Los treinta y uno de enero siempre han sido una fecha muy especial para Bertín Osborne y Fabiola Martínez, de la misma forma que lo seguirá siendo por siempre, por mucho que ambos acaben de anunciar el fin de sus veinte años de amor. Es el día en el que vino al mundo su primer hijo en común, bautizado como Norberto Enrique, que este domingo cumple catorce años. Por ello, como ya han anunciado, el presentador y la exmodelo venezolana tienen la intención de reunirse este fin de semana, prueba de la gran amistad que ambos mantienen tras su reciente separación. Sin duda, Kike se lo merece. Siendo todo un ejemplo de superación, él no sólo ha logrado sobrepasar obstáculos que parecían imposibles –dadas sus lesiones cerebrales–, sino también alcanzado metas que ni los médicos más optimistas podrían vaticinar. Y todo gracias al trabajo y la constancia de sus padres.
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A las 7:20 horas del 31 de enero de 2007, tras veintinueve semanas de gestación, Kike nació en el Hospital Universitario de La Paz, de Madrid. Fue una llegada prematura y crítica, ocasionada por una infección de listeria –bacteria contraída por Fabiola durante el embarazo al comer alimentos crudos o lácteos no pasteurizados–. Así, con tan sólo 1,5 kgs. de peso, el bebé sufrió una hemorragia cerebral y tuvo que ser operado de urgencia. “Le han hecho dos transfusiones y le han puesto antibióticos”, anunció Bertín un día después, en las puertas del citado centro médico, que, coincidencias del destino, era el mismo hospital en el que falleció el primer hijo que el cantante tuvo con la desaparecida Sandra Domecq.
Pero los momentos más difíciles de Kike no terminaron ahí, pues permaneció ingresado durante tres meses, con la mayor parte del tiempo en la Unidad de Cuidados Intensivos de Neonatales. En abril, un mes antes de que su hijo recibiera el alta médica, Bertín habló de la delicada situación, como recogimos en las páginas de ¡HOLA!. “Los médicos me han puesto en el peor caso, porque, además, es como debe ser. Yo les pedí que no me engañaran. Mi niño a lo mejor no andará bien o no andará. No sé si verá o sólo sombras. Pero lo que sí es seguro es que va ser un niño feliz, porque es un regalo de Dios. Va ser un niño queridísimo y lo vamos a hacer feliz el tiempo que Dios quiera, seguro”, manifestó el artista.
Kike llega a casa
Ya en las Navidades de aquel 2007, las primeras para Kike, Bertín y Fabiola empezaban a encontrar la luz tras una rápida actuación. “Nos dijeron que el cerebro es muy plástico y que había que estimularlo mucho desde el principio. Por eso, al día siguiente de traernos a Kike a casa, ya teníamos cita en un centro especializado”, nos contó el cantante mientras posaba con su bebé y su entonces esposa para nuestra revista. Además, Bertín nos anunció que su hijo había comenzado su terapia en el Instituto Fay, situado en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, donde realizaba ejercicios físicos: “Kike nació con una hipertonía, con los músculos muy tensos y mucha fuerza. Te lleva a una rigidez total de piernas, de brazos, de tronco... De momento, y con mucho trabajo, tiene fenomenal las piernas”, nos explicó Fabiola.
Ésos no fueron los únicos avances que Bertín y la venezolana celebraron en aquellas fiestas de 2007, en las que ambos reafirmaban su creencia en Dios. “Nos dijeron que el niño iba a ser ciego, y el niño ve; que no se iba a mover, y el niño se mueve... Con esto quiero decir que, si uno no tiene fe y no cree, no hace las cosas con la misma ilusión”, nos confesó la exmodelo. “Cuando Fabiola y yo salimos del hospital con Kike, nos dijeron que íbamos a tener un ‘vegetal’. El diagnóstico real era parálisis cerebral ”, apuntó Bertín, antes de añadir sobre los progresos de su hijo: “En estos momentos, puede estar a un cincuenta y seis por ciento de la capacidad de un niño de su edad. La vez anterior tenía sólo un cuarenta y cinco. Si conseguimos que Kike siga evolucionando, a lo mejor, a los cinco o seis años, es un niño con un desarrollo normal”.
