Stella Banderas continúa narrando las vivencias y lecciones que ha ido aprendiendo a lo largo de sus 24 años de vida como hija del que fue uno de los matrimonios más célebres del cine, el formado por Antonio Banderas y Melanie Griffith. La joven reflexiona en su columna de este mes en Vanity Fair acerca de los pros y los contras de la fama. Por un lado, la nieta de Tippi Hedren reconoce que disfruta de una vida llena de oportunidades a la que pocas personas podrán acceder y de la que se siente plenamente agradecida, pero por otro asegura que nunca podrá disfrutar del anonimato y de la intimidad de formar parte de una familia que nada tiene que ver con los medios.
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- Los sabios consejos de Antonio Banderas a su hija Stella
Por suerte, Stella asegura que pudo crecer alejada de los medios durante sus años de infancia. "Pude olvidarme por completo durante varios años, hasta que acabé el instituto y llegué a la universidad en una ciudad distinta y la primera frase que me decía todo el mundo era: “¿Tu padre es Antonio Banderas?”. O los cuchicheos a mis espaldas eran: “¡Su madre es Melanie Griffith!”.
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La hija de Melanie Griffith recuerda, entre otras cosas, uno de los viajes más emocionantes que ha hecho en su vida. A raíz del divorcio de sus padres, Stella viajó con Antonio Banderas a Perú, una experiencia única en la que recorrieron el camino inca hasta llegar a las ruinas de Machu Picchu. Una aventura inolvidable, en la que pasaron días inmersos en un increíble entorno, que sirvió de reflexión y unión para ambos. "Nunca olvidaré cuando mi padre y yo nos fuimos cinco días a una excursión a Machu Picchu, en Perú, recorriendo entera la dificilísima ruta, y lo primero que vimos al llegar a la cumbre, no fue la antigua y bella ciudadela inca, sino a un señor con una cámara sacándonos fotos mientras yo lloraba después de hacer ese viaje juntos, lleno de emociones, en el que habíamos reforzado nuestra relación".
La hija de Antonio afirma que ha tenido que ir aprendiendo a vivir con la fama y considera que su vida es "un precioso regalo". "He sido bendecida con un estilo de vida y unas oportunidades que la mayor parte de la gente no podrá experimentar", asegura. Stella tuvo el privilegio, con apenas 16 años, de conocer que fuera presidente de Estados Unidos Barack Obama en su propia casa. "Los primeros años de mi vida los pasé viajando de rodaje en rodaje, llevo recorriendo el mundo desde que nací, he ido a colegios increíbles...", revela, pero de lo que quizá más orgulla se siente es de haber aprendido la valiosa lección de no prejuzgar a los demás: "No podemos elegir las circunstancias en las que nacemos y no hay forma alguna de saber cómo es, realmente, la vida de los otros".
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