Son pocos los hombres que se convierten en mitos en vida, pero Diego Armando Maradona, con sus luces y sus sombras, lo logró. El futbolista al que el corazón le dijo “basta” el pasado 25 de noviembre, es uno de los personajes que han marcado el siglo XX, no solo por pertenecer a la generación que convirtió al fútbol en un deporte de masas, sino porque los dos goles que encajó en la portería inglesa en el Mundial del 86 forman parte de la historia como una especie de “venganza” tras la Guerra de las Malvinas, que se había disputado cuatro años antes entre Argentina y el Reino Unido. Toda Latinoamérica vibró con las dos estocadas al "todopoderoso" Imperio Británico, vencedor de la guerra, y fue así como “Dieguito” se volvió eterno. Sin embargo, atrás ha dejado un asunto más terrenal y que tiene todos los ingredientes para convertirse en material altamente inflamable e incluso explosivo: su herencia.
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Cuando en 1989 Maradona y Claudia Villafañe se casaban en el Luna Park, un estadio mítico por las veladas de boxeo que allí se disputaban, no estaban muy desatinados, ya que su amor adolescente se convertiría en un largo y duro combate que ha durado hasta la muerte del futbolista. Mientras su cuerpo se vela en la Casa Rosada y su pérdida se llora desde Napoles hasta Buenos Aires, pasando por Barcelona –ciudades en las que jugó Maradona-, los medios argentinos han lanzado una sentencia: “la guerra por su herencia está garantizada”. Desde luego los ingredientes apuntan a ello: una fortuna que nadie se atreve a calcular, cinco hijos reconocidos de cuatro mujeres distintas y seis que están tramitando la filiación.
¿Quién estuvo con Maradona en sus últimos días?
Vamos por partes. Si en algo coinciden todos es que el patrimonio de Diego Armando Maradona no está claro. Hay estimaciones en base a sus ingresos como jugador, entrenador y en patrocinios que apuntan a que podría rondar los 500 millones de dólares, sin embargo, hay otros que dicen que de esa fortuna solo habría conservado entre 75 y 100 millones de dólares. Las cifras no coinciden y a eso hay que sumar que el astro del balón tenía contratos, patrocinios, escuelas de fútbol con su nombre e inversiones repartidas por todo el mundo, desde China hasta Cuba pasando por Dubai, y no olvidar que era un hombre al que agasajaban a su paso con todo tipo de regalos. Tanta es la confusión en ese momento y el empeño por cerrar una cifra que La Nación publica con guasa: “Maradona y una fortuna que no puede calcular ni Forbes”.
Otra cifra muy difícil de calcular en este momento es el número de personas que van a recibir su porción del pastel, ya que Maradona deja cinco hijos reconocidos de cuatro mujeres distintas (Dalma Nerea, Gianinna Dinorah, Diego Jr., Dieguito Fernando y Jana) y, según publica Clarín, seis en trámites de filiación: cuatro en Cuba (Javielito, Lu, Johanna y Harold, todos de entre 19 y 21 años) y en dos en Argentina (Santiago Lara, de 19 años, y Magalí Gil, de 24.
A pesar de que Maradona amenazó, justo hace un años y vía redes sociales, con donar su herencia, a la vez que mandaba el dardo de "sigo esperando a que me devuelvan todo lo que es mío", la ley argentina ampara a sus hijos con una porción legítima de dos tercios. En este sentido, el periodista deportivo Julio Chiappetta (que cubrió durante décadas su carrera y le hizo su última entrevista) advierte en Clarín que o ahora es su abogado y amigo personal Matías Morla el encargado del reparto de bienes entre sus hijos y habrá que ver si sigue adelante los litigios que Maradona llevaba con su ex esposa Claudia Villafañe, a quien denunció por evasión tributaria, estafa procesal y apropiación indebida de 458 objetos que fueron parte de sus pertenencias en su pasado como futbolista. Una contienda que en episodios le enfrentó a las dos hijas que el matrimonio tenía en común.
De momento los medios argentinos tratan de cuantificar las propiedades que Maradona tenía a la vista: cinco inmuebles lujosos en el país, cuatro coches de altísima gama y una colección de joyas entre las que destacan los llamativos relojes que habitualmente lucía (solía llevar dos, uno en cada muñeca para tener uno siempre con la hora de argentina) y un anillo que llegó a convertirse en tendencia en las redes sociales por su extravagancia. Entonces se publicó que había sido un regalo por ser el presidente honorario del FC Dinamo Brest de Bielorrusia, que tendría un valor de unos 300.000 euros y que junto a la joya recibió un jeep de guerra. Entones muchos bromearon sobre esto y se preguntaban para qué querría el argentino un vehículo de guerra, pero ahora, con su herencia sobre la mesa, parece que la guerra está más cerca que nunca.