A pesar de las grandes noticias, los problemas no tardaron en multiplicarse para Kike, quien contrajo varias infecciones por la válvula que le insertaron en su cabeza al nacer. Por este motivo, tuvo pasar por quirófano en varias ocasiones. En verano de 2008, cuando el bebé tenía sólo año y medio y Fabiola ya se encontraba embarazada de su segundo hijo, Carlos, Bertín nos explicó cómo se producían estas intervenciones. “El domingo, probablemente le quiten la válvula y estará unos ocho días más hasta que se quede limpio de la infección. Ocho días después, lo volverán a operar para implantarle la nueva. Pero Kike está muy alegre, encantado, riéndose, divertido y muy simpático”, declaró a ¡HOLA!
Sus primeras palabras y sus primeros gateos
Afortunadamente, Kike pudo superar esa y otras barreras más. De hecho, el niño mostraba numerosos avances en el terreno cognitivo, como nos decía una embarazadísima Fabiola, en octubre de 2008. “Me toca la tripa y siente cómo da patadas. Le llama ‘Lalo, Lalo”, nos decía la exmodelo, quien respiraba tranquila tras otro ingreso de Kike. “Está bien, ha sido un susto. Estando en el hospital, le vino a ver la comadrona que lo trajo al mundo y se quedó ‘a cuadros’ cuando le vio tan grande”, añadió su entonces marido.
Dos meses después de estas declaraciones, en vísperas de la Navidad de 2008, Bertín y Fabiola presentaron a ¡HOLA! a su segundo hijo, que había nacido en noviembre de ese año. Durante ese posado, el matrimonio también compartió las últimas novedades de Kike, en lo referente a su interacción, movilidad y visión “Ahora estamos en un proceso decisivo de su desarrollo, que es el de comenzar a hablar”, nos dijo la venezolana, antes de subrayar lo “trascendental” de que el pequeño ya gatease. “Le organiza muchísimo a nivel motor. Por eso, estamos insistiendo en ello”. Pero una de las grandes ilusiones de Fabiola era poder decir que su hijo contaba con visión: “Puede ver, pero no sabemos a qué distancia ni con qué nitidez porque no nos lo puede decir. Todavía eso muy pequeño para saberlo. Pero, para manejarse en la vida, ve perfectamente”.
A pesar de su favorable evolución, Kike tuvo que someterse a otra intervención por su válvula en su cabeza. Como explicó Bertín en nuestra revista, el motivo era “poner un gotero y un drenaje artificial para que drene el líquido cefalorraquídeo que Kike continúa produciendo”. El cantante se lamentaba por el trastorno que ocasionaban aquellos ingresos en los progresos de su hijo. “Hay que pasar quince días en el hospital hasta que los médicos vean que ya no hay infección y le puedan colocar de nuevo la válvula. Piensa que esos quince días que está ingresado significan dos meses perdidos en su recuperación y eso es una tragedia para él”. No obstante, Bertín prefería remarcar lo positivo de todo. “El pronóstico que teníamos con tres meses, además por escrito, era catastrófico. Kike nos ha enseñado tanto... Es un tipazo que nos ha mostrado lo que es el verdadero espíritu de superación, el de la supervivencia”.
“Un torete”, a sus casi tres años
A lo largo de los años siguientes, Bertín y Fabiola fueron compartiendo los distintos logros de Kike. Por ejemplo, en enero de 2013, cuando el niño estaba a punto de cumplir seis años, la venezolana nos reveló: “Ya va diciendo más cosas y reproduciendo más sonidos. A veces, hasta llega a pronunciar dos palabras seguidas intentando hacer frases. Todavía no es fácil entenderle porque su vocalización no es perfecta, pero los que le conocemos ya sabemos lo que significan ciertos sonidos. Es un gran paso. El lenguaje es uno de los obstáculos más difíciles de superar en niños con daño cerebral”.
