“Quiero dedicar mi tiempo a hacer el bien”. Con estas palabras el polémico Lapo Elkann escenificó su redención ante la prensa italiana. Tras un accidente de coche que le tuvo diez días en coma y casi le cuesta la vida, el hasta ahora díscolo heredero del imperio Fiat se propuso dedicar su corazón y sus impresionantes recursos económicos a ayudar a los demás. ¡Sorpresa! Uno de los destinos elegidos por el italiano para “hacer el bien” ha sido Madrid.
El miembro de la poderosa saga industrial Angelli ha lanzado una la campaña internacional para movilizar la solidaridad ciudadana con los más afectados por la pandemia y que, tras su éxito en Italia y en Portugal, llega a nuestro país con el fin de recaudar fondos para la ONG Acción Contra el Hambre. Esto fue lo que trajo a Lapo Elkann y a su nueva novia, Joana Lemos, a Madrid, donde también fueron fotografiados disfrutando de las terrazas de la capital. Una de las muchas cosas positivas que le ha traído al italiano este cambio de vida es que ha encontrado el amor. La piloto portuguesa Joana Lemos se ha convertido en su mejor aliada para su nuevo propósito, ya que con juntos están consiguiendo que figuras muy destacadas presten su imagen a una campaña, que bajo el lema No nos rendiremos, vela por aquellos a los que el COVID-19 ha dejado en una situación de fragilidad económica.
A sus 42 años se puede decir que Lapo Elkann ha bajado a los infiernos en varias ocasiones, allí está la hemeroteca para dar fe de alguno de sus escándalos más sonados, pero nunca ha resurgido como tras el accidente de coche que sufrió el pasado diciembre en Tel Aviv y que a punto estuvo de costarle la vida. Después de diez días en coma y diversos tratamientos de rehabilitación entre Israel y Suiza, Lapo regresó a la vida y lo hizo con un propósito claro. "Quiero dedicar mi tiempo, mi corazón y mis recursos económicos a hacer el bien, dedicándome a mi organización sin fines de lucro, que no es un capricho de niño mimado. Con el accidente, me di cuenta de que este es mi nuevo lema de vida", dijo heredero en una conmovedora declaración al diario italiano de mayor difusión, Corriere della Sera.
El “verso suelto” de la familia Agnelli –dueños de un imperio que gestiona su hermano mayor, John Elkann, marido de Lavinia Borromeo, hermana de Beatrice Borromeo- se ganó el corazón de los italianos por su implicación durante la pandemia. A la donación familiar de diez millones de euros, sumó la compra de material sanitario para los hospitales de su país y lanzó un mensaje de esperanza que dio la vuelta al mundo. Una carta de amor a Italia que, entre otras cosas, recordaba que “cuando la noche es más oscura, el amanecer está más cerca”.
De noches oscuras parece que Lapo Elkann ha aprendido bastante y es que él mismo se describió en una entrevista que publicó ¡HOLA! en marzo de 2018 como una persona de “naturaleza excesiva”. “He luchado, he combatido y he salido a la luz”, dijo en esa ocasión sin saber que en una carretera de Israel le esperaba todavía un duro combate. Tampoco en esa entrevista evitó llamar a las cosas por su nombre. “Las drogas te ciegan, hacen daño, no resuelven ninguno de tus problemas. He conocido médicos extraordinarios que me han sacado de la oscuridad con un sistema llamado Tms, que actúa sobre algunas zonas del cerebro donde, con una terapia constante, permite eliminar la adicción”.
Dejando al margen los episodios de su vida anterior, el año 2019 no resultó fácil para el empresario, ya que además de su accidente tuvo lugar la muerte de la matriarca del clan, su querida abuela Marella Agnelli. La viuda del célebre Gianni Agnelli dejó una inmensa herencia en propiedades y obras de arte. En el funeral de Marella, los hermanos Elkann se mostraron más unidos que nunca: John, actual presidente del grupo Fiat Chrysler; el mediático Lapo y la discreta Ginevra. Y también se pudo ver el distanciamiento que aún existe entre ellos y su madre, Margherita Agnelli, que lleva años en disputa con sus propios hijos exigiendo una parte del patrimonio que dejó Gianni Agnelli antes de morir.