Aunque Supervivientes aún no ha terminado, el final está cada vez más cerca y las recompensas tienen que estar a la altura. Los concursantes volvieron a España este martes y el jueves se han enfrentado a su primera gala desde nuestro país, ya limpios y aseados, pudiendo ponerse hasta maquillaje. La palapa instalada en Madrid ha cuidado de los robinsones, que han podido por fin dormir en camas y volver a comer, además de haber sido sometidos a los tests para comprobar si habían sufrido o no el coronavirus que ha asolado al mundo. Para la prueba de recompensa, por tanto, los premios tenían que subir de nivel y desde el programa se les ha otorgado todo aquello que habían soñado durante los tres meses que han estado sufriendo las inclemencias de la isla.
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Los premios que más han llamado la atención del público y los concursantes han sido la tortilla poco cuajada que había pedido Jorge, hecha por su suegra; el jamón serrano con colines que Ana María había pedido a Ortega Cano que tuviera listo para su llegada a casa; y los filetes de pollo empanados de la suegra de Rocío. "¡Gracias Micaela!", exclamaba la benjamina de los supervivientes, que se mostraba muy emocionada por la posibilidad de comerse este plato que más que por gula era una cuestión emocional.
La prueba consistía en una serie de plataformas formando una estrella y cada uno de los concursantes en una de las puntas. Todos cogían una cuerda con la mano para sostener un círculo en el centro de la estrella en donde tenían que colocar unos cubos formando la expresión "Supervivientes 2020". Finalmente no ha podido ser, puesto que cuando solo quedaban los de Hugo y Rocío, a solo 20 segundos del final del tiempo, el uruguayo no podía evitar que se cayeran todos, haciendo que tuvieran que volver a empezar y perdieran la prueba.
Rocío se quedaba así sin la comida tan especial que le había cocinado su suegra pero, debido a que Barranco fue seleccionado por sus compañeros para no participar, fue el que se acabó llevando la cena. Sin embargo, la suya era la única que no tenía un significado familiar o emocional: se trataba solamente de una pizza, que en más de una ocasión ha dicho que se trata de su comida favorita. El hecho de que haya podido disfrutar de este manjar en varias ocasiones durante el concurso fue lo que hizo que el resto de supervivientes le votaran para que se quedara fuera del juego. Eso sí, como ya habían estado comiendo durante los dos días que han estado en España, el exparticipante de Mujeres, hombres y viceversa aseguraba que verdaderamente quería que los demás ganaran su recompensa y estaba dispuesto a no recibir la suya.
Así ha sido el cambio físico de los concursantes de 'Supervivientes'