Supervivientes 2020 está llegando a su fin y aunque los verdaderos protagonistas del concurso son los robinsones, Lara Álvarez juega un papel clave para el desarrollo del programa y no solo a la hora de conducir cada conexión, sino también por ser el mejor apoyo para los participantes tanto en los buenos como en los malos momentos que viven durante su estancia en Honduras. La simpatía, la naturalidad, la profesionalidad y la cercanía que tiene con ellos la convierten en una pieza fundamental para que reality sea un programa de éxito. Pero además la evidente complicidad con Jorge Javier Váquez les ha convertido en el tándem perfecto para llevar cada gala a lo más alto. Repasamos cómo ha sido el 'concurso' de la presentadora asturiana, que en esta edición se ha mostrado más humana que nunca.
Después de tantos años viviendo la experiencia al máximo, ha sido la prueba llamada 'El puente de las emociones' la que ha sacado el lado más sensible de Lara Álvarez. En las dos últimas semanas el reto ha ofrecido algunos de los momentos más emotivos de esta edición extrema del programa. Así ocurría el pasado martes cuando les tocaba el turno a Ana María Aldón y a Elena Rodríguez. La dureza del testimonio de la madre de Adara provocaba que la presentadora se derrumbara antes de darle un abrazo que la consolara.
La cercanía de la asturiana con los robinsones ha estado siempre presente a lo largo de estos tres meses de programa. Su capacidad para empatizar con ellos es evidente y esto le ha llevado a ser la perfecta mediadora en algunos de los conflictos que se han vivido en la Palapa. Lara fue la única que consiguió que Fani se calmara en pleno ataque de ansiedad, tras un fuerte desencuentro con Ivana Icardi. Mientras que en otro momento trató de hacer de intermediaria para que Rocío Flores recibiera noticias de su madre, cuando el programa comunicó a los concursantes la situación de emergencia sanitaria que se estaba viviendo por el coronavirus.
El grado de implicación de Lara Álvarez con Supervivientes es tal que no duda en ponerse en la piel de los concursantes comprobando la lucha y el esfuerzo que realizan en las pruebas de recompensa. Precisamente es en estas pruebas en las que también ejerce de nexo de unión entre los robinsones y la organización, y es cuando su poder de convicción queda patente en cada negociación. Así ocurría en la pasada edición cuando Isabel Pantoja se cortaba el pelo, y por eso este año Barranco ha estado concursando en taparrabos durante una semana y Ana María Aldón luce una nueva imagen con el pelo rapado.