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Este miércoles Joe Biden se convierte en el nuevo presidente de Estados Unidos tras jurar el cargo en un Capitolio más blindado que nunca a raíz de los últimos altercados y marcado por la pandemia. La investidura supondrá el fin de la era Trump, marcada en muchas ocasiones por la polémica, y la mudanza de la familia presidencial de la Casa Blanca, que ha sido su hogar durante los últimos cuatro años. Además de cambiar de domicilio se abren ahora muchas incógnitas sobre cómo será la vida del matrimonio saliente. Donald Trump tiene un emporio empresarial en el que estará centrado, pero queda por saber qué hará Melania ahora que no se verá encorsetada por la agenda institucional que implica ser primera dama. Aunque todo en la esposa del ya depuesto mandatario está envuelto en el misterio y el hermetismo hay algunas pistas que indican el futuro que podría tener una mujer que ya ha pasado a la historia.
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Melania, que en múltiples ocasiones ha mostrado una actitud fría y distante con su marido en público, y que ha dicho con gestos, en ocasiones desplantes y desaires a su esposo, y en ocasiones con la polémica elección de sus estilismos con mensaje, lleva semanas supervisando la mudanza de su familia de Washington, una ciudad por la que no siente ninguna predilección especial. Parece que la esolvena está deseando abandonar sus funciones de representación y no quiere facilitar la transición a su sucesora, Jill Biden. Tampoco ha trascendido que tenga intenciones de crear una organización que siga con el legado que emprendió durante el mandato de su marido, centrado principalmente en la protección de la infancia, la prevención del ciberacoso y en dar apoyo y soporte a los militares y sus familias. Otras primeras damas siguieron involucradas en los asuntos que las interesaban tras dejar el Capitolio.
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El hecho de que no haya hablado sobre sus planes inmediatos y de que nunca se haya posicionado ante la posibilidad de que en un futuro apueste por su propia carrera política, como sí hizo Hillary Clinton, deja sobre la mesa la posibilidad de un posible divorcio en el matrimonio Trump, algo que no sorprendería a raíz de la escasa complicidad que han mostrado en muchas de sus apariciones. De hecho, la derrota de Donald Trump en los comicios habría sido un alivio para la exmodelo que ya no tendría que permanecer junto a él haciendo el papel del perfecto matrimonio presidencial. Si ella hubiera pedido la separación mientras él era presidente sería una deslealtad que el magnate jamás le hubiera perdonado. Aún así todo dependerá del acuerdo prematrimonial que firmó la pareja y que Melania habría tratado de mejorar para asegurar que su hijo Barron tenga los mismos derechos en la herencia que los tres vástagos mayores del ya depuesto mandatario norteamericano.
De momento y teniendo en cuenta al pequeño Barron, que todavía tiene 14 años, los Trump ya han reformado su mansión de Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, a donde ya han puesto rumbo y que será su próximo e inmediato hogar. Este es, sin duda, su refugio preferido. En esta impresionante mansión, de 118 habitaciones y que cuenta con un club de golf privado, se casaron el 22 de enero de 2005. Además, varios testigos aseguran que Melania ya está buscando colegio para su hijo en la zona, según informó la revista People. Aunque Mar-a-Lago sea el nuevo cuartel general, es posible que también se desplacen a otras de sus residencias como la Trump Tower, en Nueva York, donde vivía antes de pasar por la Casa Blanca.
Desde hace semanas, Melania estaría negociando con una editorial para escribir sus memorias sobre sus cuatro años al lado del poder, según adelantó Page Six. Un proyecto que contaría con el plácet de su marido y que el mundo espera con ansia para entender algunos de los comportamientos que ha tenido y que seguro que le reportaría unos pingües beneficios. No obstante, se desconoce el contenido de esta biografía autorizada y si se abordarán temas tan espinosos como su siempre comentada relación con Ivanka Trump o cómo es su verdadera vida matrimonial. También permitiría saber más acerca de esta primera dama de 50 años a la que envuelve el misterio y se le ha achacado poca espontaneidad y cercanía.