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Fue operada de un cáncer de mama en plena pandemia

Mabel Lozano, motivos para celebrar: nominación a los Goya y buenas noticias sobre su estado de salud

‘El mejor premio es vivir’, afirma la directora de cine social


30 de enero de 2021 - 14:48 CET

 Mabel Lozano  vivió uno de los años más complicados de su vida en el 2020, al desvelar, en pleno confinamiento, que había sido operada de urgencia de un cáncer de mama . Por suerte, la enfermedad fue descubierta a tiempo y, plenamente recuperada, ha comenzado el año nuevo de la mejor manera posible, tras ser nominada a uno de los Premios Goya por su documental   Biografía del cadáver de una mujer . Pletórica, la popular directora nos hace ahora un balance de su estado de salud y nos cuenta cómo afronta esta nominación, con la que, después de haber estado también en la gran gala del cine en otras dos ocasiones, con Chicas nuevas 24 horas y Tribus de la Inquisición, podría conseguir su primera estatuilla el próximo 6 de marzo, en Málaga.

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Mabel Lozano© GTres
“Sin lugar a dudas, esta nominación es la que más ilusión me ha hecho”, afirma Mabel Lozano.

—Mabel, ¿cómo reaccionaste al conocer esta nueva nominación?

—Exultante de felicidad. Sin lugar a dudas, es la que más ilusión me ha hecho por lo que representa: la visibilidad de las mujeres silenciadas y olvidadas que han sido asesinadas impunemente por sus proxenetas. Para mí será un orgullo representar en los Goya a todas esas mujeres invisibles que se han visto despojadas de su derecho y dignidad.

—¿Qué significa para ti este reconocimiento en este momento de tu vida?

—Conseguir el premio no estaría mal, pero lo verdaderamente importante es que esta nominación visibiliza a las mujeres de las que hablo gracias al colectivo de la cinematografía, que tanto impacto tiene. Además, en un momento en el que se vuelve a hablar de una reforma legislativa para poder condenar a las caras del proxenetismo. Es la única manera de evitar que alguien se pueda lucrar con la prostitución de otra persona. Por eso es tan importante darle visibilidad a este documental.

—¿Qué cuentas en él?

—La historia de Yamiled Giraldo, víctima de la trata de mujeres. Cuento cómo fue captada en Colombia y trasladada a España, cómo fue explotada en un club de Irún, cómo escapó y denunció a su proxeneta y cómo este, por venganza, contrató a unos sicarios, estando en la cárcel, por diez mil euros, para acribillarla a tiros delante de su hijo. Ese asesinato no solo fue una venganza, sino una manera de decirle al resto de mujeres: “Mira lo que te va a pasar si me denuncias”.

—¿Qué es lo que te resultó más difícil a la hora de rodarlo?

—Me costó muchísimo conseguir el testimonio de su hijo, Cristofer, porque el miedo es muy libre. Estamos hablando de gente que va armada y que es capaz de sacar diez mil euros para asesinar a tiros a una mujer maravillosa delante de su hijo. Era un hombre que ya había asesinado a todas las que le habían denunciado anteriormente. Cuando hablamos de la mafia, creemos que la mafia está en México, Colombia o Rumanía. Pero la mafia está aquí, con nosotros, y son esos proxenetas. Y te aseguro que dan mucho miedo.

—¿Lo has pasado tú?

—No creo que me pase nada. Lo que yo siento es muchísimo dolor e impotencia. No sabes cómo llorábamos cuando Cristofer me contó cómo le reventaron la cabeza a su madre delante de él. Es un chico que jamás se va a recuperar de eso, un ‘muerto viviente’ de veinticuatro años.

© MAFALDA ENTERTAINMENT
Un fotograma de su documental ‘Biografía del cadáver de una mujer’, en el que participa Cristofer, hijo de la protagonista de la historia, Yamiled Giraldo, una víctima de la trata de mujeres que fue asesinada, hace doce años, delante de él.

El ‘Pepito Grillo’ de los directores

—¿Cómo consigues controlar las muchas emociones vividas?

—Es que no las controlo. Además, las emociones que yo siento son muy fuertes. Son la rabia, la decepción, la impotencia... Emociones que canalizo en trabajos como Biografía del cadáver de una mujer. Eso sí, sin hacer pornografía del sentimiento humano. Lo que intento es aportar mi granito de arena para lograr hacer un mundo mejor.

—Si ganas el Goya, ¿se lo dedicarás a Yamiled?

—Se lo dedicaré a ella y también al resto de mujeres y niñas desnudas de derechos.

—Tu marido, Eduardo Campoy, es uno de los grandes cineastas de este país. Te apoyará especialmente en tus trabajos, ¿no?

—Eduardo y yo hacemos un cine que está absolutamente en las antípodas el uno del otro, pero hace una cosa que para mí es más importante: el papel del Pepito Grillo que todos los directores necesitamos. En mi caso, sus consejos siempre son maravillosos porque, por un lado, sabe y, por otro, me quiere.

—¿Alguno de vuestros hijos sigue o seguirá vuestros pasos en el mundo del cine?

—¡Qué va! Los dos son grandes cinéfilos, pero están haciendo carreras universitarias que nada tienen que ver con esto. Jacobo está en el segundo año de Ingeniería Mecánica y Roberta hace un doble grado de Comunicación Digital y Publicidad.

—Cambiando de tema, hace ya casi un año que te operaron de urgencia por un cáncer de mama. ¿Cómo estás?

—¡Muy bien, muy bien! Y no solamente me encuentro bien, sino que valoro más todavía las cosas. Siento gran pasión por la vida y por lo que hago. Para mí, el único Goya, el mejor premio, es vivir.

—¿Has terminado las sesiones de radio?

—Sí, sí, las acabé y ahora tengo un tratamiento hormonal de cinco años, por lo que tengo que aprender a vivir con una pastilla diaria. He aprendido a convivir con eso y también a rendirle un homenaje a la vida todos los días.

© Hola

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