Isabel Preysler cumple setenta años este jueves 18 de febrero. Y sigue como siempre. Los años pasan, pero no parecen dejar huella en una mujer que siempre despierta admiración. Hoy sigue siendo un icono de elegancia, de buen gusto, de estilo, de belleza... Se dice que si existiera la fórmula magistral de la eterna juventud, pensaríamos que ella la habría inventado.
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En la plenitud de su madurez, disfruta de su faceta de madre y de abuela y, por supuesto, del amor sereno e ‘inmejorable’ que vive junto a Mario Vargas Llosa . El secreto de su felicidad junto al premio nobel, tal y como nos confiesa en páginas anteriores, es “el que no haya ningún compromiso. Estamos juntos única y exclusivamente porque nos queremos y somos felices ”.
Pensaba estar solo dos años en Madrid y el destino quiso que se quedara para siempre
La vida de Isabel Preysler daría para un guion de cine. Fascinante y repleta de acontecimientos. “Nunca soñé con tener la vida que tengo, aunque no puedo más que dar gracias por la vida que me ha tocado vivir”, admitía en cierta ocasión. Y desde estas páginas, rendimos un pequeño homenaje a Isabel por su cumpleaños con un repaso en imágenes de su fabuloso devenir, en el que se incluyen fotografías de su álbum personal .
De Manila a Madrid
Isabel, que nació en la capital de Filipinas, Manila, asistió a un colegio religioso, la Asunción, y tuvo, según sus propias palabras, “ una infancia feliz , siempre al aire libre, practicando mucho deporte, rodeada de familia, de amigos...”. En un viaje a Filipinas, en 2012, con motivo de la apertura, en Manila, de un nuevo establecimiento de Porcelanosa, Isabel recordó los lugares de su país que tiene grabados en su memoria. “Además de nuestra casa, quizá, el Polo Club, que es donde acudíamos todos los fines de semana a practicar deporte. Recibía clases de natación, de tenis... Después, almorzábamos y nos dejaban a mis hermanos y a mí quedarnos todo el día jugando por allí. También estaban nuestros primos y amigos, y lo pasábamos fenomenal. Tengo la sensación de haber crecido allí. Mis padres eran muy estrictos, no durante la infancia, pero sí cuando, ya de adolescente, comencé a salir con chicos”.
Con dieciocho años, llegaba a España: “Mis padres me mandaron a Madrid porque, en aquella época, yo salía con un chico que, ellos pensaban, no era el adecuado para mí”. Con la idea de ampliar sus estudios, Isabel se quedó en casa de sus tíos, Tessy Arrastia y Miguel Pérez Rubio, que fueron como unos segundos padres para ella. Solo se iba a quedar dos años, pero el destino quiso que conociera a Julio Iglesias , en una fiesta organizada por Tomás Terry, y que se quedara en España para siempre.
Julio Iglesias, que ya era el cantante del momento, e Isabel Preysler se casaron en enero de 1971. Él tenía veintisiete años y ella, diecinueve
Boda con Julio Iglesias
Un frío y lluvioso 29 de enero de 1971, en una pequeña capilla de Illescas (Toledo), el cantante del momento se casaba con su joven novia. Julio, de veintisiete años, e Isabel, de diecinueve, se convertirían en la pareja más famosa de España . Ocho meses después de la boda nació María Isabel , la primera hija del matrimonio. Julio se encontraba en plena gira y tuvo que interrumpir sus galas por el Norte de España para poder asistir al bautizo de Chábeli. Aquel fue el año de la eclosión del fenómeno Iglesias: consiguió su primer millón de discos vendidos, realizó su primera gira por Iberoamérica y comenzó a conquistar Asia y medio mundo.
En enero de 1973, la pareja era portada de ¡HOLA!. Preysler se encontraba en la recta final de su segundo embarazo e Iglesias le hacía una promesa: “Ahora solo me desplazaré por Europa para estar cerca de mi mujer cuando nazca el niño”. Entonces, ella ya reconocía que llevaba muy mal las ausencias de su marido y él le decía, para consolarla: “Para el día 15 de febrero estaré aquí sin moverme hasta que nazca el bebé”. El 25 de febrero nació Julio José .
