En sus venas corre el periodismo, y eso se nota. Nacida en 1988, desde niña vivió en primera fila las entrevistas y grabaciones de programas por su padre, José María Iñigo , el mítico periodista y presentador fallecido en mayo de 2018. Y quizá por haber sido testigo de las alegrías, aunque también de los sinsabores, de una profesión tan apasionante como difícil, Pilar, más conocida como Piluca , no pudo resistirse a seguir ese camino. Sucumbió al mundo periodístico, al que por herencia parecía destinada. Y, desde entonces, ha hecho sus pinitos en busca de lograr su sueño y hacerse un nombre que, en los últimos días, ha visto cómo ha saltado a la actualidad. Y no precisamente como le gustaría a ella, por su profesión, sino debido al episodio judicial que emprendió su padre contra la Seguridad Social y, subsidiariamente, contra TVE, tras serle detectado un mesotelioma pleural, tumor poco común ocasionado por la exposición prolongada al amianto, presente en su momento en las paredes del Estudio 1 de Prado del Rey. Un proceso legal que su viuda, Pilar Piniella, y sus cuatro hijos han continuado para que aquella dolencia sea reconocida como “enfermedad laboral”.
Piluca, has crecido en un ambiente donde el mundo del periodismo y la televisión estaba siempre presente, ¿crees que esto ha marcado tu personalidad?
¡Claro! En casa la tele se veía de otra manera. Un ejemplo: en el telediario, cuando alguien decía “y aquí a mis espaldas, podemos ver…”, mi padre siempre decía: “¿pero cuántas espaldas tiene?”. O referente a una entrevista: “¿Por qué no deja hablar? ¡Qué el entrevistado es el otro!”
¿Cómo vive la hija de un periodista y presentador tan célebre su infancia y adolescencia?
A esto te podrían contestar mejor mis hermanos mayores, Dani y Edu. Yo lo viví normal. Es verdad que, durante una época en el colegio, sufrí algo de bullying. Y pudo estar motivado por ser “hija de...”. Tipo: “Tú apruebas porque eres hija de quien eres”. Mi madre estuvo rápida, me cambió de colegio y asunto zanjado.
¿Qué te dijo cuando le contaste que querías ser periodista?
“Otra más al paro”. Tal cual. Palabras literales. Y ¿sabes qué? Qué se cumplió. Una vez más… ¡tuvo razón! No estuve en el paro, pero sí parada un par de meses cuando cerró la radio en la que trabajaba, ABC Punto Radio. Por cierto, los dos años laborales más felices, sin duda.
¿Cómo siguió tu carrera?
Entré en una multinacional de tecnología, en el departamento de PR. Pasé dos años allí y luego me fui a una agencia donde tuve una experiencia nefasta, por cierto. Así que tras otro par de años, volví a Oracle donde llevo casi cuatro años ya. Entre tanto, siempre he estado vinculada a algún medio. Ya fuera con colaboraciones sobre gastronomía y viajes o con una sección muy interesante sobre el lenguaje millennial, hablemos español y muerte a las muletillas, en Radio Nacional de España. Además, me formé en locución publicitaria y de vez en cuando hago spots, voces narrativas y ahora mismo me preparo para poder hacer audio libros.
¿Alguien más de la familia ha seguido los pasos de tu padre?
¡Sí! Mi hermano Chema también estudió periodismo. Aunque no ejerce, pero escribe y habla de maravilla. Y mis otros hermanos, Dani y Edu también han ejercido de ello en alguna que otra ocasión. De hecho, si no lo digo, me mata. Edu trabaja con un micrófono en la mano. Es guía turístico en Canadá y siempre dice: Mira, yo como papá.
¿Pesa ser “hija de…”? ¿Qué se siente?
Orgullo. Muchísimo orgullo, la verdad. Aunque también es verdad que, en muchísimas ocasiones, he dicho: “No, no digas que soy hija de. A ver qué se van a pensar”. Por aquello de no aprovecharme de mi apellido. Pero la realidad es que son incontables las veces que se me ha acercado gente a decirme las bondades de mi padre, lo que supuso en su vida. Y no solo en su etapa dorada de los “Directísimos” y “Fantásticos”, no, sino también en la posterior.
Imagino que lo tendrás siempre presente. ¿Cómo era en familia?
¡Y tan presente! Como que lo llevo tatuado. Un padre cercano, accesible, muy preocupado siempre por su familia. Mi madre y mis hermanos siempre fuimos lo primero. Tanto que recuerdo una vez que se me rompió la batería del coche a las 10 de la noche de un día de invierno, le llamé y a los 10 minutos estaba donde yo estaba y la grúa en camino. Batería cambiada y asunto arreglado.. En realidad mis tres hermanos son como mi padre, muy protectores conmigo.También recuerdo cuando le dio por traerme un regalo los domingos, diciendo que lo había elegido él. Y luego descubrí que eran los regalos que venían en las revistas de moda. ¡Pá matarlo! Pero me hacía gracia. Es que podría contar mil de estas historias.
¿Y cómo era trabajando codo con codo?
Ojalá hubiera tenido ocasión de trabajar más codo con codo. Me hubiera encantado retransmitir Eurovisión con él. O presentar algún programa de entrevistas. Estuvimos haciendo radio juntos una temporada junto con José Ramón Pardo y su hija. Confieso que a mí se me caía la baba al escuchar sus entradas y ver cómo se desenvolvía. Es que, para mí, mi padre ha sido lo más.
