Pocos son los visitantes y bilbaínos que pasan por alguna de las tiendas que la pastelería Arrese tiene en Vizcaya y pueden resistirse a sus famosísimas trufas o a sus aclamados pasteles de arroz, dos de los productos estrella de la casa. Sin embargo, esta empresa familiar, que lleva endulzando la ciudad de Bilbao desde 1852, vive estos días unos momentos muy amargos. Carmen Orueta Arrese, la matriarca del negocio, falleció el pasado sábado a los 93 años de edad. Vasca de pro y abuela de la bloguera de HOLA.com Carla Royo-Villanova y de su hermana Vega, su ciudad lamenta la desaparición de esta gran dama que llevaba con gran orgullo haber nacido en el barrio de Deusto. Su padre, Marcos de Orueta, fue el último alcalde del lugar antes de su anexión a la villa. Aunque estaba retirada desde hace algún tiempo, logró devolver a la pastelería que levantaron sus antepasados su esplendor y convertirla en un pequeño imperio. Actualmente Arrese cuenta con siete establecimientos repartidos por la provincia vizcaína.
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Una de sus nietas, Vega se despedía de Babala, como la familia llamaba cariñosamente a la matriarca, con este precioso mensaje: “Hasta pronto Babala. Yo también soy gracias a ti. No sé que va a ser de la familia sin ti, ya nada será lo mismo aunque te llevaremos siempre en nuestro corazón”, escribía sobre su abuela, que heredó la empresa familiar de su madre, Concha Arrese, nieta de los fundadores. Desde entonces se hizo cargo de esta pastelería mítica bilbaína durante más de medio siglo mientras se convertía en uno de los pilares fundamentales de la familia. Su ímpetu y su visión empresarial pronto convirtieron la confitería en todo un referente del comercio de Bilbao. En el año 2004 el entonces alcalde de la ciudad, Iñaki Azkuna, la reconoció como ilustre biblaína, tal y como recuerda su bisnieto, el guionista Patricio Alvargonzález en Vanity Fair.
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Carla Royo-Villanova también ha querido tener un emotivo recuerdo de su abuela en un mensaje que ha compartido junto a varias fotografías de su vida. "Me enseñaste a ser fuerte pero con tu ausencia esa fuerza parece haberse esfumado. Intento recopilar todo lo aprendido gracias a ti, y resulta que es lo mejor que tengo", asegura de su abuela a la que considera "un ejemplo para todo". "Amor a la familia, generosidad y humor, humor en la adversidad que es cuando cobra su verdadero significado. Valiente, luchadora y una gran mujer que no se dejó eclipsar por la fuerza de su madre, mi otro ejemplo, mi también querida abueli", añade.
Hace 18 años con motivo del 150 aniversario de la pastelería Arrese, era la propia Carmen Orueta la que hablaba con la prensa local donde daba las claves de su éxito tanto profesional como personal. “He contado siempre con excelentes colaboradores, tanto en el obrador como en la tienda. He tratado de hacer compatible trabajo y familia y para eso hay que delegar” y aseguraba que su condición de mujer había influido en su forma de llevar el negocio. “Pertenezco a una generación en la que nuestras alternativas profesionales eran muy escasas. Si hubiera nacido ahora creo que hubiera sido una gran empresaria. Me gusta el riesgo, innovar. Soy una mujer lanzada”, decía en otoño de 2002. También aseguraba entonces que la calidad de sus productos era uno de los trucos para que un negocio perdurase.
Son muchos los habitantes de Bilbao que la recuerdan por la zona del Campo Volantín, comprendida entre el Ayuntamiento de la ciudad y la plaza de la Salve, donde vivía desde su boda con Jose Antonio Urrestarazu en 1946. Por las inmediaciones de su casa se ha visto durante estos años pasear a su familia, que acostumbraba a reunirse en la ciudad vasca siempre que podían. Viuda desde 1974, Carmen Orueta pasó los últimos años de su vida cuidada por sus tres hijos Carmen -madre de las hermanas Royo-Villanova- Jose y Gonzalo.