A pocas semanas de la gran final de Supervivientes 2020, los últimos cinco concursantes ya cuentan las horas para su regreso a España donde tendrán que guardar la correspondiente cuarentena recomendada por las autoridades y cumplir así con el protocolo impuesto en la crisis del COVID-19. Después de tres meses en Honduras, los cambios físicos son más que evidentes en ellos. La pérdida de peso es notable, en unos más que en otros, pero lo que está claro es que las condiciones en las que han estado sobreviviendo durante estos noventa días sin ningún tipo de lujo, han hecho mella en ellos. No tener casi alimento ha provocado que no hayan tenido casi fuerza para realizar alguna actividad física. La energía la han reservado para ir a pescar, a por leña y para realizar las pruebas de recompensa donde han dado lo mejor de sí mismos. A punto de conocer quién se hace con el premio del reality, los cambios que más han llamado la atención han sido los de los chicos, entre ellos el de Hugo Sierra. A su llegada a la isla la mayoría de ellos lucían unos cuerpos musculosos, fruto de horas y horas de gimnasio.
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Además del de el ex de Adara, otro de estos cambios físicos radicales es el de Albert Barranco. El robinson comenzaba su aventura presumiendo de tener un cuerpo fibroso con el que había saltado a la fama al presentarse como tronista en Mujeres y hombres y viceversa. Pectorales, bíceps y abdominales marcados fueron su tarjeta de presentación al empezar la convivencia en la isla donde tenía una dura competencia al lado de Hugo, Jorge o Ferre. Pero con el paso de los días y la falta de alimento, su cuerpo empezaba a 'tirar de reservas' y a perder musculatura.
Una pérdida de masa muscular que ha sido más evidente durante la semana que el superviviente cumplía con el 'castigo' al que accedió en 'la mesa de las tentaciones': pasar siete días en taparrabos a cambio de poder comer dos pizzas familiares él solo. El minúsculo bañador acentuaba aún más la delgadez de la que hacía gala el concursante, el primero en esta edición que conseguía hacer fuego, convirtiéndole en alguien vital para el grupo. El hambre le está pesando al concursante catalán y también le ha cambiado el carácter, y en las últimas horas no ha dudado en manifestar su malestar con Hugo Sierra y Ana María Aldón.
Además de por su destreza a la hora de sobrevivir en los Cayos Cochinos, Albert Barranco es físicamente el prototipo de superviviente. A su evidente pérdida de peso hay que sumarle la barba poblada que lleva, al igual que su compañero y amigo Jorge. Los dos robinsones no solo comparten barba, también han hecho inquebrantable una amistad que comenzó en el inicio del reality y que el jueves tendrá un punto de inflexión. Ambos están nominados esta semana y tendrán que despedirse en la próxima gala.