Pronunciar el apellido Guinness es recordar una historia llena de trágicas pérdidas. La familia de Arthur Guinness, fundador de la fábrica de cerveza que se ha convertido en una de las más reconocidas a nivel mundial, ha estado marcada por diversos sucesos personales que han contribuido a forjar una leyenda negra cuyo último episodio se ha conocido estos días. Honor Uloth, heredera del imperio, falleció a los 19 años en circunstancias que se han calificado como extrañas, pues no se ha sabido dar explicación a lo ocurrido el pasado julio en una barbacoa celebrada en la mansión familiar. La joven era la primogénita del matrimonio formado por Rupert Uloth (que fue director de la revista Country Life) y lady Louisa Jane Guinness, hija de Benjamin Guinness. Su abuelo, el tercer conde Iveagh, presidió la compañía cervecera durante años.
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“Hemos perdido una hija y una hermana que trajo una luz y alegría incalculables a nuestras vidas. Estaba llena de diversión, risas, amabilidad y aventuras. Tenía la habilidad de unir a la gente y hacer que se sintieran bien”, declaró la familia al Daily Mail. “Siempre dejó claro que si algo le sucedía, le gustaría que sus órganos fueran donados a los necesitados” comentaron. Tal y como se desprende de los documentos de la investigación que se han hecho públicos, Honor fue encontrada en el fondo de la piscina por lo que se especula con la posibilidad de que pudiera sufrir un accidente. Una lesión en la cabeza por un golpe con el bordillo o después de tirarse al agua son algunas de las hipotesis.
Una cadena de sucesos trágicos
Arthur Guinness fundó la fábrica de cerveza en 1759 y llegó a convertirse en el hombre más rico de Irlanda. Tuvo 21 hijos, pero diez de ellos fallecieron antes que él. Tal y como informan varios medios, incluido The New York Times, algunos de los herederos de esta numerosa familia tuvieron problemas con el alcohol y fallecieron en la pobreza. También se constataron ingresos en instituciones mentales. Son recordadas las pérdidas trágicas de Walter Guinness, primer barón de Moyne, que sirvió como ministro británico en Oriente Medio y fue asesinado en El Cairo en 1944.
La muerte de Tara Browne, hijo de Oonagh Guinness y el cuarto barón de Oranmore y Browne, falleció en un accidente de coche en 1966 con apenas 21 años. Era el bisnieto del cervecero Edward Cecil Guinness y había sido nombrado heredero de una fortuna de un millón de libras que se le entregaría en su 25º cumpleaños que no llegó a celebrar. Era un buen amigo de John Lennon por lo que se dice que la canción A day in the life, de Los Beatles, está inspirada en él. En 1978 se recuerda también la muerte de Peter Guinness, que tenía solo cuatro años y que perdió la vida en un accidente de coche cuando viajaba con su familia. La hija de Paul Channon (pertenecía a los Guinness por parte de madre), Olivia, y su prima de 18 años, Natalya, fallecieron por problemas con diversas sustancias. Una trágica lista que añade tristemente un nombre más.