Ella nunca había dejado de confiar en el amor, a pesar de las cicatrices que muchas veces va dejando en nuestras vidas, y el amor la sorprendió en el momento y el lugar menos esperados. Rosa López, la “Rosa de España” de la primera edición de Operación Triunfo , vive desde hace año y medio un bonito noviazgo, que comenzó de una forma muy original e inesperada al lado de un miembro de las Fuerzas y Cuerpo de Seguridad del Estado, llamado Iñaki García , con quien escribe un nuevo capítulo de su vida y mira hacia el futuro con ilusión. Un futuro en el que no se plantean la boda, pero sí compartir el resto de sus vidas, anunciando su compromiso de vida. Y es que Iñaki, un discreto asturiano de Oviedo, de cuarenta y cuatro años, ha encajado a la perfección en su vida desde que se conocieran, en agosto de 2019. Quién le iba a decir a la cantante que, mientras veía un concierto de Marta Sánchez, acabaría encontrando al hombre que acabaría conquistando su corazón… Caprichos del destino y del travieso Cupido.
Iñaki y su perro policía
—Se te ve guapísima, Rosa. ¿Cuál es el secreto? ¿Felicidad, amor, serenidad… o las tres cosas?
—A todo eso súmale una paz interior que hace que disfrute mucho más de mi profesión y de mi vida personal. Tener amor, salud, un techo, una familia y amigos, en estos momentos tan duros que estamos viviendo, me hace sentir afortunada.
“Es la primera vez que no me cuesta presentar a mi chico de lo ilusionada que estoy”
—Esta es la primera vez que posas con Iñaki en un reportaje, y se ve mucha química entre vosotros. Parece que vais muy en serio, ¿no?
—Sí, ambos sentimos que nuestro amor es el definitivo, para toda la vida. Es un amor basado en el respeto, la comprensión, el humor y la alegría. Es la primera vez que no me cuesta presentar oficialmente a mi chico de lo ilusionada que estoy. Además, este año es especial por muchos motivos: se cumple el vigésimo aniversario de la primera edición de Operación Triunfo, me encuentro mejor que nunca en la versión 4.0 y soy afortunada en el amor y en el trabajo. De ahí que me apeteciera compartir mi felicidad tras un año de malas noticias.
—Empecemos por el principio, porque vuestra historia comienza de una forma muy especial. ¿Dónde y cuándo os conocisteis?
—Nos conocimos de una manera surrealista, porque yo no suelo salir, pero, casualmente, el día que nos conocimos acudí a un concierto de Marta Sánchez. Estuve en la parte de los técnicos viendo la actuación junto a otros artistas y, poco a poco, nos dimos cuenta de que la salida iba a ser complicada por la cantidad de gente que había. En ese momento aparecieron Iñaki y su perro policía y nos ayudaron a salir.
—¿Fue un flechazo?
—Lo nuestro fue mucho más bonito que un flechazo. Es una historia de amor que ha ido creciendo con el paso del tiempo, aunque todavía recuerdo su mirada ilusionada el día que nos conocimos. Vi mucho amor en sus ojos y eso hizo que quisiera seguir conociéndole. Como anécdota graciosa, puedo contar que el ajo es muy significativo en nuestras vidas. Nos recuerda siempre al primer beso en la mejilla que nos dimos (risas). Yo me había tomado antes un gazpacho y me tuve que disculpar por el olor.
“Me pidió hacerse una foto y yo le comenté que también quería tenerla. Nos intercambiamos los números de teléfono y lo invité a cenar. Era, en el fondo, una excusa para volver a verlo”
—¿Quién de los dos rompió el hielo?
—Él me pidió hacerse una foto conmigo y yo le comenté que también quería tenerla. Nos intercambiamos los números de teléfono y lo invité a cenar para agradecerle la ayuda que me había prestado. Era, en el fondo, una excusa para volver a verlo.
—¿Cómo fue vuestra primera cita?
—Tras varios intentos de quedada, un día me recogió al salir de mi entrenamiento vocal y nos fuimos a comer al bar de un centro comercial. En nuestra primera cita ya sentimos algunas mariposas y lo noté muy nervioso. Me dio mucha ternura verlo tan ilusionado.
—¿Alguna vez llegasteis a imaginar que ese día acabaríais encontrando el amor?
—No. Como te he dicho, todo surgió en circunstancias que jamás habría pensado. Al final tengo mi guardaespaldas, como Whitney Houston en Bodyguard (más risas). Ni en mis mejores sueños hubiera imaginado una historia tan romántica.
