Acaba de celebrarse el primer bautizo real del 2021. Nicolás de Rumanía , nieto del fallecido Rey Miguel (el último monarca de ese país y primo favorito de la Reina Sofía), y su mujer, Alina, han bautizado el sábado 23 a su hija, María Alexandra, que solo tiene dos meses y medio de vida. La princesa recibió el sacramento según el rito ortodoxo en el monasterio de Curtea de Arges, en la región de Valaquia, un sitio de gran valor histórico y sentimental para los Hohenzollern-Sigmaringen. Allí se levanta el panteón de la Familia Real, donde descansan los restos de los reyes rumanos: desde Carlos I, fundador de la dinastía, hasta Miguel I, el último soberano, que en 1947 fue obligado por los comunistas a abdicar y a marcharse del país.
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Cuando el hijo de la princesa Helena de Rumanía anunció el embarazo de Alina, dejó claro que él y su mujer iban a criar a su hija “con un espíritu de responsabilidad y amor” por su país. Muy orgullosos de sus raíces y comprometidos con la promoción de la riqueza cultural de Rumania, Nicolás y Alina se vistieron con trajes folclóricos. Sus invitados también llevaron vestimentas autóctonas de las provincias de Argeș, Bistriţa, Câmpulung-Muscel, Drăguș y Vâlcea. “A través de los trajes tradicionales, queríamos expresar nuestro amor y respeto por los valores rumanos, así como la esperanza de que nuestra hija comparta el mismo sentimiento”, explica Nicolás a ¡HOLA!.
María Alexandra llevó un faldón hecho a mano especialmente para ella en el estilo tradicional rumano, con bordados de seda, un regalo de la priora del monasterio de Valeni, en Moldavia occidental. Hablamos con el nieto del Rey Miguel sobre los detalles de una ceremonia llena de guiños a la historia y la cultura de Rumanía y a su monarquía, extinta hace ya 74 años.
- Nicolás, ¿por qué habéis elegido el monasterio de Curtea de Arges para celebrar el bautizo de vuestra hija?
-Porque allí están enterrados mis abuelos, el Rey Miguel y la Reina Ana. Al igual que en nuestra boda, queríamos elegir un lugar en el que ambos nos sintiéramos como en casa, donde tuviéramos una conexión espiritual o incluso histórica. Aquí, en Curtea de Arges, mi familia está presente desde 1866.
-¿Cómo fue la ceremonia? ¿Cuál fue el momento más emotivo?
-La ceremonia fue muy íntima, con pocos invitados, y fue oficiada por el Padre Calinic, Arzobispo de Arges y Muscel. Como había muy pocos invitados y fue una ceremonia relajada, con pocas formalidades, optamos por vestirnos con trajes tradicionales de diferentes zonas de Rumanía. Para nosotros el momento más emotivo fue cuando el sacerdote llevó a María a la pila de bautizo, ya que fue el momento en que nuestra hija, María Alexandra, se hizo ortodoxa.
-¿Cómo se portó María Alexandra? ¿Lloró en algún momento?
-María ha sido muy buena desde el primer día. Durante el bautizo durmió, hasta que la desnudaron y le echaron agua en la cabeza. Entonces lloró un rato. Después se tranquilizó y estuvo muy atenta al resto de la ceremonia y a la gente que la rodeaba.
-El nombre de vuestra hija tiene un significado importante…
-Sí, lo elegimos por varias razones. María y Alexandra son dos nombres que nos gustan a los dos, y son nombres de santas. También la llamamos así en honor a la Reina María de Rumania y a su hija, la princesa Ileana, que más tarde se convirtió en monja y se hizo llamar hermana Alexandra.
-María nació en medio de una pandemia. ¿Cómo lo habéis vivido?
-Afortunadamente, vivimos a las afueras de Bucarest, cerca de un bosque y rodeados de campos. Estamos agradecidos de haber tenido el espacio para mantenernos activos, algo que fue muy beneficioso para Alina y su embarazo durante los meses del confinamiento. El hecho de que tuviéramos que quedarnos en casa fue muy agradable, ya que pasamos un tiempo familiar de calidad que de otra manera no habría sido posible.
-¿Has echado de menos a alguien en este día?
-Debido a la pandemia mundial, mi familia no pudo estar con nosotros y sí, los echamos de menos.
-¿Quiénes han sido sus padrinos?
-Siguiendo la tradición de mi familia, María Alexandra tiene doce padrinos de Rumanía y del extranjero. Hubo una pareja principal que participó activamente en el bautizo, el Príncipe Michael y la Princesa Emanuela Ghyka.
-¿Habéis recibido felicitaciones de otras casas reales?
- Sí, del príncipe Leka de Albania y del príncipe Jean d’Órleans.
-Nicolás, ¿qué balance haces de estos años de matrimonio?
- Una relación entre dos personas casadas es hermosa, pero ahora nuestra hija nos ha completado y nos ha dado nueva energía, obligándonos a reflexionar sobre la dinámica de una familia y la importancia de la unidad. Los últimos años han sido los mejores.
-¿Les gustaría tener un hermano para María-Alexandra?
-Sí, nos gustaría tener otro hijo. Un hermano o una hermana sería fantástico para María.