El pasado 13 de mayo marcaba un antes y un después para Ana Obregón. Ese día su vida se apagaba -así lo expresaba ella misma- al perder a su único hijo, Álex Lequio. El empresario, que estaba ingresado en un hospital de Barcelona, fallecía con solo 27 años tras luchar con valentía contra el cáncer que le fue detectado en la primavera de 2018. Este duro revés ha dejado sumidos en una profunda tristeza a todos aquellos que le querían, especialmente a sus allegados, quienes están, poco a poco, aprendiendo a vivir con su ausencia. Este sábado, cuando se cumple el primer mes sin él, sus dos tías maternas, Celia y Amalia García Obregón, han explicado cómo se encuentra la familia en esta etapa tan complicada. Han asegurado que están completamente volcadas en su hermana, a la que intentan acompañar en todo momento. A la actriz y presentadora le llega también el cariño de sus amigos mediante llamadas o mensajes telefónicos y recibe con frecuencia la visita de Alessandro Lequio, la persona que mejor puede entender ahora mismo su dolor.
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El padre de Álex ha retomado sus compromisos profesionales y ha vuelto a su puesto como colaborador televisivo, pero Ana Obregón ha optado por vivir este duelo de manera completamente privada, lejos del foco mediático. A finales de 2018, al regresar de Estados Unidos -donde acompañó al joven durante la primera etapa de su tratamiento- ya dijo en ¡HOLA! que "la artista ya no existe, solo queda la madre. La primera se fue y no creo que vaya a volver nunca más". Una declaración que en estos momentos cobra aún más sentido. La actriz y presentadora ha estado dos años al pie del cañón, dejando de lado sus planes laborales para poder acompañar al 'hombre de su vida' en las revisiones, en los ingresos... Ahora se refugia en su hogar y en los suyos para esta nueva etapa en la que sus salidas se producen a cuentagotas y que, en su mayoría, tienen como destino el cementerio de La Paz, en Madrid, donde está enterrado su hijo.
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Ana está refugiada en la urbanización madrileña de La Moraleja, donde se encuentra su domicilio -ubicado a escasos metros de los de sus padres y sus cuatro hermanos-, pero se espera que este verano se instale en la casa familiar de la Costa de los Pinos, en Mallorca, para desconectar y pasar allí una temporada. Tal como informaba la revista ¡HOLA!, en su entorno ven poco probable que retome su vida pública en un largo periodo de tiempo -muchos incluso creen que ese regreso nunca llegará-, pero aseguran que entre sus planes sí está hacer un funeral por Álex en Madrid. Debido a las restricciones derivadas de la pandemia, la despedida de su hijo fue completamente íntima, así que su intención es celebrar una misa para que puedan asistir todos aquellos familiares y amigos que no pudieron estar en el último adiós. De esta manera también le podrán llegar esos abrazos tan necesarios de todos los que le han enviado palabras de apoyo y aliento en estas semanas, gestos de cariño que agradece mucho tal y como ella misma ha expresado.
Unas conmovedoras palabras
La pasada semana, la protagonista de títulos tan conocidos como Hostal Royal Manzanares, A las 11 en casa o Ana y los siete, se enfrentaba a otro dolorosa pérdida: la muerte de Luna, su fiel mascota, una perrita al que tanto ella como su hijo consideraban un miembro más de la familia. "Lunita te esperó varios meses a que volvieras a casa, pero nunca lo hiciste. Sé que se ha ido de pena, para poder estar contigo. Sé que ahora estaréis juntos corriendo a través de la eternidad. Pido cada noche que muy pronto pueda estar con vosotros y volver a ser la familia que éramos para siempre. No sé cómo decirlo. Aquí abajo me siento huérfana de hijo y de mi mejor amiga. Os echo infinitamente de menos", decía al despedirse de ella.
Poco antes también expresaba sus sentimientos mediante una conmovedora carta en la que homenajeaba a su hijo. "Has luchado valientemente dos años contra esa maldita enfermedad con una sonrisa, colaborando con fundaciones, ayudando y animando con tu sentido del humor a todos los que también la padecían. Te convertiste en su ejemplo. Demasiado noble, generoso, solidario, único y grande para caber en este mundo [...] Para mí ha sido un honor estar a tu lado de la mano en esta batalla sin descanso, pero también verte sufrir sin una queja ha sido la lección de vida más cruel que una madre puede soportar. ¿Qué puedo decirte hijo? Que eras /eres mi vida y ahora ya no hay nada. Que perder un hijo es morir y tener la obligación de vivir. [...] Ahora solamente le pido que pueda volver a abrazarte muy pronto porque te echo insoportablemente de menos.", escribía en ese desgarrador texto.