Inés Sastre atraviesa en estos momentos uno de esos tragos amargos que te pone delante la vida, un duro golpe difícil de asimilar. Su padre, Eduardo Sastre, fallecía el pasado sábado, como ella misma informó en sus redes. “Au revoir, papa” (”Adiós, papá”), decía el mensaje que compartió en francés, su segundo idioma. Pocas palabras que, sin embargo, encierran un enorme dolor, y suficientes, por otro lado, para lo que deseaba: ser quien diera la noticia personalmente, pero guardando las lágrimas para la intimidad.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
“ (Adiós, papá) fue el mensaje con el que dio a conocer la triste noticia”
Estar con su padre, disfrutar de las risas y el buen humor del que Eduardo siempre hacía gala, y que su hijo, Diego, de 14 años, pasara tiempo con él, fue uno de los motivos por los que Inés volvió a instalarse en Madrid, el pasado septiembre, después de 30 años viviendo en París. Abuelo y nieto no solo se adoraban, se parecían mucho y estos meses han podido verse a menudo y compartir juntos.
También la hermana de la modelo, Candelas, quiso dedicarle unas palabras a su padre: “Descansa en paz, papá. Navega muy, muy lejos. Nos vemos en el mar. Te quiero mucho, más que la trucha al trucho”, señalaba, junto a una imagen de niña junto a él.
La top y su familia le despidieron en la más estricta intimidad el martes pasado, en el corazón de Castilla y León, donde fueron depositadas sus cenizas, en el panteón familiar de los Sastre, un apellido que Inés ha llevado por bandera alrededor del mundo como la mejor embajadora de su tierra y que, hoy, vuelve a recordarle lo orgullosa que está de quién es y de sus raíces.