—¿Qué viste en Iñaki para saber que era el hombre indicado?
—No he conocido nunca a un hombre tan bueno, tan puro y tan honesto como él. Me aporta amor, amistad, respeto… Todas esas cosas que nuestros mayores nos han aconsejado. Por otra parte, cuando estoy a su lado, siento que Rosa López, la cantante, desaparece. Eso es lo que más me emociona.
Iñaki: “Rosa es muy querida y reconocida en toda España, pero no me podía creer que de verdad fuese tan buena persona”
—Iñaki, el día que os conocisteis, ¿sabías quién era Rosa?
—¡Claro! Rosa es muy querida y reconocida en toda España, pero no me podía creer que de verdad fuese tan buena persona.
Habla Iñaki
—¿Qué admiras de ella?, ¿cómo es?
—Lo que admiro de ella es su corazón. Es una persona increíble. No tiene doble cara, se muestra tal y como es, para lo bueno y para lo malo. También admiro su sacrificio y sus ganas de ayudar a todo el mundo. Aun a sabiendas de que es imposible, no cesa nunca en su empeño.
—No será fácil vivir a la vera de una estrella de la música.
—Al contrario, hace que todo sea muy fácil y no me veo viviendo a la vera de alguien que no sea ella. Además de ser una mujer increíble, es muy sencilla. No se cree una estrella. Ella canta porque está convencida de que con eso ayuda a la gente.
—A ti, que eras anónimo, ¿no te echó un poco para atrás su fama?
—Yo sigo siendo anónimo y quiero seguir siéndolo. Además, en ella no veo fama, sino una mujer con un corazón enorme.
—¿Conocías su vida, habías seguido sus trabajos y eras admirador de ella?
—La verdad es que no. Me encanta la música, desde la ópera al heavy, pero nunca he tenido un artista o grupo definido. Ahora bien, cuando escuchas cantar a Rosa te quedas con la boca abierta.
“Tengo mi guardaespaldas, como Whitney Houston en ‘Bodyguard’. Ni en mis mejores sueños hubiera imaginado una historia tan romántica”
—Rosa, después de haber vivido algún desengaño, ¿es más difícil volver a creer en el amor?
—No es difícil si te llega la persona adecuada, porque cada persona y cada circunstancia es diferente y única.
—¿Cómo se vive una historia así a los cuarenta años?
—En mi caso, desde la tranquilidad, algo impensable por cómo soy y por mi profesión. Pensaba que esto no me iba a ocurrir jamás.
“El ajo es muy significativo en nuestras vidas. Nos recuerda siempre al primer beso en la mejilla que nos dimos. Yo había tomado un gazpacho y me tuve que disculpar por el olor”
—¿Cuándo empezasteis a vivir como pareja?
—Vivimos muy unidos desde el principio y estamos muy conectados, aunque estemos separados. Por ejemplo, durante el confinamiento, nos fue complicado vernos, pero el amor lo puede todo. Mira por donde, ha llegado el amor a mi vida en el momento más difícil.
—¿Compartís muchas aficiones?
—¡Sí! ¡Muchas! En realidad, cualquier cosa nos ilusiona siempre que sea estar juntos. Una buena película, sentarnos en cualquier banquito de la calle, hacer una merienda bajo un arbolito, practicar deporte… ¡Hasta bajar la basura! Con él es todo mágico, incluso el silencio. También nos lo pasamos bien en casa con las perritas, Lola y Once, y nos gusta cocinar sano. Yo soy la parte teórica e Iñaki, el profesional que crea los platos. Si existiera un MasterChef de parejas, iríamos de cabeza.
—¿Te ves a corto plazo de la mano de Iñaki y compartiendo vuestra vida?
—Eso ya lo estamos haciendo y sabemos que es para siempre.
—¿Habéis hablado ya de boda?
—No. Puede que la boda hubiese sido una de las cosas más importantes de mi vida hace veinte años, pero ahora no. Lo más importante es sentirnos felices, como ahora. Él quiere verme feliz y el hecho de que esté conmigo en esta sesión de fotos significa para mí mucho más que una boda.
—De dar el paso, ¿dónde y cuándo te gustaría casarte?
—Nunca me ha gustado hacer cómics del futuro lejano sin vivir antes el futuro más presente. Nos amamos y eso es lo que importa.
—¿Cómo te gustaría que fuese tu boda? Porque tú nunca te has casado.
