Ella misma ha desvelado un poco más de sí misma, reivindicando la importancia que tiene para ella la herencia española que tiene por parte de su padre. Stella Banderas, hija del actor malagueño Antonio Banderas y la actriz norteamericana Melanie Griffith, se ha estrenado como columnista en Vanity Fair para confesar lo orgullosa que está de sus raíces y contar el reto que supuso al principio para ella aunar dos culturas diferentes. En sus palabras evoca los recuerdos de una infancia feliz en Málaga, de esa Semana Santa que su padre adora, de esa gastronomía que practica aunque esté lejos y que tiene un sabor intenso a Andalucía.
Su padre, que pasa cada vez más largas temporadas en nuestro país -de hecho ha pasado en su tierra el confinamiento obligado por la crisis sanitaria- donde tiene emocionantes proyectos profesionales, es el que la mantiene unida siempre a su mitad española. “Cuando decido hacer una tortilla de patatas en mi casa de Los Ángeles o cuando uso FaceTime con mi padre y puedo ver un trocito de Marbella de fondo de pantalla de mi móvil, recuerdo mi infancia en la playa” cuenta, rescatando de su baúl personal las vivencias con su familia.
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Lo complicado de unir dos culturas diferentes
Describe la personalidad española como apasionada, asegurando que ''los españoles hablan con el corazón y aman intensamente” además de que “saben reírse de cualquier cosa”. Recalca que se siente inmensamente orgullosa de su origen, aunque le costó al principio conjugar las culturas de Hollywood y Andalucía, entre las que vivió de niña (ahora está afincada en Estados Unidos). "Lograr el equilibrio entre las dos culturas y los dos idiomas se convirtió para mí en una fuente de ansiedad, culpa y vergüenza. No pasar el suficiente tiempo en España implicaba que no estaba desarrollando el mismo nivel de competencia en castellano que el que tengo con el inglés. Y en los años en los que casi cesaron los viajes familiares al sur del país, mi conexión con esa parte de mí misma empezó a desvanecerse''. Bastó un simple olor para devolverle esa memoria que tanto la enorgullece.
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La última aparición pública de Stella fue el pasado mes de febrero en la entrega de los Oscar, en la que su padre aspiraba a la preciada estatuilla. Muy unida a sus progenitores, a sus 23 años siempre ha mantenido un perfil discreto y son contados los actos públicos a los que ha acudido con sus progenitores. Aunque hizo un curso de interpretación en Nueva York, parece que sus pasos no estarían dirigidos a ser actriz, sino más bien a estar detrás de las cámaras. "Creo que no tiene la ambición de su hermana, Dakota, por estar frente a la cámara… sino detrás. Stella es más observadora del mundo que vive. La veo como directora o escribiendo", señaló Antonio Banderas. El primer paso ya está dado.