Los difíciles momentos vividos durante estos meses de pandemia han generado un viaje hacia la reflexión e introspección en Renaceres, un documental dirigido por Lucas Figueroa. Este proyecto cinematográfico está acompañado por las voces de personalidades como Alejandro Sanz, José Sacristán, Ester Expósito e Imanol Arias, entre otras. Precisamente, es el actor de Cuéntame quien explica a Hola.com fuerza visual de este largometraje grabado en las calles de nuestro país. "Muestra el vacío no solamente físico, sino la belleza del vacío mientras se expurga", nos cuenta Imanol. "Es una obra que no apela a lo comercial, pero es una película muy bella. Es un homenaje a la gráfica, a la narración", apostilla el leonés, que también
adelanta a Hola.com qué harán Irene Meritxell y él estas fiestas navideñas.
En Renaceres, recitas un poema que dice: "Si pudiera vivir nuevamente mi vida...". En tu caso, si tuvieras esa oportunidad, ¿la vivirías de igual forma? ¿Repetirías cosas?
No. Para vivir tu vida tienes que no repetir las cosas cada día, a ser posible. Para eso, hay que estrechar mucho la distancia que hay entre quién eres y quién dicen o dices que eres.
La pandemia se ha llevado por delante a muchas vidas. ¿Has tenido que lamentar alguna pérdida dentro de tu familia o círculo de amistades?
Dentro de la familia, no. Amigos, sí. Por lo menos, siete u ocho... Entre ellos, un periodista y Luis Eduardo Aute, que es mi hermano...
En todos estos meses complicados, no has dejado de trabajar, que has rodado y regresado al teatro.
No paro, no (ríe). Tengo mucha suerte. Solamente paré en marzo. Llevo ciento sesenta funciones con la obra El coronel no tiene quien le escriba, de García Márquez y con la dirección de Saura. El texto funciona de maravilla porque es una preciosidad poética sobre el amor, la vejez, la dignidad. Llevamos año y medio y continuaremos hasta mayo de 2021. Estamos muy contentos.
¿Cómo estás viviendo esta gira de teatro en plena pandemia?
Me han hecho una cápsula de protocolo con las aseguradoras. Voy a la misma cadena de hoteles y tengo los amenities, que además me los tengo que llevar. Hay veces que no uso el albornoz, porque sólo estoy una noche, y me lo tengo que llevar. Y llevo ciento sesenta funciones... No puedo tener tantos albornoces de la cadena (ríe).
Cuéntame también regresa en enero. La nueva temporada se ambienta el año 92, pero hay un salto temporal a la actualidad y la época del coronavirus.
Sí, pero no es algo narrativo, no es que la serie se quede en la actualidad. Igual que hay flashbacks en la serie, esta temporada incluye un salto adelante. Si hay un bombazo, es la reflexión del 2020. Y el año en el que arranca, el 92, las ilusiones de Antonio Alcántara se derrumban. Es el gran año del éxito del país, pero el patriarca tiene mala suerte y se hunde. A partir de ahí, mi personaje es un tío tocado y se convierte en otra cosa. Igual que cuando le pasó a mi padre cuando tuvo el accidente.
Imanol, ¿el trabajo es tu mejor antídoto para superar todo lo malo?
No. Porque hay trabajos que son indignos. Lo que es un antídoto personal es vivir de la forma que quieres y eso tiene que ver con tener la profesión que te gusta, que ames y que haga que todo lo que es incómodo para ti sea una pequeña cosa. Hay que esforzarse por ser feliz, pero no a lo bobo. Y se puede. Tenemos un mecanismo de estrés demasiado complicado. No hay que tomarse tan en serio nada y lo digo por mí el primero.
¿Qué planes tienes para estas Navidades?
Solo y aquí, en casa. Con mis hijos ceno el lunes. Mi madre está en el norte... No se puede viajar y tengo mucho protocolo con el teatro, así que lo celebraremos más adelante. Además, el día 26 tengo función en Altea (Alicante).
Aunque dices que pasarás solo estas fiestas, estarás al lado de Irene, tu mujer, ¿verdad?
Claro, me refiero a ella y yo en casa. Irene se quiere ir en Nochevieja, pero no quiero que viaje. Está viniendo a trabajar a Cuéntame y estamos encapsulados. Lo mismo en El Cid, que se ha encargado de la foto fija de la serie.
¿Te gustan las Navidades?
Me gusta reunirme con mi gente, así que me da igual que sea por Navidad. Como soy del norte, me gusta el juego de llevar cosas de Madrid, que allí me pusieran cosas de la tierra, competir y perder ante las merluzas o pescados que hay allí. Eso me gustaba.
Tus hijos han seguido tus pasos, ¿cómo les ves?
Mi hijo pequeño está empezando y el mayor, como es músico, tiene otro tipo de pensar en la profesión. Es mucho más calmado. Es muy atemporal, en el sentido de que tiene un éxito y si lo siguiente le viene muy rápido, no rueda. Le veo muy sensato porque ha llegado tarde a la profesión, porque era músico antes, y no tiene esa cosa de triunfar. Ya sabe que siendo músico no es así.