El arte siempre ha corrido por las venas de la Casa de Alba y Eugenia Martínez de Irujo no es una excepción. Durante estos días de confinamiento, con más tiempo que nunca para dar rienda suelta a esas aficiones que no requieren más que creatividad y disposivión, ha sacado a relucir su talento oculto para la pintura. A lo largo de estas semanas ha ido compartiendo píldoras de algunas de sus creaciones, hasta que su producción la ha desbordado y no ha dudado en formar un colorido mosaico en el suelo y posar, orgullosa, sentada sobre el.
"Intentando poner un poco de color a este oscuro momento", ha escrito la duquesa de Montoro en referencia a la situación de crisis sanitaria que atravesamo, junto a la original instantánea en la que se puede apreciar su predilección por los motivos vegetales y animales. Sus seguidores han caído rendidos ante el talento de la hija de la duquesa de Alba y muchos incluso escogen sus favoritos. Lo cierto es que está afición por la pintura le viene de familia, ya que su madre también tenía una gran habilidad con los pinceles.
Hace apenas unos días, Eugenia compartía un cuadro que había pintado Cayetana de Alba con tan solo 13 años y que ahora cuelga de las paredes de su casa. Se trataba de un arlequín en tonos azules sentado en actitud pensativa, que su hija ha reproducido en lo que ella ha calificado de "homenaje" a su madre. Aunque en versión reducida, su parecido con el original es asombroso. Es conocido el gusto por el arte de su familia ya que el Palacio de Liria atesora grandes clásicos, pero hasta ahora no habíamos podido comprobar hasta que punto muchos de sus miembros también saben dar vida a un lienzo. Brianda Fitz-James Stuart, sobrina de la duquesa de Montoro, ha hecho de este talento su profesión y se dedica a la ilustración.
Esta afición a la pintura no es nueva para Eugenia Martínez de Irujo. Aunque hasta ahora no había mostrado públicamente el conjunto de sus creaciones, hace más de una década confesó en una entrevista a ABC que la pintura había sido su mejor terapia para superar los malos momentos. Una vía de escape que parece que también está sirviendo para hacerle más llevadera la cuarentena que está pasando en la finca La Pizana, junto a su marido Narcís Rebollo.