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Cinco verdades y cinco mentiras que quizás desconocías de 'Titanic'

La película se estrenó en 1997 con Leonardo DiCaprio y Kate Winslet como protagonistas


Actualizado 24 de agosto de 2020 - 23:35 CEST

Es uno de los grandes clásicos y el favorito de millones de personas en el mundo. Tiene casi 25 años de existencia pero su historia no nos cansa. Titanic es la película inolvidable de una generación que se enamoró de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en sus escenas y que aún recuerda sus diálogos. Aunque a veces se olvida, está basada en hechos reales al contar una de las historias que pudieron ocurrir en aquel transatlántico británico que se hundió en la noche del 14 al 15 de abril de 1912 durante su viaje inaugural. Sin embargo, ni todo es verdad ni todo es mentira. Toca recordar algunas de las escenas más representativas del filme para catalogar sus cinco aciertos y sus cinco errores respecto a lo que realmente ocurrió.

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- Salen a la luz fotos inéditas del Titanic

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Una de las primeras cosas a puntualizar es que las clases no podían mezclarse en el Titanic

Verdad absoluta

Lo que es obvio ya para todos es que el iceberg estaba ahí y que nadie lo vio. Desde el momento en el que nadie tenía prismáticos (o binoculares) porque nadie tenía acceso a la taquilla, hasta cada punto de la colisión fue exactamente así. Solo pasaron 37 segundos desde que el verdadero señor Fleet vio la forma que se levantaba desde el agua oscura hasta que chocó contra el flanco. Si hubiera sido contra el frente del barco, las cosas hubieran sido diferentes.

Verdad... a medias

La réplica que se hizo del impresionante barco estaba creada al milímetro. Se copiaron las piscinas, el gimnasio, las dos bibliotecas, los comedores y las habitaciones más lujosas. Eso sí, lo que se pasó por alto por una cuestión de producción es el verdadero tamaño del navío, puesto que se hizo unos 30 metros menor que el original.

Verdad

Como Rose muestra a Jack en la película, muchas personalidades iban a bordo del Titanic el día que se hundió. John Jacob Astor, uno de los hombres más ricos del mundo en ese momento; Benjamin Guggenheim, hijo del magnate dedicado a la minería y la metalurgia Meyer Guggenheim; Isidor Strauss, congresista y copropietario de las grandes tiendas estadounidenses Macy; y el empresario e ingeniero naval británico que diseñó el propio barco, Thomas Andrews, también estaba.

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La historia de amor de Rose y Jack nunca podría haber ocurrido

Verdad

No había suficientes botes salvavidas pese a que cabían 64 para el terrible caso de accidente que requiriese abandonar el barco, los responsables decidieron que le daba un aspecto abarrotado al navío y finalmente menos de la mitad, solo 20, fueron incluidos antes de zarpar. De las dos decenas que había, solo se usaron 18 y algunos salieron al mar con menos de la mitad del aforo para el que estaban preparados.

Otra verdad a medias

David Cameron, director de la película, quiso reflejar el incidente tan dramático como fue y el barco construido para la versión cinematográfica estaba hecho para que se rompiera en dos, justo como ocurió en la vida real. Sin embargo, se tomó algunas libertades para darle más impacto a las escenas y, por ejemplo, mostró la popa manteniéndose en la superficie cuando lo más probable es que fuera hundiéndose igual que el resto del transatlántico.

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Jack fue una de las víctimas del hundimiento en la ficción

Mentira

La mayor y más importante falsedad de la película y que se utiliza como vehículo para la trama es la posibilidad de que se mezclaran los viajeros de las distintas clases. Tal y como se ve en el filme, parece que los diferentes pasajeros podían recorrer el barco a su antojo cuando verdaderamente estaban separados para que los de la primera clase no tuvieran que encontrarse con los más pobres del barco, que tenían prohibida la entrada a las zonas más exclusivas.

Mentira

Siguiendo con lo mencionado anteriormente, la separación de clases que da lugar a la historia principal de la película habría sido totalmente imposible. Jack y Rose nunca se habrían encontrado porque tenían vetadas las zonas por las que el otro paseaba o donde pasaba el tiempo.

Mentira... a medias

En las escenas de las embarcaciones salvavidas se ve como la mayor parte de los que se suben en ellas son de la clase más alta, pero a diferencia de lo que sugiere la historia, no fue porque nadie estuviera impidiendo que los de las clases inferiores se subieran. Fue más bien porque los accesos estaban cerrados para la tercera clase, que tenía sus habitaciones en la parte más baja del barco y había entre ellos y la supervivencia muchas puertas que no podían atravesar.

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La pareja es, sin embargo, una de las más míticas de la historia del cine

Mentira

Al final de la película de tres horas y media se ve como el Carpathia, un barco cercano, acudió al rescate de los pasajeros a las 4:05 de la mañana. Pero no fue el único que recibió la llamada. La historia real dice que el SS California estaba bastante más cerca cuando se produjo el hundimiento y probablemente vio los avisos lumínicos del desastre, pero no se acercó. Quizás es por esto que no se puede ver en la versión audiovisual, pero lo cierto es que los historiadores han justificado este movimiento que podría haber salvado vidas. Aseguran que es posible que en el momento de estrés y nervios se lanzaran mal las bengalas y el mensaje recibido fuera otro al que se pretendía enviar.

Mentira

La familia de William Murdoch se mostró muy decepcionada cuando vio cómo habían representado la muerte del oficial. En la película se le muestra suicidándose al poner una pistola contra su sien, pero lo cierto es que, como muchos otros miembros del equipo de abordo, se hundió con el barco.