Se acerca la Navidad, tiempo de nostalgia y de hacer balance del año. Sara Carbonero, tras un 2020 lleno de cambios en su vida, prefiere no hablar de nostalgia o melancolía y sí de "momentos rescate". Se trata de aquellos pensamientos que nos hacen felices, pero no desde la añoranza, sino como "combustible para seguir", tal y como explica la periodista al rememorar uno de esos días, cuyo recuerdo le llena de energía. Junto a una foto de hace exactamente dos años recorriendo con su hijo Lucas, de dos años, las navideñas calles de Oporto, Sara ha compartido con todo lujo de detalles por qué esa jornada es tan importante para ella.
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Sara Carbonero, de ser la mejor embajadora de Oporto a redescubrir Madrid
"El móvil me recuerda que un día como hoy hace dos años paseábamos por la Rua das Flores disfrutando de su iluminación navideña y hacía bastante frío, que llegamos hasta la Plaza dos Aliados para ver el árbol gigante y azul delante de la Cámara Municipal y terminamos cenando una francesinha en el Café Santiago", comenzaba la presentadora junto a la imagen en la que aparece muy abrigada, con un abrigo largo marrón y ataviada con bufanda y gorro, de la mano de su hijo, que se entretenía recogiendo algo del suelo. "Después fuimos a tomar un “carioca” de limón a una de las terrazas de la Ribeira desafiando las bajas temperaturas", continuaba antes de contar una de las anécdotas por las que este día navideño siempre estará en su recuerdo.
"Un camarero nos dejó unos folios y mi hijo pequeño dibujó un mono pero le faltaban las patas, no sabía hacerlas y se puso a llorar. Tenía dos años y hasta que entendimos lo que ocurría transcurrieron varios minutos en los que no había manera de calmarle. Después nos entró un ataque de risa. Pasar del llanto a la risa y de la risa al llanto, todo un clásico", contaba Sara lamentando no haber guardado el famoso dibujo, que a muchos de sus seguidores les hubiera gustado ver y que, tal y como asegura "sería una reliquia". En cualquier caso, esa imagen se ha convertido en uno de sus "momentos rescate". "¿Sabéis esas veces en las que alguien te dice: 'piensa en algo que te ponga feliz...?' Pues a menudo pienso en ese día lleno de color y magia. No lo hago desde la añoranza o la nostalgia , sino siendo consciente de que está en nuestra mano fabricar ese tipo de vivencias únicas y cotidianas a la vez, las que dentro de unos años nos servirán como combustible para seguir", afirmaba.
Una tarde de juegos en familia despierta en Sara un nostálgico recuerdo
Sara Carbonero e Iker Casillas pasaron cinco años en Oporto, donde fabricaron este y muchos más recuerdos felices. Con el mismo ánimo de seguir sumando vivencias, la familia ha regresado a Madrid a principios de septiembre para abrir un nuevo capítulo de su vida. A pesar de que la situación sanitaria obliga a ciertas restricciones a la hora de disfrutar de la vida social de la ciudad, tratan de sacar todo el partido posible a esta etapa que comienza. A Sara la hemos visto practicando pilates con amigas, descubriendo librerías y también conociendo algunos de los restaurantes de moda de la capital, además de disfrutando de los mejores planes caseros en familia. Pero si algo no les falta es trabajo. La periodista y emprendedora está centrada en los nuevos proyectos con su empresa, Slow Love, e Iker ha sido nombrado a su llegada embajador de turismo responsable por la Organización Mundial de Turismo. No obstante, no quita la mirada del mundo del futbol y recientemente ha dejado caer que su futuro podría pasar por la formación de chicos jóvenes.