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LLEVA CATORCE AÑOS AL FRENTE DE 'ESPEJO PÚBLICO'

Susanna Griso explica qué quería ser de pequeña (y tiene una cicatriz por intentarlo)

La periodista es madre de tres hijos junto a Carles Torras, al que conoció trabajando


Actualizado 28 de noviembre de 2020 - 21:24 CET

Nada más salir de la universidad, Susanna Griso inició una meteórica carrera profesional que inició en cadenas locales y autonómicas para dar posteriormente el salto a Antena 3, a la que entró en 1998. La periodista se ha convertido en una de las personas más queridas y admiradas del mundo de la información, pero ha reconocido que no es lo que ella soñaba de pequeña. Tal y como ha explicado en La Razón, durante su infancia tenía un objetivo claro: ser espía. De hecho, aquello no se quedó solo en una idea o en la respuesta que daba cuando le preguntaban qué quería ser de mayor. La presentadora hizo sus 'pinitos' y tuvo un pequeño percance que le ha dejado para siempre una marca en su cuerpo. "Una de mis cicatrices, la de la rodilla, es porque me daba por espiar a toda la familia en plan Mortadelo y me clavé una aguja en la rótula. Cuatro horas de quirófano me supuso la misión", ha relatado con gran sentido del humor.

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Susanna Griso posee una dilatada carrera profesional, pero ha confesado que su sueño de la infancia no era ser periodista sino espía

-La divertida propuesta de Omar Montes a Susanna Griso

-El motivo por el que Susanna Griso ha terminado tirada por el suelo en directo

La periodista, licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), se pone cada mañana al frente de Espejo público, un espacio en el que ha crecido profesionalmente ya que lleva en él catorce años. A pesar de compartir franja horaria con Ana Rosa Quintana, deja claro que no hay una competición entre ambas, que la respeta y que el título de la reina de las mañanas que muchos se empeñan en darle a una de las dos, no la representa. Para Susanna lo único importante es trabajar y estar rodeada de un buen equipo como el que tiene, en el que se encuentran rostros conocidos como Adriana Abenia, Jota Abril o Francisco Rivera, entre otros. Este último comenzó como colaborador y ahora tiene su propia sección de entrevistas llamada Rivera y amigos.

Susanna, que es la menor de siete hermanos, es una mujer disciplinada cuyo despertador suena muy pronto de lunes a viernes. Un horario que le impide salir a cenar entre semana con sus allegados pero que le permite dedicar las tardes a sus hijos, estar presente en sus horas de estudio y también divertirse con ellos. Cabe recordar que es madre de tres hijos: Jan, Mireia y Dorcette, quien llegó a sus vidas en 2018 -la revista ¡HOLA! mostró las primeras imágenes- para completar su felicidad. Tras un largo proceso de adopción en Costa de Marfil que se extendió ocho años, la pequeña ha llenado a sus padres y hermanos de alegría, juegos, diversión y energía. De hecho, tal y como comentaba la periodista, pone a toda la familia a bailar y siempre opta por temas movidos de Shakira y de pop latino.

© Archivo ¡HOLA!

En la portada de ¡HOLA!, las primeras imágenes de Susanna con su hija pequeña después de ocho años de trámties de adopción. La niña ha llenado a sus padres y hermanos de alegría

Una discreta historia de amor que nació en el trabajo

La conductora de Espejo público no solo saborea las mieles del éxito en lo laboral, sino también en lo personal. Lleva más de dos décadas de sólido matrimonio con Carles Torras, con el que comparte profesión. De hecho, sus caminos se cruzaron cuando estaban trabajando en Catalunya Ràdio. "Él entraba con un casco y unas camperas y no sé, me gustó... A este chico le tengo que conocer, pensé. Recuerdo un día que salimos todo el equipo y empezamos a hablar y no coincidíamos en nada, no había ni un punto de coincidencia en nuestras vidas, pero algo había...", decía en El Hormiguero, donde recordaba también su primer beso: ”Fue en una fiesta de disfraces, él iba de monaguillo y yo iba de hindú,… fue en un lento, esto es muy antiguo… somos unos clásicos… ni siquiera se lo había contado a mis hijos". Desde entonces forman un tándem perfecto y han optado siempre por la discreción.