El 22 de julio de 1978, tras haberse convertido en padres de Chábeli, Julio José y Enrique, anuncian en exclusiva en ¡HOLA! su divorcio
Dos años más tarde, el 8 de mayo de 1975, llegó al mundo el tercer hijo de la pareja, Enrique . Meses después, la familia al completo posó para ¡HOLA! en Manila: “Dentro de unos días, Isabel y los niños volverán a su casa de Madrid, al hogar del matrimonio, mientras Julio reemprenderá de nuevo sus viajes por los cuatro puntos cardinales”, anunciaba la revista.
El 23 de marzo de 1980, Isabel y Carlos Falcó, marqués de Griñón, se dieron el ‘sí, quiero’ en ‘Casa de Vacas’, la finca del aristócrata. “He sentido muchísimo su pérdida”, expresó Isabel el año pasado, tras la muerte del padre de Tamara
Los rumores de crisis no se hicieron esperar, aunque Isabel salió al paso, en nuestro número del 9 de octubre de 1977, quitando importancia a la crisis. El reportaje estaba ilustrado con imágenes de ella llevando a sus hijos por primera vez al colegio, en Madrid, mientras su marido estaba de viaje en Estados Unidos. Pero el 22 de julio de 1978, pocos meses después de celebrar su séptimo aniversario de boda, Julio e Isabel anunciaron en ¡HOLA! su divorcio: “Las razones, por ser íntimas, quedan para siempre en nuestra conciencia”, concluían en el comunicado conjunto, firmado de su puño y letra.
Marquesa de Griñón
En 1978, ya separada, acudió con varios amigos a la proyección de Saturday night fever y conoció a Carlos Falcó, marqués de Griñón . El aristócrata se convirtió para ella en el hombre que la hizo olvidar su fracaso matrimonial. Con él, “la niña de largos silencios se fue haciendo mujer”, como decía Iglesias en su canción. El 23 de marzo de 1980, se dieron el ‘sí, quiero’, en ‘Casa de Vacas’, la finca del marqués, y el 20 de noviembre de 1981 nació su hija Tamara . Su felicidad parecía plena, pero, en 1983, comenzaron los rumores de crisis y, en el verano de 1985, anunciaron en ¡HOLA! su separación, “un paso meditado y doloroso para ambos”.
Junto a Miguel Boyer, con el que se casó en enero de 1988, formó uno de los matrimonios más sólidos hasta la muerte del exministro, en septiembre de 2014
“Soy una persona que solo puede y consigue vivir a base de mucha ilusión y el día que pierda las ilusiones, ese mismo día, seré otra persona totalmente distinta a la Isabel Preysler que hoy está hablando”, nos decía en 1985.
El 20 de marzo del año pasado, el marqués de Griñón fallecía, después de haber luchado durante varios días, desde la UCI de la Fundación Jiménez Díaz, contra el coronavirus: “He sentido muchísimo su pérdida. Siempre, a pesar de nuestro divorcio, mantuve con él una gran amistad”, confesaba Isabel Preysler, cuya relación con el padre de su hija Tamara fue en todo momento de cordialidad. Así lo ponen de manifiesto también las cariñosas palabras que le dedicó en su recuerdo: “Era un hombre bueno, buen padre, buen amigo, incapaz de hacerle daño a nadie”.
Treinta años después de entrevistar a Mario Vargas Llosa para ¡HOLA!, iniciaron su historia de amor. Hoy viven una relación ‘inmejorable’ que dura ya seis años
Su tercera y última boda
El 2 de enero de 1988, nuestra protagonista escribió otro gran capítulo de su vida al casarse con el exministro de Economía Miguel Boyer . La ceremonia se celebró en los juzgados de la calle Pradillo, de Madrid, a las nueve de la mañana, en la más estricta intimidad y con sus amigos Margarita Vega Penichet y José María Amusátegui de la Cierva como únicos testigos. Año y medio después, el 18 de abril de 1989, vino al mundo Ana , quinto hijo para Isabel y el tercero para Boyer, quien ya tenía por entonces dos nietos.