—Si sucediera, me gustaría que fuese una boda dulce, divertida y muy familiar.
—¿Y con quién te gustaría caminar del brazo hacia el altar?
—Te aseguro que sería la persona más indicada y más querida por los dos.
—Para zanjar el tema, Rosa, ¿cómo imaginas tu vestido de novia?
—El vestido no es lo más importante para mí. Lo más importante es que los dos estemos unidos por amor. Estaremos juntos hasta que Dios quiera. Y si nos ve desde arriba, seguro que lo entiende y lo respeta.
—¿Tener hijos es un plan a corto plazo?
—No, no está tampoco en los planes, pero eso no quita que me encanten los niños. No soy Herodes... jajajajaja...
Nueva imagen y proyectos
—Acabas de cumplir cuarenta años (el pasado catorce de enero) y has adelgazado cuarenta kilos. Podemos decir que estamos ante una nueva Rosa López, en lo que a imagen se refiere.
—Creo que la vida es un regalo demasiado grande como para aferrarse a una imagen, pero sí que le doy importancia al físico cuando se trata de salud física, psíquica y emocional.
“Puede que la boda hubiese sido una de las cosas más importantes de mi vida hace veinte años, pero ahora no. Lo más importante es sentirnos felices, como ahora”
—¿Cómo has conseguido adelgazar tanto?
—Con esfuerzo, constancia, sacrificio, objetivos muy claros, mucho amor y paciencia. Tienes que ponerte metas conquistables, por ridículas que te parezcan, y tienes que ser consciente de que no todo saldrá perfecto.
—¿Qué proyectos profesionales tienes ahora?
—Tengo muchos a corto y largo plazo: el nuevo disco, mi libro, una firma de ropa deportiva y retomar mi tour, que tuvimos que cancelar debido a la pandemia, tras realizar un solo concierto, en Almería. Es un show nuevo con bailarinas curvys, con una nueva puesta en escena, con pantallas y un gran equipo detrás, entre ellos, mi management, Álvaro Ridado, de Gaak Comunicación. El virus lo ha frenado todo, pero ¡volveremos!
—¿Qué nos puedes contar del nuevo disco? ¿Cuándo saldrá a la luz?
—Es el noveno disco de mi carrera y contiene nueve canciones, algunas de ellas compuestas por autoras muy conocidas en nuestro país, como Conchita. Además, se incluye Vacío, tema que compuse junto a uno de mis productores. Si todo va bien, el nuevo single saldrá en marzo y el disco en verano. Será mi primer álbum lanzado con sello propio independiente, lo cual hace que me esté implicando al cien por cien en su producción.
—Se te ve completamente volcada en tu carrera de cantante, a la que llegaste hace veinte años, ¿por vocación o la vida te llevó a ella?
—Según mi madre, y mis recuerdos, canto desde que tenía cuatro añitos, así que la vocación ya existía. Después, la suerte ha hecho que se vayan cumpliendo mis sueños y el trabajo diario me permite seguir al pie del cañón. Ojalá que por mucho tiempo.
—¿Qué balance haces de estas dos décadas en el mundo de la música?
—Como te decía, he podido hacer realidad muchos de mis sueños y he conquistado nuevas metas, antes impensables para mí, como tener por fin hábitos firmes, estudiar inglés, practicar deporte, cuidarme y saber qué es lo que quiero en la vida.
—Cuando comenzaste tu andadura por este mundo, ¿recuerdas algún consejo que te dieron y que, a día de hoy, sigues aplicando?
—Sí, el que siempre me han dado mis padres: que sea feliz con cada paso que dé o cosa que decida hacer en la vida. Y, por otro lado, que tuviese claro que nada ni nadie es perfecto y que, por tanto, ser comprensiva es lo más práctico y rentable.
“Lo nuestro fue mucho más bonito que un flechazo. Es una historia de amor que ha ido creciendo con el paso del tiempo”
—Hoy, después de tanto camino recorrido, cuando te miras al espejo, ¿qué ves reflejado en él?
—Veo un reflejo de todo lo vivido y de lo que me queda por sentir. También me siento muy orgullosa de la persona que contemplo, acordándome, al mismo tiempo, de las personas que me han ayudado en el camino.
—Si pudieras desandar lo andado… ¿cambiarías algo de tu pasado?
—Cambiaría cosas, por supuesto. Incluso las borraría. Sobre todo, el sufrimiento de las personas que ya no están. Eso sí, a pesar de todo, la vida siempre tiene su lado bueno.