Nadie diría que aún estamos saliendo de un confinamiento viendo la agenda de Sonsoles Ónega. Mientras saborea el éxito de su estreno como presentadora de realities tras ponerse al frente del debate A propósito de Supervivientes, calienta en la banda para hacer dupla con Jorge Javier Vázquez en La casa fuerte, la nueva apuesta de telerrealidad de Telecinco. Además, acaba de lanzar su quinta novela. "El alumbramiento a sido doble", asegura en esta entrevista con HOLA.com en la que se sincera sobre el nuevo reto que tiene por delante y sobre lo más difícil de moderar a los avezados colaboradores de Supervivientes. Aunque asegura que la experiencia ha sido "maravillosa", hay cosas que no dejan de sorprenderla.
Mil besos prohibidos, como se titula su nuevo libro, tiene el amor como hilo conductor de una historia de pasiones encontradas, pero bien podría versar sobre la nueva normalidad en la que nos adentramos. Sonsoles habla sobre cómo ha llevado el confinamiento activo que le ha tocado vivir, puesto que no ha dejado de trabajar ni un solo momento y, a pesar de que aún no se ha quitado de encima la sensación de miedo, ve la desescalada con alivio y esperanza.
Presentas la novela Mil besos prohibidos. Parece un título premonitorio teniendo en cuenta las medidas contra la pandemia
Desde luego, la verdad es que cuando entregué el texto a finales de año jamás imaginé que con el título de la novela nos íbamos a sentir tan identificados porque, efectivamente, ahora sentimos que tenemos prohibidos los besos, los abrazos... y ese es el título de esa novela que hace alusión a otra historia que no tiene nada que ver, pero es cierto que ahora sentimos que todo eso está prohibido. Probablemente sea lo que más nos cueste de esa nueva normalidad en la que poco a poco vamos desembarcando: la manera en la que expresamos nuestras emociones cuando vemos a alguien. Yo que soy muy tocona y muy besucona me cuesta esa prudencia que tienes que tener cuando ves a alguien o incluso cuando llegas del trabajo y te encuentras con tus hijos que dices “no me toquéis que me tengo que rociar con agua y lejía casi”.
¿Cómo has llevado el confinamiento tanto personal como profesionalmente, tras seguirlo informativamente en Ya es mediodía?
Ha sido un confinamiento relativo porque he estado saliendo todos los días a trabajar, pero, aún así, la sensación de miedo aún no me la he sacudido. Ayer, por fin, pudimos leer que había cero muertos y eso nos alivia un poco, pero yo al menos no creo que el virus se haya evaporado por arte de magia. Sigue siendo una amenaza real para el mundo entero y, además, un virus muy contagioso y, desde luego, el confinamiento ha sido un constante miedo a contagiarme y a contagiar a los demás. Por suerte, ha pasado lo más grave y podemos más o menos hacer una vida normal, pero siempre con mascarilla, con el gel hidroalcóholico en la mesa, en el plató, en la redacción y en todas partes.
Con Mil Besos Prohibidos vuelves a la novela en un momento de nuevos proyectos profesionales ¿cómo lo compaginas todo en plena desescalada?
Pues uno a uno y con cuidado porque ha coincidido todo. El libro estaba previsto para el 15 de abril y se tuvo que retrasar su lanzamiento por las razones que todos conocemos y porque con las librerías cerradas no podíamos sacarlo. Y, efectivamente, ha coincidido con un nuevo proyecto profesional en Telecinco que me hace una ilusión inmensa, así que al final el alumbramiento ha sido doble. Era gemelar y no lo sabíamos.
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Ahora cambias completamente de tercio y pruebas suerte al mundo de los realities en el que ya te has estrenado el pasado domingo ¿te esperabas que te propusieran para presentar A propósito de Supervivientes?
Me sorprendió porque lo previsto era hacer La casa fuerte, pero al final surgió este proyecto nuevo, A propósito de Supervivientes, que era un debate que pretendía llevar a todos los colaboradores de la cadena que habitualmente están hablando de Supervivientes y que no habían entrado en ese templo que es el plató número 6 de Mediaset, donde se hace el programa. Ha sido una magnífica toma de contacto, complicada porque la audiencia es muy exigente, los seguidores de los realities saben infinitamente más que yo y al final vas con ese miedo a no estar a la altura de los espectadores e incluso de los colaboradores y de los concursantes, pero bueno, la verdad que ha sido una experiencia maravillosa.
¿Qué ha sido lo más difícil?
