La primera final de Supervivientes 2020 estuvo cargada de emoción, sorpresas y muchas lágrimas. Fue una noche en la que no consiguieron ganar la prueba de recompensa, Hugo Sierra volvió a mostrar su malestar a este respecto y Albert Barranco fue el último expulsado del concurso. La velada estuvo marcada por los reencuentros familiares más esperados por los supervivientes, que volvieron a ver a sus seres queridos cumpliendo con las medidas de seguridad recomendadas en la crisis sanitaria. Jorge Pérez fue el primero en ver a sus hijos, un momento lleno de ternura y emoción en el que el guardia civil se derrumbó por completo. Elena Rodríguez también tuvo su momento, a pesar de haber sido expulsada en Honduras, y cumplía por fin el sueño de ver abrazarse a Adara con su hermano Aitor. Pero el reencuentro más esperado fue el de Ana María Aldón y Rocío Flores que recibieron la visita de Gloria Camila en el complejo en el que se aloja el equipo desde su llegada a España.
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Aunque Rocío ya había visto a su novio Manuel, no faltó al reencuentro a tres, que se llevó a cabo a través de una mampara. Ana María era la encargada de levantar la lona descubriendo a Gloria Camila. "Sois mis ganadoras", les decía mientras las concursantes no podían dejar de llorar. "Como mujer me siento orgullosa de que las dos hayáis llegado hasta la final. Os adoro". La emoción desembocaba en risas cuando la mujer y la hija de José Ortega Cano bromeaban sobre el corte de pelo de la primera y las pelucas que le esperan en casa cuando acabe la aventura.
Pero el encuentro no terminaba ahí. Tras esta sorpresa y gracias a otra peculiar mampara a través de la que pudieron tener contacto físico, las tres se abrazaban y se besaban, tras tres meses de aislamiento. En ese momento, y llorando desconsolada, Rocío le preguntaba a su tía si había algo que le había sentado mal durante su concurso, en alusión a la fuerte amistad que ha forjado con Albert Barranco en la isla. "No", le respondía Gloria Camila tajante y repitiéndole lo mucho que la quiere.
Ana María Aldón y Rocío Flores aprovechaban para darle las gracias. Una por su defensa en el plató: "nadie podía haberlo hecho mejor"; y la otra por haberla animado a participar en el reality, definiendo su paso por el programa como "la mejor experiencia" de su vida. Minutos antes de despedirse, las tres bromeaban comentando el concurso: "Tu sobrina me ha puesto como los trapos todos los días", decía riendo la diseñadora de moda en referencia a sus últimos desencuentros en Honduras con su compañera. Y terminaron proponiendo entre risas la participación de toda la familia en la próxima edición de Supervivientes.