Al poco de convertirse en padre por séptima vez, el 4 de mayo de 2020, junto a la cantante canadiense Grimes, Elon Musk confesaba: “Cuando el niño crezca, habrá más papel para mí. Grimes ha asumido el liderazgo y tiene un papel mucho más importante que yo en este momento”. Han pasado unos meses desde que el excéntrico multimillonario realizara estas declaraciones a The New York Times y, aunque su último hijo sigue siendo un bebé, está claro que Musk está asumiendo más ese papel.
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El fundador de Tesla, Paypal y Space-X ha compartido, estos días, una tierna imagen con su hijo de nueve meses sentado en su regazo y tirando del cuello de su camiseta mientras Musk atiende una llamada de teléfono. Una imagen de lo más normal para cualquier padre si no fuera porque nada de lo que rodea al billonario sudafricano lo es. Ni siquiera el nombre de su hijo, al que, como recordarán, el magnate tecnológico, de cuarenta y nueve años, y su novia, de treinta y dos, decidieron llamar X Æ A-12. Tras explicar que esta especie de fórmula impronunciable es la unión de varios símbolos cargados de significado para la pareja (X, la variable desconocida en matemáticas; Æ, la manera abreviada en élfico de referirse al amor y a la inteligencia artificial; A-12, como el precursor del ‘SR-71’, su avión favorito porque funciona sin armas, sin sistemas de defensa, solo velocidad, y la A también por Archangel, el nombre de la canción favorita de Grimes), han decidido abreviar el nombre de su criatura y llamarlo solo X.
Musk, que a principios de enero ‘arrebató’ a Jeff Bezos el título de hombre más rico del mundo , con un patrimonio neto de más de 185.000 millones de dólares, y sueña con llevar al hombre a Marte, tiene cinco hijos más (el primero murió, en 2002, con diez semanas): unos gemelos y unos trillizos, todos chicos, con su primera mujer, la escritora canadiense Justine Wilson. Para todos ellos, Elon Musk creó una escuela que se enfoca principalmente en inteligencia artificial, codificación y ciencias aplicadas. De hecho, recientemente, el magnate declaró en una entrevista que la educación de los jóvenes debería ser “lo más interesante y emocionante posible” y que pensar en ello en términos de videojuegos podría ayudar a mantener a los niños más comprometidos.