Isabel Preysler tenía 17 años cuando llegó por primera vez a España procedente de Filipinas. Nunca ha ocultado que el motivo por el que sus padres la enviaron a Madrid, fue “porque, en aquella época, yo salía con un chico que, ellos pensaban, no era el adecuado para mí”. Pero ha sido ahora cuando ha desvelado en ¡HOLA! que lo que llevó a sus padres, “que eran muy estrictos” a tomar aquella decisión fue una escapada secreta con su novio, a una isla y en avión.
“Hay una cosa que nunca he contado, sobre todo a mis padres… Pasó hace muchos años, en Filipinas, con un noviete que a ellos no les gustaba nada. Yo tenía 17 años y él 27”, comienza Isabel su relato. “Un domingo, después de Misa, mis hermanas y yo nos fuimos al Polo Club a pasar el día como hacíamos siempre que no teníamos colegio. Le encantaba pilotar su avión y quedamos en que me recogería para irnos a una casa que tenía en la playa en una de las islas. Me prometió que estaríamos de vuelta antes de las seis de la tarde que era la hora en la que siempre nos recogían a mis hermanos y a mí en el Club”, recuerda Isabel, que en aquel Polo Club de Manila pasaba los fines de semana y recibía clases de tenis y de natación.
“Hay una cosa que nunca he contado, sobre todo a mis padres… Pasó hace muchos años , en Filipinas, con un noviete que a ellos no les gustaba nada”
“Llegamos a la isla, (yo llevaba mi bikini en el bolso porque fue lo único que pude sacar de casa sin levantar sospechas), nos bañamos y almorzamos. Cuando llegó la hora de volver a Manila, el avión no funcionaba. Empezaron a venir mecánicos y gente del servicio de la casa pero aquello no se arreglaba. Yo estaba desesperada porque no había forma de llegar a tiempo al Polo Club y no sabía qué contarle a mis padres…”, prosigue muerta de risa Isabel, pero imaginamos la angustia que debió pasar en aquel momento.
‘Llegué de madrugada’
“Al final tuvimos que coger una lancha para que nos llevara a un pueblecito en la costa y desde ahí en un coche, durante cinco horas, hasta mi casa a dónde llegué de madrugada. Mis padres y mis hermanas estaban esperándome y hubo drama”.
Como es lógico, al pertenecer a una familia muy religiosa y tradicional, Isabel estuvo “castigada una semana entera sin salir de mi cuarto, sin ver televisión y sin hablar por teléfono”. “Diez días después -añade-, me metieron en un avión y me mandaron a España. Ese fue el motivo por el que vine. Mi madre, naturalmente, se hizo el viaje conmigo”.
Isabel estuvo “castigada una semana entera sin salir de mi cuarto, sin ver televisión y sin hablar por teléfono”
Isabel se quedó en casa de sus tíos, Tessy Arrastia y Miguel Pérez Rubio, que fueron como unos segundo padres para ella. Pero como recuerda también en ¡HOLA!, en Filipinas, su familia la mandaba a las fiestas “con chaperona”, y al llegar a Madrid “todo cambió. Podía salir y entrar y no pasaba nada. Me encontré con la libertad”. Solo se iba a quedar dos años, pero el destino quiso que conociera a Julio Iglesias y se quedara para siempre.