Después del grave accidente que sufrió, Ashley Judd tiene la suerte de poder contarlo y es lo que ha hecho desde la UCI de un hospital de Sudáfrica. En una conversación con el New York Times que ha compartido con sus seguidores, la actriz, de 52 años, ha contado que se encontraba en una zona remota de República Democrática del Congo cuando sufrió el tremendo accidente, un país que adora aunque "desgraciadamente no está preparado para lidiar con las catastróficas heridas que he tenido". Por suerte, contaba con un seguro médico que le permitió trasladarse a Sudáfrica. Eso sí, no pudo tumbarse en una mesa de operaciones hasta 55 horas después, lo que puso en serio peligro a su pierna.
Ashley Judd, en el mejor papel de su carrera
Todo comenzó al tropezar con un árbol caído durante una excursión, lo que le provocó hasta cuatro fracturas en una pierna, además de afectarle a los nervios. A partir de entonces, las siguientes horas fueron "increíblemente desgarrdoras". Después de esperar a que llegase ayuda durante cinco horas sentada en el bosque "aullando" de dolor con dos acompañantes, emprendió un arduo periplo tumbada sobre una hamaca que llevaban dos amigos congoleños hasta que otra persona pudo llevarla en moto hasta la ciudad de Jolu. Un viaje de seis horas, con una persona conduciento, y otra detrás de ella sostieniéndola ya que se encontraba al borde del desmayo.
A la mañana siguiente, por fin pudo volar hasta la capital, Kinshasha para 24 horas después poner rumbo a Sudáfrica, donde al fin pudo ingresar en la UCI. "Tengo mucho amor y compasión y estoy muy agradecida", decía la protagonista de Divergente, consciente de que no todos los ciudadanos de República Democrática de El Congo, donde un altísimo porcentaje vive en condiciones de extrema pobreza tienen la suerte de disponer de un seguro médico que le permita, aunque sea 55 horas más tarde, ingresar en un hospital. "Así es en muchas partes del mundo", lamentaba en un mensaje que compartía con sus seguidores.
La actriz es una gran activista por los derechos de los animales, y era esta causa la que le había llevado al país africano, donde suele viajar varias veces al año. En este caso, Judd peleaba desde el bosque tropical congoleño por la supervivencia de los bonobos, una especie de primate que también se conoce chimpacés pigmeos, que se encuentra en peligro de extinción. Precisamente su primera publicación tras el accidente la dedicó a este animal y a la labor humanitaria que realiza en el país.