La legendaria actriz Diana Rigg ha fallecido a los 82 años, según ha informado su agente. Después de casi seis décadas en el mundo de la interpretación tras haber comenzado su carrera al estrellato en 1961 en la serie Los Vengadores, una serie británica que poco tiene que ver con los superhéroes que ahora pueblan las salas de cine. Antes de que terminaran los sesenta se convertía en la chica Bond de moda en Al servicio de su Majestad, protagonizada por George Lazenby. Los más jóvenes la recordarán de su último papel icónico en Juego de Tronos, donde daba vida a Olenna Tyrell, la Reina de Espinas.
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Diana nació en Inglaterra en 1938 pero se mudó cuando solo tenía dos años a la India, a causa del trabajo de su padre. Allí vivió hasta los ocho años, cuando la familia se volvió a mudar a Reino Unido para que ella pudiera continuar en la escuela. Con solo 17 años entró en la Real Academia de Arte Dramático de Londres, donde debutó sobre el escenario solo dos años después y donde se formó como actriz hasta su primer gran fichaje en televisión. Sin embargo, el teatro siempre fue su hogar y formó parte de la prestigiosa Royal Shakespeare Company, creada en esos años. En este marco compartió escenario con otras leyendas de la interpretación como como Helen Mirren, Paul Scofield, Ian Richardson o Judi Dench.
En 1967 se llevó su primera nominación a los Emmy y en 1971 a los Tony. No fue hasta 1994 cuando consiguió el primero de estos últimos galardones teatrales por su interpretación en la obra Medea. Por Rebecca se llevó el Emmy en 1997 (de sta misma película se estrena próximamente un remake) y sus últimas nominaciones fueron por sus interpretaciones en Juego de Tronos y la versión teatral de My Fair Lady. Además, en 2019 le otorgaron el Variety Icon Award en los Canneseries, el festival centrado en ficciones televisivas celebrado en la conocida ciudad francesa.
A pesar de su abrumador éxito en Juego de Tronos, lo cierto es que Diana nunca se molestó en ver la serie, tal y como ella misma admitía el pasado año. La intérprete fue nombrada en 1988 comandante de la Orden del Imperio Británica y en 1994 fue "ascendida" a Dama, un honor que comparte con otros actores y actrices de su categoría que representan a Reino Unido y la Corona en todo el mundo.
Se casó en dos ocasiones, en 1973 con Menachem Gueffen, de quien se divorció solo tres años más tarde; y en 1982 con el productor teatral Archie Stirling, con quien tuvo una hija a la que llamaron Rachael. De este segundo marido también se divorció en 1990, y desde entonces se ha mantenido aparentemente soltera. Su niña, ya una mujer adulta, ha seguido los pasos de su madre y es actriz, sobre todo de televisión y de teatro.