Ana Cristina Portillo Domecq lleva en su ADN la clase y la belleza que heredó de su madre, Sandra Domecq. Fruto del segundo matrimonio de la dama jerezana —que falleció cuando nuestra protagonista tenía 11 años—, con Fernando Portillo, Ana Cristina creció junto a sus hermanas mayores, Alejandra, Eugenia y Claudia, las hijas que Sandra tuvo con Bertín Osborne.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Muy unida a ellas, siempre comparten sus alegrías y sus tristezas. “Nos cuidamos mucho”, afirma la joven, de 27 años, en esta entrevista en la que, además de descubrirnos su nueva faceta como pintora —que compagina con su trabajo como ejecutiva en una empresa de transporte marítimo—, nos habla de cómo están sus hermanas.
“Nos cuidamos mucho, estamos las unas para las otras en cualquier momento y para todo”, asegura, convencida de que, “por supuesto”, Alejandra, Eugenia y Claudia irán superando esta difícil situación familiar poco a poco
Con la discreción que la caracteriza, prefiere no decir nada sobre la reciente separación de Fabiola y Bertín, que siempre la ha considerado como una hija más. Pero está convencida de que Alejandra, Eugenia y Claudia superarán poco a poco esta difícil situación: “Por supuesto. Estamos las unas para las otras en cualquier momento y para todo”. También nos confiesa que su corazón “está feliz” y que sigue “creyendo en el matrimonio”.
Ana Cristina, háblanos de esta nueva faceta tuya de pintora. ¿Cómo surgió?
Mi hermana Claudia un día me preguntó a qué me dedicaría si supiera que iba a hacerme rica y le contesté que me dedicaría a pintar. Ella me volvió a preguntar: “¿Pero pintas?”, y le dije: “No, ni sé, ¡pero me encantaría!”. No me veía capaz, pensaba que no sabía ni cómo coger un lápiz y tampoco encontraba el tiempo para intentarlo.
El año pasado, durante el confinamiento, fue cuando encontré el tiempo para empezar. Ahora busco y encuentro esos momentos para seguir pintando. Aunque no he recibido clases, sí que me han dado consejos muchas personas a las que he preguntado. Acabo de empezar cerámica y también me tiene muy enganchada.
“Mi corazón está feliz. Creo que cederé el honor a Claudia de casarse antes que yo, por aquello de respetar las generaciones”
Quizá, has heredado la vena artística de tu familia materna, en la que hay varios pintores...
Es muy posible, aunque no la había descubierto hasta ahora. Recuerdo que, cuando éramos pequeñas, mi madre nos dibujaba hadas y sirenas y nosotras jugábamos con ellas como si fueran nuestras muñecas. Supongo que es algo que se lleva dentro y que el ambiente familiar permite sacar. Todos mis tíos pintaban muy bien, de hecho, mi tío Cristian, al igual que mi prima Lulu, se dedica a eso.
Como apasionada de la moda que eres, ¿puede que esto te anime a lanzarte al mundo del diseño?
Nunca digas nunca… Aunque me queda mucho por aprender y experimentar —solo acabo de empezar—, la idea de poder fusionar la moda con el dibujo me atrae mucho, explorar ese camino… Quiero encontrar mi estilo.
¿Cómo describirías tu momento actual?
Estoy en un momento muy emocionante y con muchísimas ganas de este año. Quiero dedicarme más tiempo a mí misma, seguir desarrollándome en el trabajo, seguir pintando y continuar con mis primeros encargos de dibujos y acuarelas.
Al residir en Madrid, donde también viven Eugenia y Claudia, ¿te apoyas más en ellas?
Creo que me apoyo en todas… Dependiendo de para qué sea hablo con una u otra, como en todas las familias, supongo. Pero es cierto que, al estar las tres en Madrid, nos vemos más a menudo, nos cuidamos mucho.
¿Cómo ves a tus hermanas?
Como a mí, creo que la palabra que mejor define su momento actual es emocionante. Están comenzando nuevos proyectos, disfrutando con lo que les gusta y cuidando de sus familias. Claudia acaba de publicar su libro, Lo mejor de ti; Alejandra está con un proyecto nuevo del que todavía no podemos decir nada, que combina con la decoración y la televisión, y está encantada, y Eugenia está muy ilusionada con el mundo de la cocina, delantales... Tenemos mucha suerte.
“Supongo que el arte es algo que se lleva dentro. Cuando éramos pequeñas, mi madre nos dibujaba hadas y sirenas y nosotras jugábamos con ellas como si fueran muñecas”
¿Crees que irán superando poco a poco el difícil momento que atraviesa la familia?
Por supuesto. Saben que nos apoyamos muchísimo y que estamos las unas para las otras en cualquier momento y para todo.
¿Qué te ha parecido el libro de Claudia?
Es una crack. Además de leerlo, hice las meditaciones, algo que nunca había hecho. Ella repite mucho lo importante que es hacerlas, así que le hice caso y me alegro muchísimo.
“El amor es lo que nos da sentido”
Para ti, como para ella, ¿el amor es lo más importante del mundo?
Sí, creo que el amor es lo más importante del mundo. No me refiero solo al de las parejas, al romántico: me refiero al hecho de vivir con amor. A intentarlo, al menos. Y no es fácil. Es un esfuerzo continuo por procurar que quienes están a tu alrededor se sientan queridos, valorados. El amor no es sencillo, pero es lo que nos da sentido.
¿Y cómo te trata el amor? ¿Está tu corazón ocupado en este momento?
Muy bien. Mi corazón está feliz.
¿Tal vez te cases tú antes que Claudia?
Creo que le cederé el honor, por aquello de respetar las generaciones (ríe).
¿Sigues creyendo en el matrimonio?
Por supuesto que creo en el matrimonio. Entiendo que se puede llegar a romper, que, en ocasiones, las cosas no funcionan del todo, que el amor no madura bien o que se desgasta. He vivido muchos de esos casos, pero también veo a diario muchísimos matrimonios capaces de superar las dificultades. Si no tenemos esperanza en el amor, ¿qué nos queda?