La edición más extrema de la historia de Supervivientes entra en la recta final. Tras más de 90 días en Honduras, el cansancio está haciendo mella en los concursantes, que se enfrentan a los últimos días de supervivencia visiblemente decaídos y desanimados. Sin embargo, los robinsones han demostrado que saben cómo hacer frente a cualquier adversidad y han conseguido superar otro de los retos propuestos por el capitán Morgan: construir una balsa. Como premio por salir airosos de la misión, el pirata ha obsequiado a los concursantes con todos los ingredientes necesarios para elaborar un desayuno completo, que ha llenado de energía y felicidad a los robinsones, especialmente a Ana María Aldón, quien se ha 'teletransportado' con el inconfundible aroma del café hasta un lugar muy especial: El Rocío.
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Los supervivientes, acostumbrados a las complicadas condiciones climatológicas de Honduras en esta época del año, se han despertado cuando ha comenzado a llover. Tras poner sus pertenencias a salvo, Hugo Sierra se ha encargado de preparar el café para el grupo antes de salir a pescar la comida del día. Momentos antes de degustar la bebida, tanto el ex de Adara Molinero como la mujer de José Ortega Cano no han dudado en acercarse a la olla para olerlo detenidamente. "El café de hoy me ha transportado hasta El Rocío", confesaba Ana María a las cámaras, sin poder disimular su alegría. "Nuevamente, me lleva hasta El Rocío, a esas mañanas que te levantas con tu gente, con tu hermandad, y te tomas un 'cafelito' con poso incluido. Es que tenía el mismo sabor...", ha rememorado con nostalgia la modista, que cada año disfruta de la popular romería.
Rocío Flores analiza su gran cambio físico
Ana María no ha sido la única concursante que se ha mostrado entusiasmada con el regalo del pirata Morgan. "Tenía muchísimas ganas de café y por fin lo hemos conseguido con esta prueba, que ha sido muy bonita. El café nos ha dado un subidón por todo lo que conlleva el café: hacer el café, el olor... Es estupendo y hoy nos ha dado mucha vida", ha dicho Elena. Los robinsones han disfrutado de este pequeño placer, a excepción de Rocío Flores, quien ha reconocido que no le gusta nada esta bebida, una de las más populares del mundo. La hija de Antonio David Flores ha echado una importante cantidad de azúcar a su cuenco para intentar camuflar su característico sabor amargo y no quedarse sin su parte de la recompensa.
Sin embargo, el café no ha sido el único placer del que han gozado los robinsones en las primeras horas de la jornada. El grupo también ha preparado tortitas con la harina, el aceite y la sal que estaban incluidas en la recompensa. Una vez más, el ganador de GH Revolution se ha metido en la 'cocina' para elaborar este manjar, que ha supuesto la inyección de energía y felicidad que necesitan los participantes de Supervivientes 2020 para afrontar los últimos coletazos del programa.