Sin Véronique, Zidane nunca habría sido Zidane", escribe el periodista Frédéric Hermel en la biografía más personal del técnico francés, Zidane (Espasa). El primer capítulo del libro está dedicado a Véronique Fernández, una mujer muy discreta que no ha soltado nunca de la mano a su marido. Se conocieron en Cannes en 1989, en la residencia donde ambos vivían mientras ella, de 18 años, estudiaba danza y él, de 17, se preparaba para ser futbolista. "Cuando la conocí, me habría tirado desde lo alto de un edificio. Por ella, para que me amase...", le dijo Zidane a Hermel en 2006, cuando se perfilaba el final de su carrera de futbolista profesional. Pero el autor de la biografía se pregunta si fue Véronique quien, a fin de cuentas, se había tirado desde lo alto de un edificio, pues fue ella quien dejó la danza para seguir la estela del jugador.
Se casaron el 28 de mayo de 1994 en el ayuntamiento de Burdeos y tienen cuatro hijos, Enzo, Luca, Théo y Elyaz. El mejor regalo que pudo hacerle Zidane a su mujer fue fichar por el Real Madrid en 2001, ya que Véronique, hija de Antonio y Ana, españoles de origen asentados en el Aveyron, anhelaba el sol tras cinco años viviendo en Turín, Italia, donde el jugador defendió la camiseta de la Juventus. En una entrevista realizada para un documental en honor de Zidane, la exbailarina reconoció que "una inmensa suerte" conocer a su marido "cuando daba sus primeros pasos como jugador profesional". "Fue un flechazo, como en un cuento de hadas, pero fue también y desde el principio una relación honesta, una relación normal. Me casé con él, es y será para siempre el hombre de mi vida", publica Frédéric Hermel.
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El autor de Zidane también señala en su libro que Véronique fue clave en una etapa crucial en la vida del deportista, su retirada en 2006. "Ella era quien se disponía a administrar la jubilicación de su hombre, un pensionista de 34 años recién cumplidos", explica. "Todo ha cambiado. Y el amor y la paciencia de la andaluza de Rodez siturarán al campeón en su nuevo universo. Será ella quien colme con besos y atenciones la desaparición de los gritos de adoración, de las salvas de aplausos y las ovacaiones de los hinchas del Santiago Bernabéu", añade.
Quince años más tarde, el 4 de enero de 2016, Véronique arropa a Zidane en su nueva profesión como entrenador. "Ha elegido un vestido rojo brillante que le favorece y que contrasta con el azul de los trajes masculinos que la rodean", detalla Frédéric Hermel. Una imagen que se vuelve a repetir el 11 de marzo de 2019 cuando el francés regresa eomo técnico al que fuera uno de los grandes equipos de su vida.
Véronique ha sido el timón de Zidane. "Si se le le hubiera subido a la cabeza, hace tiempo que lo habría dejado. ¡Ah, no! ¡Eso sí que no! Ya lo sabes", le confía a Hermel en la inauguración de una exposición de fotografía en el Instituto Francés de Madrid. "Mientras yo esté aquí, no hay riesgo de que eso ocurra. No es marca de la casa".