Lo más difícil ha sido entrar en el plató, como una novia que recorre ese pasillo de la iglesia hasta el altar. Eso fue lo más difícil. Siempre que empiezas un programa están esos cinco segundos en los que tratas de expulsar todos los demonios que te rodean y eso ha sido multiplicado por cien. El momento en el que escuchas: "se abre la puerta" y ya no te queda otra más que salir. Ese fue un momento muy intenso y luego a partir de ahí, las sensaciones del final fueron mejor que las del principio, pero es normal, siempre pasa.
Hubo un momento en el que te confesaste asustada por la discusión entre Terelu Campos y Rafa Mora, ¿qué fue lo que más te impactó?
La verdad que me sorprendió la pasión con la que debaten los colaboradores de realities. No esperaba, desde luego, ese momento de tensión que se produjo entre Rafa Mora y Terelu, pero es verdad que el equipo está perfectamente engrasado y sabía lo que había que hacer, que fue aclarar el incidente y punto. Hay mucha vida en ese plato, muchísima efervescencia y había ganas de programa y ganas de debatir, así que eso fue probablemente lo más sorprendente, como entre ellos son capaces de tirarse esas pullas que a mí me sorprendieron, pero que forma parte también de un programa en directo. Me había ocurrido en el plató de Ya es mediodía, pero con otro registro. La intensidad argumental de los colaboradores de política también es tela marinera y más de una vez hay que mediar o exigir una rectificación o mandarles callar directamente. A mí, los debates vivos me gustan, creo que aportan la intensidad que necesita el espectador en un programa de entretenimiento.
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¿Te atreverías a apostar por quién ganará Supervivientes?
No me atrevo. A mí me gustaría que ganara una mujer, pero lo que la audiencia decida estará bien.
El próximo reto será como presentadora de La casa fuerte junto a Jorge Javier Vázquez, ¿hay más ganas o nervios después de esta primera toma de contacto?
Ahora hay nervios, pero en idénticas proporciones que ganas. Me apetece mucho explorar este formato nuevo en el que nunca he trabajado y me gustaría aprender de la maquinaria del entretenimiento que Telecinco y Mediaset tienen tan engrasada. Estoy segura que voy a aprender una barbaridad y con esas ganas llego. Con los ojos muy abiertos y a intentar aprender que seguro que algo me llevo después para el mediodía.
¿Era algo que querías hacer o no te lo habías planteado?
Yo jamás me había planteado que podía estar haciendo un programa de este tipo. Cuando me lo propusieron, enseguida entendí que era una oportunidad profesional y la verdad es que debo ser muy facilona porque les dije que sí al minuto cero. Es una oportunidad y vamos a probarlo.
Has pasado de la información parlamentaria a la de sucesos y corazón con Ya es mediodía y ahora das un paso más adentrándote en el universo de los realities, ¿has encontrado algo en común entre estos registros tan diferentes?
Todos tienen en común que tienes escuchar a los personajes que protagonizan la información. Cuando hacía política tenía que escuchar a sus señorías debatir durante horas interminables y a veces bastante estériles y después, en Ya es Mediodía, tienes que escuchar a los personajes de la crónica de sucesos y a los protagonistas de la noticia desde un plató. A los realities llego con las mismas ganas de escuchar a los colaboradores y a los concursantes y a entender las razones de todos, ya que siempre hay un punto de razón en casi todas las actitudes, no en todas.
¿Qué te ha aportado este cambio de tercio?
Me ha ampliado las posibilidades de comunicar. Una conexión en directo de un reportero en la calle es una cosa muy medida, muy concisa y muy concreta y hacer un magazine con todos sus ingredientes te da una posibilidad de comunicarte distinta y he aprendido que en televisión todo es comunicación y tiene un ingrediente que es el respeto al espectador y todos los colaboradores y así me lo tomo.
Con motivo del 30 aniversario de Mediaset, protagonizaste uno de los encuentros más emotivos al entrevistar a tu padre, Fernando Ónega, ¿qué significó para ti?
Fue un momentazo la verdad, porque al final Telecinco ha formado parte de mi infancia ya que mi padre trabajaba ahí y me hizo muchísima ilusión recibirlo en el plató en el que el trabajaba de informativos y después invitarle al plató de Ana Rosa que es el que compartimos con Ya es mediodía. Fueron unas sensaciones inolvidables y una oportunidad preciosa que nos dio la cadena de reencontrarnos en este oficio que compartimos
¿Te imaginabas vivir alguna vez un momento así?
Jamás, fue un sorpresón, aunque ya sabía que se iba a producir, pero me hizo mucha ilusión porque nos encontramos con todas las ganas y emoción de compartirlo (interrumpe brevemente su hijo) Esto es lo que tiene el confinamiento con hijos...
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