Muchos ciudadanos han pasado el confinamiento en familia. Este tiempo ha servido para compartir momentos y exprimirlos al máximo. Karlos Arguiñano es de los que cuentan con una familia cercana muy numerosa. Y es que, muchos no lo saben, pero está formada por nada más y nada menos que 27 personas. Este, sin embargo, no es el dato más desconocido del cocinero, que aprovechaba este jueves por la noche para desvelar algunos detalles de su vida con el presentador Pablo Motos en el plató de El Hormiguero.
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Arguiñano compartía un doloroso y duro episodio que vivió con Luisi, su mujer, al poco de contraer matrimonio. Después de que Motos le apremiara a "celebrar la vida y celebrar poder estar otra vez con los nuestros" y destacaba que en su familia son "setecientos", el cocinero reconocía que en su casa hubo "ocho partos". "Los dos primeros se nos murieron con siete meses. Se nos murieron los dos niños. Siete meses y nacieron muertos. Y mi mujer lloraba y lloraba, con razón claro. Y yo animándola 'tranquila, que tienes un pedazo de marido y esto lo vamos a volver a intentar las veces que haga falta", explicaba ante el asombro de todos los presentes.
Pero la historia de Arguiñano tenía un final feliz. "Luego vinieron otros seis. Y una que tengo adoptada, pues somos siete. Todos emparejados, todos con hijos menos mi hija, que tiene pareja pero no tiene niños. Y ahora me toca aprender los nombres", bromeaba poniendo una nota dulce a una de las historias más complicadas por las que ha tenido que atravesar. Aunque no es la única, pues en otra de sus apariciones en la pequeña pantalla también dio a conocer cuál era el "peor momento" de su vida.
Lo hizo en Liarla Pardo. Allí confesó que llegó a estar al borde de la bancarrota debido a una deuda con un proveedor de pescado al que debía 30 millones de las antiguas pesetas -180.000 euros-. Esta situación coincidió en el tiempo con el nacimiento de una de sus hijas, ahijada por cierto de Juan Mari Arzak. "Cuando nació Amaia, que ya tiene 30, 31 años, yo estaba con un pufo terrible en el restaurante que no sabía si me lo iban a quitar. Había pagado a todo el mundo menos a él, ya que a mí me parecía que era el que menos urgencia podía tener en aquel momento", recordó entonces.