Las Navidades no son las fechas favoritas de Claudia Osborne desde que murió su madre, Sandra Domecq, en 2004. Sin embargo, la hija de Bertín Osborne guarda un recuerdo entrañable de un regalo que recibió aquellas primeras fiestas sin su madre, cuando solo tenía quince años: "Recibí un anillo de oro con tres piedras: una amatista, una aguamarina y un citrino. Era una copia de uno que ella llevaba siempre. Mis tías nos regalaron uno igual a cada una de las hermanas", rememora en una entrevista con ¡HOLA! que ya puedes leer en la revista de esta semana, disponible en tu quiosco.
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"No tiene mucho valor material realmente, pero es un anillo que siempre llevaba puesto. Sigue siendo, hasta el día de hoy, la pieza más importante de mi joyero". También recuerda con mucho cariño otra joya de su madre, una sortija de Cartier: "La usaba mucho y me acuerdo siempre de ella", dice. "Me gustan las joyas que se quedan conmigo siempre, las que tienen algún tipo de valor sentimental. No es tanto el valor económico, sino el emocional el que más me importa", dice la pequeña de las hermanas Osborne, que, en este reportaje navideño, posa con las colecciones «Juste un Clou», «Love», «Clash» y «Trinity», de Cartier.
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Aunque estas fechas le despiertan algo de nostalgia, Claudia tiene mucho que celebrar este año. Ha publicado su primer libro de autoayuda, Lo mejor de ti (Planeta), que está siendo un éxito editorial, y está triunfando en su carrera como coach emocional, un trabajo con el que, en sus propias palabras, "ayuda a la gente a conocerse para que logre amarse". Dice que ha escrito el libro "para todas las personas que quieren ser felices" y en él cuenta su propio camino hacia la felicidad, que ha estado lleno de obstáculos: pérdidas, enfermedades, desamores… Hablando de amor, ella ha recuperado la ilusión junto al financiero José Entrecanales Carrión, hijo del empresario José Manuel Entrecanales Domecq.
Me decías que tienes un anillo de tu madre que es de Cartier. Hablando de Cartier, la firma tiene una línea que se llama 'Love' ('Amor'). ¿Cuán importante es el amor para ti?
El amor es lo más importante.
¿Estar enamorado ayuda a estar bien, a la salud mental?
Claro, es que el amor lo es todo. El amor a ti mismo, el amor hacia los demás… lo es todo. Es lo que da la felicidad.
¿Te gustaría formar una familia?
Sí, me gustaría formar una familia. Me imagino siendo madre, con mis hijos.
Llega fin de año, ¿qué balances haces?
Pues ha sido un año muy de sorpresas y giros de vida, en todos los sentidos; giros muy interesantes y que me han llenado mucho.
¿Profesionalmente y personalmente?
Sí, en ambos sentidos.
¿Y qué planes tienes para este fin de año?
Fin de año lo paso normalmente con mi padre. Así que me imagino que este año, si se puede, seguirá siendo así.
Estas fechas son tristes y nostálgicas para mucha gente. ¿Cómo las vives tú?
Desde que mi madre falta, las Navidades nunca han sido mi época del año favorita. Son fechas tristes… Pero esta vez me apetecen mucho, y fíjate que tenemos la COVID y todo esto. Aun así, me apetece mucho reunirme con la familia, en la medida de lo posible. Llevo tanto tiempo sin estar con ellos que quiero que lleguen estas fechas para juntarme con todos los que nos dejen.
¿Y cómo combates esa tristeza?
No es mala idea hacer una lista de cosas que hay que agradecer al dos mil veinte y hacer otra de lista de objetivos para el dos mil veintiuno. Cuando dedicas unos minutos a eso, a agradecer y a mirar hacia delante y a pensar en nuevos proyectos, te hace el cambio de año más emocionante o ilusionante.
¿Qué regalo te gustaría recibir?
Uy, no lo sé, yo soy malísima para esto. A mí los regalos no me entusiasman mucho.
¿Y has hecho ya tu lista de objetivos para dos mil veintiuno?
Todavía no. Tengo que ponerme a ello. Seguir construyendo. Dos mil veinte fue el año de mi libro. Dos mil veintiuno será todo lo que venga a raíz del libro. No tengo un gran objetivo, solo seguir en mi línea.
¿Cómo recibió tu familia el libro?
Mi padre ya se lo ha leído, mis hermanas todavía no.
¿Qué te dijo Bertín?
Que está orgulloso de mí, que le ha encantado. También me reconoció que lo tuvo que leer un par de veces porque no lo entendía. Está muy contento, sobre todo, porque me ve a mí feliz. Estoy viviendo un momento tan dulce y recogiendo tantos frutos que él lo ve y le hace casi más ilusión que a mí.
¿Te pide consejos de coaching?
No, mi padre está sobrado.
¿Y él te da a ti?
Tampoco. Fíjate que él respeta mucho la opinión de sus hijas y de la gente que tiene alrededor. Nunca da lecciones. Por eso es tan buen entrevistador, no juzga.
Tu libro se titula Lo mejor de ti. ¿Qué es lo mejor de ti?
Mi curiosidad, que ha sido la que me ha traído hasta aquí. Experimentar la vida, conocerme, ir en la línea de la curiosidad.
¿Por qué crees que el coaching está tan de moda?, ¿por qué tanta gente lo necesita?
El estigma que había antes sobre el acompañamiento psicológico está decayendo, gracias a Dios. Y, a la vez, la situación de la pandemia ha hecho que la gente tenga que parar y se dé cuenta de muchas cosas, se está escuchando por primera vez. Las dos cosas hacen que más gente recurra a la figura del <>. La gente lleva mucho tiempo necesitando ayuda, pero ahora la está pidiendo.
¿Por qué?
Porque al pararte eres más consciente de lo que te dices, lo que piensas, de cómo te sientes. Te das cuentas de que todo depende de ti.
¿Este año tú te has oído más a ti?
Sí, yo este año he aprendido muchísimo de mí misma.
¿Por ejemplo?
Ha sido un año de mucha vulnerabilidad, pero también de mucha sanación.
En tu libro hablas de tus depresiones, de tu bulimia. ¿Te costó abrirte tanto?
Quise compartir mi experiencia por si podía ayudar a otros. Este libro es el resultado de mi proceso personal y profesional. Necesitaba hablar de mi experiencia. Surgió de manera natural porque me parecía obvio que tenía que compartirlo. Algunas cosas me costaron más, pero porque no solo hablaba de mí, sino también de mi madre. Antes de publicarlo lo hablé con mis hermanas y mis tíos. Eso fue lo más complicado, hablar de mi madre.
Hablas de la huella del abandono, que relacionas con la separación de tus padres…
Mis dos heridas más grandes son las del abandono y la de la injusticia o el rechazo. Y esas dos heridas las he descubierto y curado hace relativamente poco. Yo me di cuenta de que algo no funcionaba cuando decidí volverme de Estados Unidos sin saber muy bien por qué. Sabía que era una reacción que venía de algo mucho más profundo. Esa era mi huella del abandono. Y después mi bulimia vino de la herida del rechazo. Todo esto es un proceso y, cuando profundizas, las piezas van encajando.
¿Qué te dice tu padre cuando cuentas estas cosas tan personales?
Todavía no me ha dicho nada. Lo que cuento es como lo he vivido yo. Además, mi padre tiene una enorme honestidad y se muestra muy vulnerable delante de la gente. Eso le hace muy grande. Que yo haga lo mismo le parecerá fenomenal.
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