Por su parte, Bertín no podía mostrase más expectante en enero de 2017, cuando su hijo estaba a punto de cumplir diez años. “Su avance cognitivo es brutal. Está superconectado, pendiente de todo: se mete en las conversaciones, sabe de lo que todo el mundo habla en cada momento… Fíjate lo que son las cosas. El médico, que nos advirtió ‘tu hijo será un vegetal, no se moverá, no verá, no oirá y no hablará’, hoy colabora con nosotros en la fundación y está asombrado por la evolución de Kike”. En aquella ocasión, Bertín y la exmodelo también nos anunciaron su mudanza a otra vivienda, situada en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón –por cierto, es donde todavía permanece la venezolana con sus niños en la actualidad–. “Kike necesita una casa especial. No anda, así que no puede tener muchas escaleras. Y si las tiene, ha de haber un ascensor porque ya pesa casi cuarenta kilos”, nos declaraba el cantante.
Precisamente, para que Kike comenzara a caminar, pasó por otra intervención quirúrgica, de ocho horas y mucho más compleja. “Tenía ambos pies luxados. Los rotaba hacia dentro y eso impedía que se pudiera apoyar sobre la planta del pie. Incluso utilizando las férulas que le sujetaban los pies, la deformación era ya muy pronunciada”, se lamentaba Fabiola en ¡HOLA!, en diciembre de 2018. “Además, los músculos rígidos no solo impedían el movimiento correcto de las piernas, sino que provocan deformaciones y sus rótulas no estaban en el sitio correcto, lo que limitaba mucho la flexión. Por último, descubrimos que, al pasar más tiempo sentado, en su cadera derecha se había producido una subluxación”, nos señaló la exmodelo, quien advertía entonces: “Probablemente, serán necesarias futuras intervenciones”.
Sus problemas de osteoporosis y epilepsia
Por desgracia, como presagió su madre, Kike precisó más entradas en quirófano. Sin embargo, Fabiola y Bertín no imaginaron que la osteoporosis de su hijo provocara una situación tan difícil, solo unos meses después. En enero de 2019, tuvo que ser operado en dos ocasiones –el 7 y el 11 del mismo mes– al fracturarse los dos fémures y no, precisamente, por algún accidente. “Kike padece osteoporosis y los músculos habían roto el hueso al agarrotarse”, nos explicó el artista. Menos mal que aquellas intervenciones dio sus frutos y, a finales del mismo 2019, Kike experimentó grandes avances: “Ya se pone de pie. Tiene una máquina que le está ayudando a dar los primeros pasos. Habla mucho más que antes, se mete en todas las conversaciones y opina de todo”, nos expresaba Bertín.
Por su parte, Fabiola compartió los angustiosos momentos vividos en casa por la epilepsia de su hijo. “Tiene periodos en los que las crisis aumentan en número de veces o en intensidad. Nunca sabes cuál puede ser el detonante, así que pueden ser leves o intensas, pero siempre están ahí”. Pese a todo, la exmodelo prefería quedarse con lo bonito, que era poder ver a su hijo crecer. “A veces, veo a Kike luchar con tanta fortaleza y con tantas ganas de vivir que me siento muy afortunada por poder aprender con él esta lección. Sus triunfos me dan la vida”. Prueba de que la salud de Kike es tan buena es que logró pasar el coronavirus el pasado mes de septiembre sin problemas y eso que, por sus daños cerebrales, se le consideraba persona de riesgo. “Gracias a Dios, está como si nada. Hace una semana que lo pilló y sigue sin síntomas. Su pediatra nos va controlando por teléfono, pero nos ha dicho que muchos niños lo pasan sin más. Eso me ha dado mucha tranquilidad”, nos dijo Fabiola días antes de superar la COVID.
A pesar de que Kike ha sobrepasado los mayores obstáculos a lo largo de sus catorce años de vida, tanto Bertín como ahora exmujer nunca han ocultado la inquietud que sienten por el futuro de su hijo, a largo plazo. “Me produce un sinvivir absoluto porque mi día a día lo tengo solucionado y no creo que vaya a tener problema. Nadie sabe lo que me quita el sueño”, se sinceraba el cantante en diciembre de 2019 ante ¡HOLA!. “No hay preocupación mayor para unos padres que pensar en el futuro, cuando ya no estemos para cuidarlos”, nos añadía Fabiola. De momento, pueden celebrar el mayor de los logros: que Kike se siente feliz y muy querido.