Miguel, el hijo de Fernando Verdasco y Ana Boyer, no deja de sorprender a sus padres, a los que se les cae la baba con sus ocurrencias: tan pronto coge una raqueta como si quisiera emular ya a su papá, como hace sus pinitos al baloncesto. Con tan solo un año, el pequeño tiene embelesada a toda la familia, y no deja de sacarles una sonrisa. En este caso ha sido Fernando el que se ha mostrado hipnotizado ante su hijo Miguel. "Can’t take my eyes off you !!" (No puedo apartar mis ojos de ti), ha escrito el tenista. A lo que Ana Boyer no ha tardado en responder con un amoroso mensaje: "Love you" (Te quiero), seguido por emoticonos de rojos corazones. ¿Qué estaría tramando el pequeño?
El tenista ha compartido una bella y veraniega imagen del pequeño, ataviado tan solo con un pañal en el que puede distinguirse a Mickey Mouse. Una veraniega imagen de estos días de intenso calor en los que la familia Verdasco-Boyer está disfrutando de la piscina y actividades al aire libre. Con mucho deporte, mucho tenis y sin dejar de estar entretenidos durante todo el día. Porque Miguel, pese a su corta edad, ya se ha mostrado como todo un apasionado del deporte. Y no es casualidad. desde su más tierna infancia ha viajado con sus padres para acompañar a Fernando por las canchas de tenis de cualquier parte mundo, desde Madrid a Nueva York, Australia, París o Doha. Y Miguel se ha convertido junto a su madre en el mejor talismán del deportista.
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La llegada del coronavirus y el consiguiente confinamiento cambió sus planes de repente. Y de muchos de esos torneos imposibles de celebrar se ha acordado con nostalgia el tenista, como ha ocurrido recientemente con el caso de Winbledon. "¡¡Cuánto lo voy a echar de menos!! Un torneo tan bonito y especial... solo queda esperar a que todo vuelva a ser normal pronto y el año que viene estemos ahí", escribía Fernado junto a una fotografía del año pasado con Miguel y Ana el año pasado a las puertas de las míticas pistas londinenses. Pero sin duda, el tiempo que está pudiendo pasar junto a Miguel y Ana es la mejor medicina contra esa nostalgia.
Miguel y Ana no dejan de sorprenderse con las evoluciones de Miguel, que ha disfrutado durante el confinamiento de toda la familia, ya que han convivido en la casa familiar de Isabel Preysler con ella y Mario Vargas Llosa, y, cómo no, con Tamara, que adora a su sobrino Miguel y no ha dejado de mostrar su orgullo y su felicidad por estar tanto tiempo junto al pequeño, al que hemos podido ver en la piscina, en el jardín jugando solo o en compañía de la mascota de la familia, Vanilla, a la que inicialmente tenía miedo y de la que ya ha conseguido hacerse amigo.