Tras tres meses de aventura en Honduras, se puede decir que Ana María Aldón se ha convertido en la auténtica sensación de Supervivientes 2020. La mujer de José Ortega Cano aterrizaba en los Cayos Cochinos siendo una gran desconocida para buena parte de la audiencia del reality. Sin embargo, rápidamente la modista empezó a hacerse notar entre los robinsones y a mostrar un enérgico carácter con el que ha conquistado a un importante porcentaje de los telespectadores. A lo largo de las semanas de concurso, Ana María Aldón ha participado en las distintas labores, ha sido generosa con los compañeros, se ha dejado la piel en las pruebas y ha superado todo tipo adversidades, al igual que el resto de concursantes. Todo sin que nada le arrebate las ganas de continuar en el programa y sin perder el sentido del humor y la alegría que le caracteriza.
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'Polémica' en la familia
Las primeras semanas de concurso estuvieron marcadas por su polémica relación con Rocío Flores, la nieta de su marido. Ana María Aldón no quiso meterse en los enfrentamientos de la hija de Antonio David Flores con otros concursantes, y que fueron especialmente duros en el caso de Yiya. La modista mantenía una buena relación con la exconcursante de Un príncipe para tres princesas y decidió permanecer callada y no dar la cara por la nieta de Ortega Cano. Esta posición de imparcialidad le valió más de una crítica, tanto dentro como fuera de los Cayos Cochinos, y la propia Rocío Flores reconocía estar "decepcionada" con la actitud de Ana María en el programa. Sin embargo, tras una llamada de Ortega Cano en la que mostraba su deseo de que se acercara a Rocío, la actitud de Ana María cambió radicalmente. La hija de Rocío Carrasco y la modista volvieron a convivir en armonía y unieron fuerzas.
Lecciones de valentía y fuerza física
Si algo ha demostrado Ana María Aldón en el concurso es que, además de ser un ejemplo de superación, se atreve con todo. Tanto es así que, en la duodécima gala de Supervivientes, la diseñadora aceptó el reto de raparse el pelo a cambio de tres cocidos. La modista está peleando mucho en las pruebas y disfrutando de la experiencia, gracias a la que descubriendo nuevas aficiones como la pesca. La concursante se ha consagrado como la flamante pescadora de la edición, una tarea con la que ha reconocido estar "obsesionada" y que ha enseñado a Rocío Flores.
No obstante, las ganas de la concursante por estar horas y horas atrapando capturas bajo el mar han provocado que haya tenido roces con otros compañeros, en especial con Hugo Sierra, uno de los grandes favoritos de la audiencia para alzarse con el título de ganador de la edición más dura de Supervivientes.