“Yo antes del Covid estaba fenomenal, un día entró en mi cuerpo y a partir de ahí no conseguía volver a ser yo”. Así comenzaba a Vanesa Romero a relatar en las páginas de nuestra revista la difícil lucha que ha librado durante meses contra las secuelas que le dejó el coronavirus. Ella pasó por la enfermedad sin necesitar un ingreso hospitalario -como sucede con los pacientes más graves-, sin embargo, sus problemas de salud no terminaron cuando superó el virus, los meses siguientes fueron muy duros porque seguía sin encontrarse bien, padeciendo dolores, mucho malestar e incluso taquicardias. Su caso por desgracia no es aislado, muchas personas han visto cómo su cuerpo tarda mucho en recuperarse de esta enfermedad, de la que todavía se desconoce mucho, como por qué afecta de una manera tan diferente a unas personas y a otras.
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Para ella todo comenzó en marzo, unos días después de que se decretara el estado de alarma en España y el confinamiento domiciliario. “El 16 de marzo empecé a encontrarme mal, dos días después del confinamiento. Me asusté mucho porque no sabía muy bien lo que tenía, solo sabía que aquello no era una catarro o gripe, eran síntomas que jamás había sentido. En aquel momento, no se sabía apenas nada del Covid y la información que nos llegaba era confusa”, cuenta. Y ahí comenzó el miedo a lo desconocido, a lo que le podía pasar, mientras a nuestro alrededor las noticias eras desesperanzadoras y nuestro país pasaba por verdaderos momentos de angustia y dolor a causa de esta pandemia. “Sí tuve miedo, mucho. Fue muy duro todo aquello, el no saber, la incertidumbre, el desconocimiento de cómo se comporta este virus...”.
Mentalmente gestionar todo esto ha sido difícil. Tenía muchos dolores musculares, debilidad, taquicardias...
En los momentos difíciles no le ha faltado el apoyo de su familia, aunque sus padres viven lejos de ella, en Alicante, su tierra natal. “Mi hermana sí vive en Madrid, pero mis padres y mi hermano en Alicante. Ellos han estado desde la distancia escuchándome, dándome apoyo y tranquilizándome en los momentos donde la ansiedad me podía”. Y cuenta que, debido a las restricciones de los últimos meses en la Comunidad Valenciana, lleva meses sin poder reunirse con ellos. “Los vi un día el año pasado, que viajé por motivos de trabajo. Pero estas Navidades opté por quedarme aquí, por precaución. Los echo mucho de menos”.
Ahora por fin se ha recuperado y se encuentra con mucha fuerza y energía, aunque reconoce que no volverá a ser la misma. Esta experiencia le ha cambiado la forma de ver las cosas y le ha hecho comprender qué es lo que realmente importa. “Te das cuenta de la vulnerabilidad. Me tuve que enfrentar a muchos miedos. Aprendes muchas cosas de ti en situaciones extremas, porque al principio las sensaciones que tuve fueron terribles, y al final, te das cuenta de que hay que disfrutar del aquí y del ahora, que va vida pasa rapidísimo y que lo que nos vamos a llevar es lo que vivamos. Por eso hay que intentar sacarle el jugo a la vida”.