Miranda Kerr y su marido, Evan Spiegel, han sido fotografiados estos días en París, donde, el pasado mayo, compraron una espectacular mansión —aunque ha sido ahora cuando ha transcendido la noticia— de mil metros cuadrados con seis dormitorios, cinco baños, biblioteca, sala de música y bodega.
La palaciega casa está ubicada en el corazón de la ciudad de la luz, al lado del río Sena, muy cerca de las más prestigiosas firmas de moda que suelen visitar, y posee también un jardín privado de mil metros cuadrados, el lugar ideal para los juegos de sus hijos Hart, de dos años, y Myles, de uno, nacidos de su unión, y de Flynn, de diez, fruto del primer matrimonio de la top model, con el actor Orlando Bloom, que recientemente fue padre de nuevo, con Katy Perry, de una niña llamada Daisy. Miranda Kerr y Evan Spiegel se casaron en 2017. El empresario y cofundador de Snapchat, en 2011, junto a Bobby Murphy y Reggie Brown, se convirtió en millonario antes de los veinticinco años. Ahora, con treinta, su fortuna está estimada en diez mil doscientos millones de dólares. A esta mansión en París se suman dos casas en Los Ángeles —en Brentwood y a la orilla del océano, en Malibú— y una finca con viñedos en Australia, sus respectivos lugares de nacimiento.