Poder disfrutar de una residencia marbellí para pasar el verano ha sido siempre lo ideal para Cristina y Victoria Iglesias. Pero este año esa habitual estancia veraniega se ha prolongado más que nunca y, en pleno diciembre, las dos hijas gemelas de Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger, de 19 años, continúan en su particular paraíso marbellí, en Ojén. A lo largo de la temporada estival las vimos tomando el sol, montando a caballo y pasando mucho tiempo jugando y paseando con sus mascotas, a las que adoran y que, incluso, tienen su propia cuenta en redes sociales. Más tarde, ya en otoño, descubrimos otra de sus grandes aficiones: el yoga -una disciplina que les ayuda a relajarse y a mantener una correcta postura corporal-. Y ahora, ya en pleno mes de diciembre, Victoria y Cristina continúan en la residencia paterna de Marbella en el que es, hasta la fecha, el periodo más largo que las hermanas han pasado en la Costa del Sol. ¿Se quedarán a disfrutar también de la Navidad?
Aunque alternan sus días en la Costa del Sol con temporadas en la mansión familiar de Miami y sus estancias en Nueva York, donde continúan estudiando y trabajando como modelos, lo cierto es que Cristina y Victoria parecen no querer marcharse de su casa de Ojén. Ambas han disfrutado a lo largo de todos estos meses de las estupendas condiciones meteorológicas de la Costa del Sol, siempre rodeadas de sus caballos -son consumadas amazonas- y sus perros.
Tanto es el amor que tienen por estos animales que, recientemente, Cristina aseguraba que su mejor amigo es... ¡su perro Luke!, a quien parece situar por encima de su hermana en el escalafón de sus afectos. Bromas aparte, a las gemelas les encanta pasar tiempo con sus perros, pasear con ellos y montar a caballo por los alrededores de la finca de su padre, o pasear a sus perros -Luke, Leila y la última en llegar, Bala-, a quienes han dedicado incluso un perfil en las redes sociales. Las gemelas sienten tanto amor por ellos que, en ocasiones, no se sienten capaces de separarse de su lado, como le ocurrió a Victoria en verano, cuando fue 'víctima' de un simpático espía que quería, a toda costa, enterarse de lo que ella leía en el jardín de la casa. En los últimos días le ha tocado el turno a Cristina, que no consigue estar a solas ni en la ducha, un lugar hasta el que la sigue, siempre que puede, su querido Luke.
Iguales pero diferentes
Las dos hermanas, a las que es difícil distinguir entre sí a primera vista, están más que acostumbradas a que la gente las confunda. De hecho, en más de una ocasión han bromeado con ello, pero, al mismo tiempo, quieren reivindicar su propia personalidad: "Iguales pero diferentes", ha llegado a escribir Victoria junto a una bonita fotografía de ambas, en la que miran a fijamente a la cámara. Es cierto que su parecido físico es indudable, pero hay algunos rasgos que las distinguen y, al mismo tiempo tanto ellas como su familia están encantadas de esa dualidad, como dejó claro su madre, en respuesta a esa imagen: "Soy muy afortunada por teneros a las dos".
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