Para sus entrevistas en ¡HOLA!, “estudiaba muy bien al personaje y los acontecimientos de su vida antes de encontrarme con él. Me hubiera parecido una enorme falta de respeto el no hacerlo”, recordaba Isabel
Durante veintiséis años fueron uno de los matrimonios más sólidos del panorama social, viviendo momentos muy felices, pero también una difícil prueba. En febrero de 2012, Miguel sufrió un derrame cerebral que lo mantuvo más de mes y medio en el hospital y del que se fue recuperando lentamente en casa, arropado por Isabel y el resto de la familia. “Gracias a mi mujer, me he salvado”, destacaba el político, agradecido, en nuestra revista en julio de ese año. Dos años más tarde, el 29 de septiembre de 2014, Miguel Boyer fallecía , a los setenta y cinco años, a causa de un embolia pulmonar. “Era un hombre único”, afirmaba Isabel, devastada, tras el repentino final de “una historia de amor preciosa”, como ella misma la había definido en nuestras páginas.
“Si volviera a vivir, haría lo mismo. No porque piense que todo lo he hecho bien, sino porque estoy convencida de que volvería a cometer incluso las mismas equivocaciones”
Entrevistadora de excepción
Su relación con ¡HOLA! fue más allá de ser uno de los personajes habituales de nuestra revista. En los años ochenta, se convirtió en entrevistadora de excepción de figuras de primera magnitud, tales como Gregory Peck, Clint Eastwood, Richard Chamberlain, George Clooney, Ted Kennedy, el propio Julio Iglesias y su actual pareja, Mario Vargas Llosa . Para preparar sus entrevistas, empleaba mucho tiempo, como ella misma ha reconocido: “Estudiaba muy bien al personaje y los acontecimientos de su vida antes de encontrarme con él. Me hubiera parecido una enorme falta de respeto el no hacerlo”.
“Me considero una mujer fuerte. Saco mi fuerza de una serie de cosas: de mi familia, del apoyo de mis hijos y de una disciplina a la que me acostumbraron de pequeña”
En 1986, Isabel viajó a Saint Louis, Misuri, para entrevistar al escritor peruano. No lo conocía de antes y, a raíz de ese encuentro, surgió una amistad entre ellos y sus respectivos cónyuges.
Y de nuevo el amor
Vive un momento pleno. Cuando menos lo esperaba, el amor llamó de nuevo a su puerta, hace seis años. Vargas Llosa es el responsable de esa nueva oportunidad que le brindó la vida. Junto a él ha recorrido el mundo y ha aprendido cosas nuevas cada día. Su relación es ‘inmejorable’, se sienten “felices y encantados” con su situación actual, por lo que, aunque ambos son libres para casarse, prefieren mantener su relación sin compromiso. “Estamos juntos única y exclusivamente porque nos queremos y somos felices”, dice Isabel.
“Separarme de mis hijos cuando se fueron a vivir a Estados Unidos fue el mayor dolor de mi vida”, confesó Isabel en 2004, en un posado que protagonizó junto a sus tres hijas
Su papel más feliz
Como toda madre, Isabel siempre habla con orgullo de sus hijos y sus respectivas parejas. Con tristeza, sobre la reciente separación de Julio, Jr., admite que su hijo lo está pasando mal, “pero la relación entre ellos no es mala. No han tenido hijos y eso evita muchos problemas”, y con alegría del novio de Tamara, Íñigo Onieva: “Me parece un chico encantador, y como Tamara está feliz, yo también lo estoy”.
“Mis nietos son mi gran pasión. Se me cae la baba con todos. Cuantos más tenga, ¡más feliz seré!”, ha declarado Isabel, a la que sus nietos llaman cariñosamente ‘lala’, sobre su papel de abuela
Pero su papel más feliz es el que está disfrutando ahora como abuela de sus siete nietos, “la sorpresa más bonita” que le tenía reservada la vida. “ Mis nietos son mi gran pasión . Se me cae la baba con todos. Cuantos más tenga, ¡más feliz seré!”, ha reconocido también Isabel, que a los dos de su hija Chábeli, Alejandro y Sofía; los tres de Enrique y Anna Kournikova, los mellizos Nicolás y Lucy y la pequeña Mary; se suman los dos de su hija más pequeña, Ana, y Fernando Verdasco, Miguel y el pequeño Mateo, que nació el pasado 21 de diciembre.
“A mí, mis nietos no me llaman abuela, sino ‘lala’”, nos comentaba en cierta ocasión Isabel, para la que el hecho de ser abuela no es sinónimo de envejecer, más bien al revés: “Los nietos rejuvenecen, te dan vida y alegría. Son todo lo contrario a una carga. No me tortura en absoluto ser abuela. ¡Qué va! Me encantaría tener muchos nietos”.
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