Érase una vez... un cuadro y sus mil y una peripecias. Nunca la historia de una obra había tenido tanto que ver con esta frase, inicio propio de cuentos y fábulas. Y no solo por el nombre mismo, ya que eso significa en tahitiano Mata Mua, sino por todo lo que han rodeado a la obra de Paul Gauguin: la curiosa historia de las tres veces que llegó a la vida de Carmen Cervera ; su salida del Museo Thyssen en plena pandemia , en medio de las negociaciones con el Estado por el préstamo de la colección; y su regreso como parte del acuerdo alcanzado, el pasado viernes 29 de enero, a tan solo dos días de expirar la última prórroga (1 de febrero).
En dos meses, cuando se firme el contrato, el cuadro volverá a colgar en las paredes de la pinacoteca, como viene haciendo desde 2004, pero ahora se reubicará convertido en la nueva estrella. Así nos lo cuenta la baronesa Thyssen en la entrevista que concede a ¡Hola!, la primera tras alcanzar el acuerdo en su casa de Madrid. Cuando le hablamos de ‘El pacto de La Moraleja’, ríe. “La apertura va a ser espectacular, se va a recolocar la colección para que el publico tenga acceso a verla fácilmente con el Mata Mua a la entrada” nos adelanta.
Tita nos desvela que ha tenido en este tiempo “dos o tres ofertas serias por el Mata Mua, de entre 250 y 300 millones de euros” unas ofertas “para pensarlas detenidamente” aunque asegura “después de lo que luché para traer la colección de mi marido, no podía privar a España de una pieza tan importante a nivel mundial”.
“Se ve que mi destino está con el cuadro y el del cuadro estar conmigo”- continúa la baronesa-. “Está en mi colección, así que está claro que no se quiere separar de mí, es impresionante, porque ya son tres veces y ha superado muchas pruebas”. Y nos habla de esas ‘tres veces’ que ha comprado el Mata Mua : “La primera con Heini, lo compramos a medias con Jimmy Ortiz Patiño, en una subasta, porque Patiño nos dijo que no pujásemos el uno contra el otro. Nos propuso comprarlo juntos y tenerlo un tiempo cada uno. Al cabo de tres años, Jimmy nos dijo que ya no era más coleccionista, porque se iba a dedicar al polo, y que se lo quedara Heini, pero mi marido pensó que lo justo era que saliera a subasta. Yo tenía mucho miedo porque era una subasta telefónica y el cuadro me gustaba con locura , y a Heini también; gracias a Dios, lo conseguimos, aunque pagando diez veces más, porque todo lo que tocaba Thyssen se revalorizaba una barbaridad. Y la tercera vez fue, en el reparto con los herederos, cuando se lo tuve que comprar a ellos”.
“Todos los que sabemos de qué va el arte nos hemos salido con la nuestra. Absolutamente. Los que hemos cooperado, tanto el ministro, como la vicepresidenta, como los abogados, como yo, hemos luchado por la palabra arte. Las ganancias no son tan espectaculares como las propuestas que yo tenía y el valor de la colección calculo que estará ya en unos 1.250 millones con las ofertas que he recibido por el Mata Mua. Hace tres años que no se chequea y ahora tendré que hacerlo para revalorizarla. El arte y la cultura son los que ha triunfado, nadie más” señala.