Raquel del Rosario conmovió al mundo al revelar que su hijo Leo, de seis años, padecía Trastorno del Espectro Autista (TEA). La cantante canaria, lejos de lamentarse, en cada uno de sus post expresa el gran amor que siente por su "hijo hada" y lo mucho que aprende de él cada día. En esta ocasión la vocalista de El sueño de Morfeo ha querido mostrar con orgullo algunas de las creaciones del pequeño Leo durante un día de playa. "Las genialidades de su autismo", dice la artista canaria sobre los dibujos que ha realizado su hijo en la arena y con los que expresa su creatividad y las grandes capacidades que tiene a la hora de dibujar.
Unos dibujos llenos de imaginación y cargados de una acumulación de detalles extraordinarios que han emocionado a sus seres queridos. El dibujo parece estar muy presente en su vida y es un modo esencial para expresar sus sentimientos y pensamientos. Recordemos que Leo no dijo sus primeras palabras hasta los cuatros años y, aunque ahora su madre revela que tiene un amplio vocabulario, a veces se ve superada por no poder comunicarse con su hijo como le gustaría. "Mi niño hada, qué difícil es a veces descifrarte, pequeño gran maestro”, confesó la artista con motivo de su sexto cumpleaños.
Cada progreso de un niño es un orgullo para una madre, pero para Raquel del Rosario significa un mundo. Cada pasito que Leo da supone una gran satisfacción para sus padres, tanto para ella como para su marido, Pedro Castro. En California donde el matrimonio vive desde el año 2012 han encontrado el lugar idóneo para que crezcan sus hijos, Leo, de seis años, y Mael, de cuatro, con quienes se les puede ver dando paseos por Santa Mónica, disfrutando de maravillosos baños en la playa o contemplando sus mágicos atardeceres.
-El significativo mensaje con el que Raquel del Rosario busca 'romper barreras' por su hijo Leo
-La preciosa felicitación de Raquel del Rosario a su marido y padre de sus dos hijos
Hace un año, la intérprete desveló en un valiente testimonio lo que le sucedía a su hijo. El trastorno del espectro autista (TEA) no es una enfermedad, sino un problema relacionado con el desarrollo del sistema neurológico, y al contrario de la reacción que ellos esperaban al recibir el diagnóstico (lágrimas, negación, enfado… ), Raquel confiesó que sintió "una sensación de alivio enorme", un consuelo que no consistía, según sus propias palabras, en poner "nombre" a lo que ocurría, sino porque su hijo por fin "iba a empezar a trabajar con gente especializada y, sobre todo, iba a relacionarse con niños que veían el mundo de una forma similar a como él lo hacía".
Entonces quiso desmitificar los clichés que existen de este trastorno: "Cuando escuchamos la palabra 'autismo' (al igual que me pasaba a mi antes de hacer mi 'doctorado particular'), todos pensamos en niños que no se sienten cómodos con más gente, que gritan en lugares públicos porque se agobian, que se valen de la agresividad para mitigar su frustración, que hacen gestos repetitivos para calmarse, que son hipersensibles a los ruidos… Y claro, nada de esto le sucede a Leo". Como dijo al revelar su diagnóstico, "Leo ha venido a enseñarnos que el lenguaje del amor no entiende de palabras ni de idiomas, que existen otras formas de ver y percibir el mundo".