,type=downsize)
Tras la histórica salida de Donald Trump de la Casa Blanca, que ha estado marcada por la polémica, acusaciones de fraude electoral y un impeachment de última hora, todo parece indicar que él y su familia pondrán rumbo a Florida, donde empezarán su nueva vida lejos de Washington. El pasado mes de diciembre, comenzaron a circular las primeras informaciones que apuntaban a que su destino sería Mar-a-Lago, su residencia ubicada en Palm Beach, ya que Melania Trump había estado visitando algunos colegios de la zona para que su hijo, Barron, continúe allí sus estudios y, además, puso en marcha unas obras de reforma en la vivienda.
Sin embargo, no lo tendrá fácil. Muchos vecinos de Palm Beach han mostrado su oposición a que vaya a vivir allí, ya que, al parecer, violaría un acuerdo firmado en 1993, en el que se comprometió a que este lugar no podría ser utilizado como una residencia a tiempo completo. Según asegura The New York Times, los vecinos han enviado una carta a la alcaldía de Palm Beach y al Servicio Secreto de EE.UU., en la que solicitan que no se instalen en este lugar. Mientras tanto, esta semana ya se han visto llegar algunos camiones de mudanza.
© GettyImagesUbicada en primera línea de playa y con unas privilegiadas vistas del océano Atlántico, Mar-a-Lago es una impresionante mansión que ¡HOLA! tuvo la oportunidad de conocer en 2011, de la mano del propio Trump, quien, por aquel entonces, nos contaba que se estaba planteando la posibilidad de presentarse a la presidencia de Estados Unidos. “Creo que haría un gran trabajo. El país necesita ayuda. Lo tengo claro”, respondía al preguntarle si disfrutaría de un puesto con tanta responsabilidad y ataduras. Junto al magnate y su mujer, recorrimos algunas de las estancias y las 126 habitaciones de esta espectacular propiedad de nueve hectáreas de terreno. Un lugar muy especial para el matrimonio, del que guardan muy buenos recuerdos, ya que aquí se dieron el ‘sí, quiero’ en 2005.
© Archivo ¡HOLA!La casa fue construida por la filántropa Marjorie Merriweather Post en 1927 y en 1972, fue declarada digna de conservación y ocupó un lugar en el Registro Nacional de Lugares Históricos de los Estados Unidos. Donald la compró en 1985 y la transformó en lo que es hoy: un club ultra exclusivo y de admisión limitada a miembros. Destacan en ella los suelos y paredes de mármol, procedente en su gran mayoría de un antiguo castillo en Cuba; la piedra tallada en las paredes y arcadas –se fletaron desde Génova tres barcos con piedra local-, el pan de oro y las eclécticas piezas de mobiliario, muchas de ellas elegidas por la ex primera dama. “He comprado muchas de las cosas que ven en las fotografías: cajas, jarrones, muchas cosas. Algunas antigüedades ya estaban en la casa. Eran de la señora Marjorie Merriweather Post, la dueña anterior. Es una casa muy original. Pero yo he comprado algunas de las piezas, y son antigüedades”, nos explicaba.
© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!Los Trump poseen un ala privada de la casa donde acostumbran a pasar sus vacaciones para relajarse y pasar algún tiempo en familia, como decía Melania: “Tenemos un ala para nosotros solos. Es muy bonita y muy íntima también. Está llena de comodidades. Tenemos todo lo que necesitamos: tenis, una playa con piscina, un spa maravilloso... Uno puede descansar y lo tiene todo a mano. También hay un patio muy bonito y un salón de cena muy elegante”. Donald, que es un devoto del golf, siempre que va se dedica a hacer algunos hoyos en el cercano Club Internacional de Golf Trump.
Un imponente refugio que refleja a la perfección el lujoso estilo de vida del magnate y su familia. “Cuando entras en la Trump Tower, en Mar-a-Lago o en otra de mis propiedades, es muy difícil hacerte una idea real de lo que es la vida”, nos aseguraba el ahora expresidente.
