"Que no pare la música... foso extendido en el Teatro Real. Cultura segura". Con estas cariñosas palabras de ánimo se ha dirigido Anne Igartiburu al que hasta hace no mucho era su pareja, el director de orquesta Pablo Heras-Casado. En el último mensaje escrito por la presentadora junto a una imagen de lo que parece ser un ensayo musical, no ha querido dejar pasar la oportunidad para destacar el trabajo de su ex en el Teatro Real de Madrid, donde Pablo es su director principal invitado desde 2014. Así, el próximo 13 de febrero, el todavía marido de Anne Igartiburu estará al mando de Sigfrido, una ópera en tres actos del ilustre compositor alemán Richard Wagner. Hasta su ruptura hace unos meses, la comunicadora vasca y Pablo Heras-Casado formaban una de las parejas más atractivas y discretas del panorama social.
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Ahora, pese a su separación tras cinco años de matrimonio y un hijo en común, "se llevan muy bien y se siguen queriendo mucho", desvelaba a ¡HOLA! esta misma semana el entorno de la pareja y, a continuación, lo confirmaba la propia Anne Igartiburu a nuestra revista. Buena cuenta de su magnífica relación da este nuevo gesto de la presentadora con su ex, al que no ha dudado en apoyar públicamente por su trabajo. ¿Y cómo empezó todo? Anne Igartiburu y Pablo Heras-Casado no podían imaginar lo que estaban a punto de comenzar cuando, un día normal de trabajo allá por el 2014, ella acudió para tener una charla profesional con él. Porque lo suyo fue amor a primera vista: "De algo que me han hecho tantas veces, una entrevista, surgió tener una familia", recordaba el director de orquesta años después.
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Efectivamente, en aquel encuentro empezó un romance que fue consolidándose poco a poco. En noviembre de 2015 pronunciaban con gran emoción el esperado "sí, quiero" y no tardó en llegar su niño Nicolás, que se sumó a Noa y Carmen, las niñas que ya tenía la comunicadora nacida en Elorrio (VIzcaya). Ahora, tras un lustro de relación sentimental, han separado sus caminos poniendo fin a lo que Anne definía hace algunos años como una "preciosa historia de amor". Sin embargo, durante todo este largo idilio, siempre han hablado maravillas el uno del otro e incluso mantienen un contacto fluido de admiración mutua que puede deducirse y comprobarse en sus mensajes públicos. La presentadora, de 51 años, y el director de orquesta, de 43, parecen decididos a ser un ejemplo de cómo una expareja puede seguir queriéndose en el tiempo y respetarse para siempre aunque se apague la llama del amor.