¿Tienes muchas cosas de él?
Sí, ¡su altura! (risas) Aunque como él decía, “la inteligencia, pesa”. Y su bordería (más risas). A veces soy más borde de lo que debo. Tengo su inquietud por saber cosas nuevas, su curiosidad por los idiomas, su capacidad de creación constante. Mi padre siempre estaba creando cosas nuevas, lo que fuera. Aunque la mitad de las cosas que pienso no las lleve a cabo, creo que también soy así.
¿Sigues al frente de algunos de los proyectos que él puso en marcha?
Realmente no seguimos al frente porque estamos pensando en su reactivación. De hecho, lo que nos encantaría es que se hiciera un biopic de él para una plataforma tipo Netflix. Los actores podrían ser mis hermanos, que son su vivo reflejo: Chema, de su juventud y Eduardo...no hay más que verlo. Yo lo narro y Dani, el mayor, dirige. ¡Está todo pensado!
¿Qué aprendiste de él, qué te enseñó y qué consejo te dio?
Aprendí que la mejor improvisación es la ensayada. Y no sabes la de veces que cuando he tenido que hablar en público o actuar, he repasado en alto frente al espejo el texto. ¡Ah!...y también aprendí que no hay que negarle el saludo a nadie. Y menos a alguien que se te acerque a pedirte un beso o una foto.
Recientemente ha salido a la luz el juicio que tenía contra la Seguridad Social. ¿en qué punto se encuentra y cuándo esperáis la sentencia? ¿Sois optimistas?
El caso está visto para sentencia. Según tenemos entendido, en el plazo de un mes sabremos algo. No sé si optimistas. Estamos tranquilos con lo que hemos hecho ya que hemos continuado un proceso que él mismo inició.
Cambiando de tema, ¿Cómo te definirías?
¡Uff! Pues soy una chica de 33 años, alegre y un tanto entusiasta. Preocupada por su futuro profesional. Pero diría que soy una chica normal. Algo descarada incluso. Con cierta prisa para todo y con ganas de todo. Soy una persona que me ilusiono fácilmente. Un día quiero ser bailarina, otro día actriz, incluso hay días que querría no ser nada y dedicarme a viajar por el mundo descubriendo qué se baila en diferentes lugares y contándolo a través de mis redes sociales. Pero, sobre todo, soy una chica educada, diría que ingenua y altamente sensible, pero con los pies sobre la tierra.
-¿Qué otras pasiones o aficiones tienes?
El baile. Empecé a bailar de pequeña. Hasta los 21, que lo dejé por completo y lo retomé a los 28. Y, desde entonces, no he parado de aprender diferentes estilos. Ahora formo parte de una compañía de bachata, otra de baile urbano y me preparo para competir en baile deportivo, categoría latina. Suena muy “¡guau!” pero no soy profesional. Mi otra gran pasión es el japonés. Idioma que aprendí de pequeña y con el que tengo una relación de amor odio. Últimamente me ha dado por ir por las tiendas y descifrar las palabras japonesas que vienen en ciertas prendas de ropa. Tiene bastante éxito en redes.
Se te ve muy activa en ellas.
Soy activa aunque mi comunidad es muy pero que muy pequeña. Pero acogedora. Creo que, como periodistas, a veces sentimos la necesidad de contar cosas, compartir aquellas que nos han despertado interés por algo y que creemos que a otros también les puede interesar. ¡Ah! y tengo una cruzada personal contra las erratas, errores gramaticales y siempre ando a la caza de extranjerismos que recojo bajo la etiqueta #hablemosespañolleches. Y da mucho juego. Pero, sobre todo, me sirve también para compartir aquellos proyectos en los que estoy involucrada.
¿Qué planes tienes para este año?
Seguir o, al menos, permanecer donde estoy. Creo que más allá que eso, ahora mismo, no se puede planificar. Lo que venga, en general, estará bien. Pero mi trabajo de oficina siempre lo he compaginado con mi “otra vida”.
¿Y para el futuro?
¿Para el futuro? Más bien para el presente. Recuerda que soy una impaciente. Seguir formándome todo lo que pueda en locución y seguir practicando el japonés para no olvidarlo. Y, por supuesto, bailando. Algún día me gustaría combinarlo todo y poder vivir de ello.Y por fin, quiero darle forma algo con lo que llevo tonteando un tiempo. Nada a lo grande, pero… bueno, lo digo. Quiero hacer una serie de Podcasts, de diferente temática y divertidos. Ya que la radio me sigue encantando y no veo la manera de volver, le he ido dando forma a mi propio espacio sonoro. ¡Ya tengo hasta el nombre! Pero lo anunciaré por redes, claro.
Por último, dinos un sueño que te gustaría que se hiciese realidad.
¿Uno solo? Te voy a decir tres, como si fueras el genio de la lámpara, por si puedes concederme alguno. Presentar ¡Mira quién baila! Edición Miami (risas). Aunque con el de España, me vale. Bueno, o protagonizar una película musical de baile, claro. Tipo Dirty Dancing, pero la segunda, la de Cuba. Yo ya tuve The Time of my life. O participar en el próximo videoclip de Bruno Mars o de Justin Timberlake. O de quien necesite una bailarina, que para bailar siempre estoy disponible ¡llueva o truene!