazón para hablar Woody Allen -quien fue su pareja durante doce años y medio- y de su hija, Soon-Yi, tras el duro golpe que recibió la marcharse los dos, uniéndose sentimentalmente. Unas reveladoras declaraciones que reflejan el dolor que vivió. “Soon-Yi era muy buena niña, yo la quiero mucho y no puedo culparla a ella por todo esto: es una víctima, sin lugar a dudas. Ella no puede darse cuenta ahora, pero algún día se dará. Woody rompió la unión entre nosotros y la llevó a traicionarnos, no solo a mí, sino a toda la familia y, sobre todo, a ella misma”, decía sobre su hija, que adoptó junto a su segundo marido, André Previn.
Por entonces, Farrow nos contaba la niña era menor de edad, que tenía en ese momento diecinueve años, no veintiuno, como Soon-Yi contaba, aunque aseguró que nunca se podría llegar a saber su verdadera edad porque no había documentos que lo acreditaran.
“Woody rompió la unión entre nosotros y la llevó a traicionarnos, no solo a mí, sino a toda la familia y, sobre todo, a ella misma”
El desengaño sufrido le dejó heridas que, por entonces, decía que marcarían para siempre su vida -y así ha sido- y sus palabras sobre el afamado director de cine retrataban a una persona fría, a la que mirando atrás, creía que nunca llegó a conocer: “Woody es una persona con mucho poder. Yo tenía una idea limitada de lo que él era, nunca llegué a conocerle profundamente. Siempre le tuve miedo… y le quise mucho”. Y añadía: “Creo que a la larga ha sido una suerte el que no nos hayamos casado. Woody tiene muy mal carácter y yo tenía miedo de que mis hijos sufrieran emocionalmente... Pensé que era tímido, pero tenía tendencias sociópatas”.
Al preguntarle por los rumores que apuntaban a que en los últimos cuatro años de su convivencia estaban ya distanciados, respondía rotunda: “Si esto fuera así, ¿cómo le habría permitido adoptar a mis hijos el 17 de enero de 1991, tres semanas antes de que encontrara las fotografías pornográficas de mi otra hija? Hasta que encontré esas fotos suponía que yo pasaría con él el resto de mi vida”.
“Creo que a la larga ha sido una suerte el que no nos hayamos casado. Woody tiene muy mal carácter y yo tenía miedo de que mis hijos sufrieran”
En el reportaje, Mia Farrow posó con diez de sus once hijos: los gemelos Sascha y Matthew y Fetcher (nacidos de su matrimonio con André Previn), Satchel (de su unión con Woody Allen) y los niños que adoptó (Lark, Daisy, Moses, Dylan, Tam, Isaiah). “Ellos son mi felicidad, pienso que soy una afortunada por tener estos hijos”, afirmaba. Ellos fueron su mayor apoyo por entonces y le dieron la energía suficiente para seguir adelante y hacer frente a después a una batalla judicial y a las continuas acusaciones y rumores sobre este caso, que todavía sigue en boca de todos y del que después de la emisión del documental, seguirá dando mucho que hablar.
