“Era noble y grande, agradecido, bueno. Era maravilloso y he pasado con él una gran parte de mi vida”. Estas son algunas de las emocionantes palabras que dedica Esther Koplowitz a su exmarido Fernando Falcó, que falleció recientemente a los 81 años de edad. En las páginas de la revista ¡HOLA! de esta semana podrás encontrar este emotivo mensaje con el que Esther recuerda a Fernando, con quien se casó en 2003 y, aunque su matrimonio terminó, su amistad perduró toda la vida. “Era un hombre excepcional porque son muchas cualidades juntas: generosidad, grandeza, no era nada mezquino, no sabía lo que es la envidia, disfrutaba con el bien ajeno y era cariñoso con todo el mundo” señala Esther.
SI QUIERES LEER EL REPORTAJE COMPLETO, CONSIGUE LA REVISTA A PARTIR DEL MIÉRCOLES EN EL QUIOSCO O COMPRA AQUÍ, DISPONIBLE TAMBIÉN A PARTIR DEL MIÉRCOLES
La empresaria estuvo en el cementerio madrileño de San Isidro arropando a la familia en estos momentos de dolor y dando su último adiós al marqués de Cubas, con el que nunca perdió el cariño y la cercanía. Esther estuvo acompañada por su hija Esther Alcocer Koplowitz en esta despedida en la que Álvaro, hijo de Fernando Falcó, recibió el apoyo de amigos y familiares.
Los años en los que los hermanos Falcó fueron los protagonistas de la vida social española
Fernando Falcó, hermano del marqués de Griñón y compañero de colegio de don Juan Carlos
FOTOS : Nicolas Gerardin
@nicolasgerardinhttps://www.instagram.com/nicolasgerardin/?hl=fr
LA REVISTA ¡HOLA! DE ESTA SEMANA ESTÁ A LA VENTA YA EN TU QUIOSCO HABITUAL COMO CADA MIÉRCOLES
Una boda en la intimidad
En junio de 2003, Fernando y Esther contrajeron matrimonio en la más estricta intimidad en La Gata, la finca que la familia Koplowitz posee en Ciudad Real. A pesar de que firmaron el divorcio en 2009, la suya fue una historia de amor, amistad y de cariño que siempre permaneció intacta. En las páginas de la revista ¡HOLA! de esta semana, que está a la venta ya en tu quiosco habitual como cada miércoles, podrás encontrar las emocionantes palabras de Esther Koplowitz.